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Jakob Ingebrigtsen, tras ganar el oro. AFP
El pequeño Jakob cumple el sueño de papá Ingebrigtsen
Europeo de atletismo

El pequeño Jakob cumple el sueño de papá Ingebrigtsen

Con sólo 17 años, el menor de los tres hermanos noruegos gana el tercer oro familiar en 1.500 como antes hicieron Henrik y Filip

Miguel Olmeda

Viernes, 10 de agosto 2018, 23:40

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Anoche llegó el momento con el que Gjert Arne Ingebrigtsen llevaba soñando media vida. Desde que empezó a entrenar al segundo de sus siete hijos, Henrik, en la práctica del atletismo. Tenía condiciones para correr, y aunque él no poseía formación alguna en el deporte, se embarcó en un viaje que tuvo como colofón el Europeo de Helsinki en 2012. Henrik, de 21 años entonces, salió de allí con el oro en 1.500 al cuello. Cuatro años más tarde, en Ámsterdam, Filip Ingebrigtsen se proclamaba campeón de Europa... De 1.500 metros.

En 2018 ha llegado un chico nuevo a la oficina, aunque a decir verdad, se le veía venir. A Jakob Ingebrigtsen le precedía el apellido familiar, pero la precocidad con la que ha quemado etapas en su carrera es digna de estudio. El metodo autodidacta de papá Gjert funciona mejor que nunca. Llegaba a Berlín rodeado de expectación y no era para menos, después de haber corrido los 1.500 metros en 3:31.18 en Mónaco con sólo 17 años.

Jakob es el ojito derecho de su padre, que lleva años exponiéndolo a un ritmo frenético de competición que amenazaba con quemarle. Al contrario, Jakob funciona mejor cuanta más leña lleve el fuego. En Berlín, Filip volvía a ser favorito tras rozar la barrera de 3:30.00 hacía unas semanas, pero una caída en la clasificación le obligó a correr tocado la final de anoche. Sólo pudo finalizar penúltimo, delante del alemán Tesfaye, que pinchó en la última vuelta, como el mediano de los Ingebrigtsen.

En esos últimos 400 metros, Jakob tomó el mando de la acción. Nunca un adolescente había demostrado semejante madurez sobre el tartán. Rompió una carrera lentísima, parecía que favoreciendo los intereses de sus dos hermanos mayores. El podio familiar estaba más cerca que nunca.

Sin embargo, ni Henrik ni Filip aguantaron el arreón de su hermano. Ese a quien empujaron al atletismo cuando se dirimía entre el fútbol y el esquí de fondo. Los tres se ayudan mutuamente en los infernales entrenamientos de papá Gjert en Noruega, en su búnker suizo y en Arizona, donde también se concentran durante parte del año.

Reventados sus dos hermanos, no se intuía rival en la última recta para la zancada de Jakob, destinado a derrocar más pronto que tarde a Fermín Cacho como el blanco más veloz sobre las tres vueltas y tres cuartos a la pista. 3:28.95 clavó el soriano en el crono, y en 3:28.81 dejó Mo Farah tres lustros después el récord de Europa. Tampoco se le resistirá.

Los británicos Wightman y Grice trataron de dar caza sin éxito al pequeño Jakob. El segundo incluso se cayó del podio. La plata se la llevo un ilustre del mediofondo continental como es Marcin Lewandowski, ochocentista de formación. Escuela polaca, garantía de medallas. Como el método Ingebritsen: genética y estajanovismo. No lo dicen los libros, lo dice papá Gjert. Y lo corroboran tres oros.

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