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Simone Biles, durante uno de sus ejercicios.
Biles, en la senda de Comaneci

Biles, en la senda de Comaneci

La gimnasta estadounidense comienza a forjar su leyenda olímpica y, tras conquistar tres títulos mundiales consecutivos, aspira a colgarse cinco oros en Río

Amador Gómez

Lunes, 8 de agosto 2016, 18:57

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Simone Biles ha comenzado a forjar su leyenda en los Juegos Olímpicos. La pequeña gimnasta estadounidense, llamada a ser proclamada reina de Río 2016, ya está en la senda de Nadia Comaneci. Cuarenta años después de que la rumana asombrase al mundo en Montreal-76 con el primer 10 de la historia olímpica. Biles apunta a colgarse en Río cinco oros, lo que ninguna otra gimnasta ha conseguido en unos Juegos. Es la gran favorita en concurso general, salto, barra de equilibrio, suelo y por equipos. Sólo se le podría escapar en las paralelas asimétricas. En el resto de aparatos a la afroamericana se la considera ya intratable.

Comaneci, que conquistó cinco medallas en Montreal (tres de ellas de oro) y cerró su carrera con cinco títulos olímpicos, se convirtió en mito cuando sólo tenía 14 años. Biles tiene 19 y acaba de debutar en unos Juegos, pero después de ser la única con tres títulos mundiales consecutivos en el concurso general y con diez coronas universales, Río se prepara para asistir a la consagración de esta pequeña gimnasta (1,45 metros) que con una descomunal potencia de piernas exhibe expectáculo con ejercicios de máxima dificultad. Biles ha revolucionado la gimnasia y, como símbolo del orgullo de Estados Unidos, incluso la aspirante a gobernar el país más poderoso del planeta, Hillary Clinton, recurre a las redes sociales para felicitar y dar ánimos a esta joven estrella.

Precisamente, Biles ha sido modelada en un gimnasio de Texas tutelado por la mujer del técnico que en su día encumbró a Comaneci, Bela Karolyi. El entrenador que llevó a la gloria a la rumana está convencido de que la explosividad, talento y ritmo que atesora la espectacular Biles confirmarán el relevo. «En aquella época, Nadia fue considerada como la perfección absoluta. Después, a Mary Lou Retton (campeona del concurso individual en Los Ángeles-84) se le vio como una de las niñas maravilla de la historia de la gimnasia, y ahora es el momento de Simone», ha aventurado el veterano técnico, ya retirado, a la cadena ABC. «Jamás vi a alguien con más talento. Nadie la puede batir», ha dicho de ella Retton, otra ídolo de la gimnasia americana que fue coronada en este deporte en los Juegos de su país.

La entrenadora de Biles, Aimee Boorman, destaca que lo que realmente la distingue es que es capaz de aprender un nuevo truco en tres o cuatro días cuando otras gimnastas tardan años en conseguirlo. Y no sólo eso, sino que exhibe perfección en cada ejercicio. Si Comaneci representaba, ante todo, la elegancia en los aparatos, Biles se aprovecha de su capacidad de retención para asimilar nuevos elementos y de su poderío muscular. Físicamente son completamente diferentes y también sobre el tapiz. La seriedad de Comaneci contrasta con la alegría y expresividad de la estadounidense, a quien le gusta atraer las miradas y, sobre todo, divertirse. En su estreno en Río bailó a ritmo de samba en suelo, donde los aficionados quedaron encantados con la potencia de sus saltos y la espectacularidad de sus piruetas.

El cambio de su vida

A Simone Biles, que presume de una acrobacia en suelo que lleva su nombre, un doble mortal en plancha y medio giro antes de aterrizar a ciegas, le encanta arriesgar después de no haberlo tenido nada fácil. Con la madre de Biles y de otros seis hijos golpeada por el alcohol y las drogas, fueron su abuelo y su mujer quienes tuvieron que hacerse cargo de ella, y de una de las hermanas de la gimnasta, cuando sólo tenía tres años. Hasta que fue adoptada, antes debió ser cuidada por los servicios sociales. A los seis años su vida cambió para siempre. Apareció en el gimnasio de Aimee Boorman y desde entonces no se ha separado de su entrenadora, que vio en Biles un diamante en bruto.

Nadie realiza en suelo un ejercicio más complicado que Biles. Precisamente, su debut olímpico fue en este aparato, aunque la estadounidese quizás se guardó lo mejor para la final, al igual que tampoco forzó en barras asimétricas, lo que peor se le da. El oro individual en concurso general está asegurado para ella, y también debe ser así en suelo y por equipos. La lucha por lo más alto del podio también le espera en salto y barra. En las asimétricas, sin embargo, no es la máxima candidata. Pese a su experiencia y palmarés, en su bautismo olímpico también estuvo nerviosa. «Creo que nunca puedes tener la confianza suficiente, porque cuando llega el día no sabes qué pasará. Sólo podemos estar tranquilas y realizar nuestras rutinas como las hacemos normalmente. Nunca puedes jugar a lo seguro», afirmó tras arrasar en la jornada de clasificación, con la primera posición para cinco de las seis finales. El pleno, de momento, sí que parece una quimera, pero los cinco oros son factibles para la genial gimnasta tejana.

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