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Casemiro y Messi, durante el clásico de Miami. Edu Bayer (Efe)
Pulso firme durante 90 minutos
Real Madrid

Pulso firme durante 90 minutos

Zidane prepara la ida de la Supercopa de España con el objetivo de evitar los errores de salida que marcaron el clásico de Miami y el desfondamiento final que pudo costar un disgusto en Skopje

Óscar Bellot

Madrid

Viernes, 11 de agosto 2017, 00:44

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Con el primer título de la temporada ya en el bolsillo y sin casi tiempo para el respiro, Zinedine Zidane prepara en Valdebebas la visita al Camp Nou de este domingo con dos referentes a evitar: la falta de intensidad con que saltaron sus futbolistas al césped del estadio Hard Rock de Miami a finales del pasado mes de julio y que les situó dos goles abajo cuando sólo habían transcurrido siete minutos de partido y el desfondamiento de la última media hora en el Estadio Nacional Filipo II de Skopje que a punto estuvo de costarle el empate de no resolver Keylor Navas el mano a mano con Rashford en la recta final del choque. Concentración desde el minuto 1 y dosificación de esfuerzos para que el intenso trabajo a las órdenes de Antonio Pintus durante la gira por Estados Unidos no pase factura ante las huestes de Valverde son mandatos que se antojan capitales para salir del coliseo azulgrana con buenas opciones de rematar la faena en el Santiago Bernabéu.

La caraja de Miami, asumible en un amistoso, fue sin embargo difícil de entender estando enfrente quien estaba. Más aún cuando Zidane dispuso un once muy similar al que posiblemente alineará el domingo. Kross, lesionado, y Cristiano Ronaldo, todavía de vacaciones, fueron las únicas ausencias del equipo tipo, con Asensio y Kovacic como recambios. Precisamente los dos futbolistas que salvaron la imagen del conjunto blanco con sendos tantos que pusieron las tablas en el marcador hasta que Piqué, aprovechando un despiste de la zaga, anotó el tercero del Barça cuando se contaban cinco minutos de la segunda parte.

Messi, picándole el balón a Keylor Navas tras romperle la cintura a Modric, había abierto la cuenta culminando una triangulación de la que también participaron Aleix Vidal y Busquets y a la que asistieron como meros espectadores los futbolistas blancos. Rakitic, embocando un pase de Neymar que no supo golpear Luis Suárez, puso el segundo después de que primero Varane y después Marcelo fueran incapaces de desbaratar la acción.

El Madrid, nuevamente, vio penalizada su mala entrada al campo. Un problema que ya lastró a la escuadra merengue el año pasado. De los 41 goles que encajó en su camino hacia el título de Liga, seis los recibió en el primer cuarto de hora de partido. Otros ocho se los endosaron sus rivales en el intervalo que va del minuto 46 al 60. Catorce dianas, el 0,34% del total, fueron el peaje que hubo de pagar la escuadra de Zidane por no salir con la guardia alta y que obligaron en más de un caso a épicas remontadas.

Dosificación de esfuerzos

Más comprensible, aunque igualmente peligrosa, fue la falta de fuelle que exhibió el campeón de la Champions ante el Manchester United este martes. Avisados por el precedente de Miami y sabedores de que el equipo británico trataría de contrarrestar su inferior calidad tirando de despliegue físico, los once escogidos por Zidane subieron las líneas de presión y empujaron a sus adversarios hacia las inmediaciones del marco de De Gea. Capital resultó en esa estrategia Casemiro, mucho más ofensivo de lo que acostumbra y que ya había estrellado un balón al larguero minutos antes de hacer saltar el cerrojo a pase de Carvajal, que había llegado en una posición más propia de un volante que de un lateral. El tanto de Isco al poco de comenzar la segunda parte parecía dejar sentenciado el choque. Pero el United replicó pronto por mediación de Lukaku y se lanzó a tumba abierta hacia la portería de Keylor Navas. Modric y Kroos empezaron a quedarse sin resuello e Isco, el centrocampista de más endeble aguante, pagaba el sobreesfuerzo a que se veía obligado para tapar espacios tras comandar la ofensiva del Madrid.

Zidane temió que por ahí pudiera escapársele la victoria y optó por retirar al malagueño y a Bale para introducir a Lucas Vázquez y Asensio, dos purasangres que asumieron la labor de ayudar a Carvajal y Marcelo a sellar las bandas, especialmente la del canterano, por la que percutía Rashford. El gallego incluso tuvo ánimos para escoltar a Cristiano Ronaldo cuando el portugués decidió seguir con su puesta a punto regresando al terreno de juego para marcarse unas carreras una vez concluida la celebración por la Supercopa conquistada.

Absoluto dominador de la primera hora, el Real Madrid pudo echar por la borda el trabajo realizado en la última media. En el Camp Nou y ante un Barça deseoso de demostrar que la fuga de Neymar no ha disminuido su poderío, no habrá margen de error. Valverde, en su estreno oficial en el banquillo culé, ambiciona ganar la partida táctica a Zidane, que no podrá contar con Modric por la sanción que arrastra el croata desde la Supercopa de 2014. Kovacic, el más lúcido en Miami junto a Asensio, se perfila como sustituto de su compatriota, sin descartar a Ceballos. Podría acudir también Zidane a las rotaciones que tan buen resultado le dieron el curso pasado. Pero, con plan A o B, la entrada y salida del choque se perfila como crucial.

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