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Mireia, durante un entrenamientos en Río de Janeiro.
Mireia se estira como nadie
natación

Mireia se estira como nadie

Tras el debut en 400 estilos, la nadadora catalana continúa su desafío con cinco pruebas más, récord en Río

J. Gómez Peña

Sábado, 6 de agosto 2016, 17:44

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A Mireia Belmonte le encanta arreglarse las uñas. Juega con los colores. Y hasta les pone cristales de Swarovski si nota que le dan suerte. Es supersticiosa como tantos nadadores. La piscina es un campo de concentración. Miles de kilómetros semisubmarinos. Gimnasia. Carreras a pie por las cuestas sin oxígeno de Sierra Nevada. Un deporte de sol a sol. Por eso, la coquetería apenas tiene hueco. Se conforma con la uñas. De una vida así ha salido la nadadora más ambiciosa de los Juegos Olímpicos. Tras debutar esta pasada madrugada en la prueba de 400 metros estilos, le quedan otros cinco desafíos. Mireia siempre elige el camino más duro. Nadie a su edad, 25 años, ha sido campeona olímpica. Para eso sufre entrenando y disfruta compitiendo, para ser única.

Hace un año, la tendinitis le bloqueó sus castigados hombros. Notó el peso del trabajo, de la edad, de tantos años remando. ¿Era el final? No. Reconstruyó sus articulaciones y ha llegado a Río como llegó a Londres. Más hecha incluso, más convencida. Se ha negado a reducir su programa. «Vengo a por el oro», repite la nadadora catalana, doble medallista de plata en Londres 2012. A por todo. Tras el debut en 400 estilos, ahora le tocan los 400 metros libre. Y después los 200 estilos y 200 mariposa. Más el relevo 4x200 y el broche con los 800 metros libre. Todo un océano olímpico por delante. En alguna de esas orillas, Mireia Belmonte quiere recoger más medallas.

Si todo le saliera bien, acumularía 14 competiciones en menos de una semana: 4.800 metros de agua. Un desafío colosal. Nadie se ha atrevido a cargar con tanta piscina. Ella, que se entrena al ritmo implacable de un triatleta y que vive concentrada en la altitud de Sierra Nevada, se siente capaz de asumir el riesgo de que se le acumulen las semifinales y las finales de 200 estilos, 200 mariposa y el relevo.

Pasada la primera etapa, le viene ya la segunda, el 400 metros libre. Saltará con la tasa en los músculos que dejan los 400 estilos, la prueba agónica, la más difícil de entrenar, la que más castiga. En la tercera cita de Mireia con la piscina de Río, los 200 estilos, sus opciones parecen bajas. Su carta más favorable son los 200 mariposa. «Si Mireia mejora y nada en 2m.03s será oro», vaticinó su entrenador, Fred Vergnoux. Al final de su tremendo programa le espera la cita de mayor aliento, los 800 metros libre, una de sus platas en Londres. El oro parece adjudicado para la versión femenina de Michael Phelps, la estadounidense Katie Ledecky. Ahí terminará Mireia su maratón de Río. En Tokio 2020 tendrá 29 años. No descarta estirarse hasta Japón.

«Cuando disfrutas es cuando mejor te sale», dijo días entes de volar hacia Río. Ha sufrido cuatro años, desde Londres, para disfrutar esta semana en Río. Comparte lema con Simeone: «Día a día». Seis. Sólo la húngara Katinka Hosszu, un portento, hará también seis pruebas, aunque más cortas. Ledecky se bañará en cuatro. La estadounidense y Hosszu son dos de las estrellas esperadas en la piscina. Mireia no aparece tanto en los pronósticos de los grandes medios internacionales. Su edad y la lesión en los hombros de 2015 que le apartó del Mundial apagaron el foco sobre ella. «Pero no tiene nada que ver los que dice el ránking con lo que luego pasa en la competición», avisa la nadadora española. Se siente con hombros de sobra para sostener su desafío. Y para que sus uñas pintadas arañen el metal del agua de Río.

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