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Miguel Ángel López, único medallista español en Pekín.
Un Mundial redondo... menos para España
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Un Mundial redondo... menos para España

La selección completa una de sus peores actuaciones de la historia con una medalla y un finalista

Fernando Miñana

Domingo, 30 de agosto 2015, 13:54

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El Mundial de Pekín será recordado como uno de los más brillantes. Su exuberancia llega en un momento crítico, cuando se empieza a levantar la alfombra del atletismo y asusta lo que aparece, con la sospecha de que algunos de los últimos campeones alcanzaron la cumbre con la pringosa ayuda del dopaje. Pero en el Nido, un estadio extraordinario para la práctica y disfrute del atletismo, ahí estaban Bolt, Fraser-Pryce, Schippers, Felix, Van Niekerk, Rudisha, Farah, Kiprop, Dibaba, Yego, Taylor, Eaton, Bartoletta, Wlodarczyk y muchos otros para demostrar que hay esperanza.

España apenas ha contribuido. Un campeón imponente en los 20 km marcha, Miguel Ángel López, el único medallista, y dos veteranos que han despertado admiración por ser tan competitivos a su edad: los 36 años de Ruth Beitia y los 45 años de Chuso García Bragado y su récord de 12 participaciones en los Mundiales. La saltadora logró el único puesto de finalista, quinta, y el marchador se quedó a las puertas, noveno.

Poco más. España solo había tenía una actuación tan pobre hace cuatro años en Daegu (una medalla de bronce y dos finalistas). Y solo otra con menor participación (a Pekín han viajado 40 atletas tras la baja por un presunto caso de dopaje de Josephine Onyia), en la primera edición, en Helsinki 1983. Pero más allá de las medallas y del más clemente termómetro del número de finalistas, la temperatura del atletismo español es gélida.

Muchos atletas han tenido una actuación muy por debajo de su nivel. Y como las series y clasificaciones han sido por las mañanas pequinesas, en la clandestinidad de la noche española, la presencia de los integrantes de la selección en las tardes (mediodía en España) ha sido mínima. El telespectador ha podido ver a muy pocos de los suyos.

Ramón Cid, el director técnico de la Federación, no escurre el bulto. Es un hombre reflexivo y ponderado, pero no es ciego y ha calificado la actuación de la selección como muy floja. Y lo más preocupante, la mitad de la gente ha estado claramente por debajo de la expectativas.

Cid tampoco pretende arrasar con todo. Hemos dado peor imagen de lo que es el atletismo español. La clase media no luce y falta aristocracia, explica y, como siempre, ve el futuro con más optimismo. Por detrás asoma una generación de jóvenes atletas muy prometedores que tienen los Juegos de Tokio 2020 en el horizonte. Aunque varios se quedarán por el camino, como siempre ha ocurrido. Y, desde luego, descarta dejadez en los integrantes de la selección pese a que muchos han tenido resultados desoladores. Muchos han acabado llorando o pidiendo perdón, pero nadie ha venido aquí a darse un gran viaje.

El seleccionador también tuvo que mojarse en asuntos de dopaje y, como siempre, fue rotundo. Tendría que haber sanciones de cuatro años mínimo, las actuales (dos años) son una birria. Cid tiene previsto hablar a su regreso con José Ríos, responsable del sector de fondo, y su mujer, la atleta Gema Barrachina, pues ambos salieron en las escuchas recopiladas por el grupo de lucha contra el dopaje de la Policía Nacional que publicó la revista Interviú como presuntos clientes de Antonio Jiménez Penti.

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