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Moi Gómez, durante el partido.
El Getafe nunca creyó en la salvación
JORNADA 38

El Getafe nunca creyó en la salvación

El equipo madrileño vuelve a Segunda división tras una década en Primera después de caer en el Benito Villamarín en un partido pésimo de los de Esnáider

Luis F. Gago

Domingo, 15 de mayo 2016, 02:59

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El Getafe estará la temporada que viene en Segunda tras fracasar estrepitosamente en tierras Sevilla. Perdieron los getafenses ante el Real Betis. Nunca encontraron el camino hacia el gol y, por tanto, hacia la permanencia. Sin tensión ni juego, el Getafe se dejó llevar desde el primer minuto por lo que sucedía en otros campos, pese a que era el único que dependía en exclusiva de sí mismo. Un tanto en la segunda parte de Pezzela y un penalti inventado por Gil Manzano que convertiría Rubén Castro condenaron al Getafe al infierno de la Segunda.

Los verdiblancos sumaron la pasada jornada en Eibar el punto que le valía para asegurar matemáticamente la permanencia (1-1) y ahora se despide del curso ante su afición en un ambiente festivo. Esta semana se anunció la contratación del uruguayo Gustavo Poyet como entrenador de la próxima temporada, por lo que Juan Merino, quien se hizo cargo del equipo mediada la campaña al subir desde el filial tras la destitución de Pepe Mel, dirigirá el último encuentro de la primera plantilla.

El entrenador getafense, Esnáider, le dijo a los suyos que jugaran con la calma necesaria y sin prisas. Empero, quizá esa excesiva falta de tensión fue la clave en negativo para el Getafe. Solo Pedro León fue capaz de inquietar a la debilitada defensa del Real Betis en jugadas aisladas que acababan sin acierto de Stefan o bien en ocasiones desperdiciadas ante la pasividad de Dani Giménez. Frente a estas jugadas aisladas y con poco desarrollo del juego, los béticos solo fueron espoleados por su público de cara a hacer un papel final de Liga digno.

Es de sobra conocida la amistad eterna entre las aficiones del Betis y el Sporting, por lo que en el Benito Villamarín incluso se pitó a sus hombres para que no se durmieran e intentar echar una mano a sus compañeros asturianos. El mensaje fue recibido a pie de campo. Quizá con demasiado ímpetu por alguno futbolistas béticos como Dani Ceballos que se dedicó a burlarse de los hombres getafenses con caños y jugadas que sobraban ante un equipo que ya era de Segunda. Su escasa empatía se la reprochó Emi con una patada que le costaría la expulsión. Un final triste para un equipo sin alma en Sevilla.

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