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El árbitro señala la victoria de Herbey Martínez.
Una decisión ajustada deja a Carmona sin medalla
Boxeo

Una decisión ajustada deja a Carmona sin medalla

El púgil canario queda así eliminado de la competición tras ser derrotado por el colombiano

emilio v. escudero

Miércoles, 10 de agosto 2016, 02:56

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A veces, con el corazón no basta y a Samu Carmona no le alcanzó con su arma principal para alcanzar una medalla. La ilusión y el coraje del púgil español no fueron suficientes ante un rival más experimentado que supo anteponer la pausa para derrotar al español en la antesala de las medallas.

«¿He perdido, no?», preguntaba Carmona mirando a Rafa Lozano desde el centro del cuadrilátero. Era una pregunta que no necesitaba respuesta y que el propio boxeador sabía de antemano. Acababa de terminar su combate ante el colombiano Martínez y, a pesar de la igualdad de la pelea, en su fuero interno tenía claro que su brazo no iba a ser el que se alzara ganador esta vez.

Fueron unos segundos de incertidumbre que se hicieron eternos para él. La chapa que recorre la grada del Riocentro Arena retumbaba a la espera de la decisión. Es la seña de identidad de esta instalación olímpica que tiembla en cada combate. Sus tribunas de latón transmiten la emoción en cada salto. En cada grito de ánimo. Allí estaba Youba Sissokho, el otro púgil español en Río, desesperado por lo que había visto. Sufriendo por el veredicto que iba a confirmar la eliminación de su compañero. Se «hermano».

El sonido atronador se cortó seco. Silencio interminable al que le siguió lo inevitable. La decisión ajustada de los jueces (2-1) daba como ganador al colombiano, justo vencedor, aunque bien podía haberlo sido Samuel. A esa hora, La Isleta, el barrio donde vive en Las Palmas, se había quedado mudo. Alrededor de la pantalla gigante donde se había seguido el combate solo había gestos de lamento y de orgullo. El mismo que sentía el boxeador español nada más acabar la pelea. «Estoy orgulloso de lo que he hecho. Nadie sabe lo que he tenido que trabajar para estar aquí», aseguraba Carmona, con una mueca en la que se entremezclaba el dolor de los golpes y la decepción por no haber alcanzado la medalla.

A sus 20 años sabe que le quedan puños para rato, aunque el dolor por haber rozado el metal se le colara en las entrañas. «Soy joven y tengo recorrido. Voy a ir a tres Juegos y esto es una lección para mí de la que voy a aprender seguro. Esto acaba de empezar. Cada derrota me hace más grande como persona y como deportista», relataba.

A la pelea, Samu salió sonriente. Había luchado tanto para estar aquí que no podía encarar el combate de otra forma. Confianza pura. Corazón. Así había llegado hasta ahí y así tenía que morir. El colombiano, un pegador muy duro, se hartó de lanzar puños mientras el español aguantaba su momento. Tranquilo. Agazapado. La sonrisa se había borrado ya de su rostro con el primer golpe a la mandíbula, que le dejó tocado.

Se rehízo el canario con una buena combinación. Aviso para navegantes. Se había quitado la tensión. La pelea se enredó entonces. Llovían los puños, a veces sin sentido, buscando un golpe definitivo que decantara cada round. Ninguno de los tres fue claro, aunque la decisión se decantó por el rincón rojo (2-1). «No me hubiera gustado estar en la piel de los jueces. No digo que haya sido injusta la decisión, pero ha estado muy igualada. Podía haber ganado cualquiera», reconocía Rafa Lozano al final del combate. Triste, aunque sin reproches. Confiado en el futuro del boxeo olímpico español, cuyo horizonte es brillante para Tokio 2020.

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