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Un punto para cada uno y nadie descontento. La Virgen y La Bañeza disputaron un vibrante duelo que se resolvió con un empate que no dejó con mala cara a ninguno de los dos equipos, que tuvieron sus opciones para ganar.
La Virgen
Dani; Pablo Suárez, Negral (Christian, min. 55), Fran, David; Porfirio, Matos; Esaú, Gagyk (Jesús, min. 75), Sergio; Dani Alonso (David Blanco, min. 86)
1
-
1
La Bañeza
Kuni; Sergi, Miguel, Pablo, Sergio Fernández; Rober, Mateo (Fidalgo, min. 89), Albertín; Christian (Zarfan, min. 86), Pablo Martínez, Richi (Sampedro, min. 62)
GOLES 1-0, min. 58 Matos. 1-1, min. 68, Pablo Martínez
ÁRBITRO Domínguez Zapatero (Colegio Leonés), asistido por Mirantes Gutiérrez y Vicente Andrés. Mostró amarilla a David, Fran y a Dani Alonso por parte de La Virgen y a Rober y a Mateo por parte de La Bañeza
Como en cualquier derbi, y más aún en uno con cierta necesidad, la tensión era palpable. Los dos conjuntos salieron con ciertas reticencias al césped de Los Dominicos, donde se repartieron el dominio del encuentro, sin que ninguno de los dos contendientes tuviera, con certeza, la manija del choque.
Tardó en llegar la primera ocasión, fruto del respeto que se tienen ambos equipos. Fue La Bañeza quien estuvo cerca del gol en primer lugar. Pablo Martínez dispuso de un mano a mano con Dani que el meta local envió a córner.
Este episodio hizo reaccionar a los de Roberto Carlos, que en los minutos finales de la primera mitad fueron mejores y rozaron el gol en una acción a balón parado que Miguel, defensa de La Bañeza, despejó bajo palos.
En la segunda mitad se produjeron todos los capítulos del partido que no tuvieron lugar en la primera mitad. Salió mejor La Virgen, presionante e intensa, llegando al área rival con cierta facilidad. La Bañeza paró el juego local con faltas, pero no evitó el tanto verdiblanco, por medio de Matos.
Esta situación espoleó a los morados, que dieron la vuelta al partido. Fueron ellos quienes mandaron, quienes cargaron de tarjetas a su rival y quienes, diez minutos después, empataron por medio de Pablo Martínez.
Ambos habían demostrado que tenían armas para hacer daño al rival y ambos habían comprobado que podían sufrir. Por ello, decidieron dejar las hostilidades, el ritmo de juego bajó y ambos dieron por bueno el punto.
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