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Varios futbolistas de Georgia celebran su gol ante España.
España convierte a Georgia en la pequeña Suiza
AMISTOSO

España convierte a Georgia en la pequeña Suiza

Se adornó en exceso en su último ensayo sin ponerle intensidad al encuentro y recibe un gol en un error defensivo

Rodrigo Errasti Mendiguren

Martes, 7 de junio 2016, 23:03

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El amistoso ante Georgia no fue la prueba esperada. Un ensayo general fallido, que deshincha el globo de la ilusión generado tras una buena semana en Austria. España confió demasiado en su superioridad técnica, en que la calidad que posee fuera suficiente para tumbar a un rival que venía de llevarse ocho goles en sus últimos partidos ante Rumanía y Eslovaquia. Contra todo pronóstico, venció en suelo español. Caer ante los suyos no es habitual en la era del Bosque. De hecho, es algo que no sucedía desde noviembre de 2014 ante Alemania.

Y eso que su seleccionador, el eslovaco Weiss, incluso se daba por satisfecho con no caer goleado pero presentó lucha a base de orden. Colocó a los suyos en 4-1-4-1, con las líneas muy juntas que dificultaban la circulación de España e impidiendo cualquier pase por dentro. 'La Roja' fue muy superior pero generó pocas ocasiones para tanta posesión y además falló estrepitosamente cuando estuvo cerca del área. El cuerpo técnico seguro que sacó conclusiones, quizá más que en el desequilibrado duelo ante Corea del Sur, de las que aprender para el debut ante República Checa el día 13 en Toulouse.

La afición se acostó con más dudas que certezas. Viendo la alineación la motivación de los presentes estaba en ver cómo rendían Lucas y Nolito en bandas y si De Gea estaba preparado para el reto. La respuesta a la última cuestión parece obvia viendo su trayectoria en el Manchester United y un duelo ante la 137 del ránking FIFA no debería variar la opinión que tuviese el seleccionador. Fue una noche rara para él ya que apenas tuvo que intevenir y se pasó la mayor parte del duelo solo. Saltó el segundo, detrás de Sergio Ramos con el que bromeó antes de los himnos nacionales. Jugó de amarillo, un color que no suele llevar en la Premier. Fue ovacionado cuando se acercó a la portería. En el 19' tuvo que sacar de puerta. Y veinte después sacó una pelota de su portería ante el asombro general.

Un error en el pase de Jordi Alba provocó una contra que recordó un poco a aquel gol absurdo de Suiza en Sudáfrica en 2010, ante otra selección rocosa vestida de blanco y pantalón rojo. Nadie replegó, solo un Piqué al que algunos volvieron a silbar, que se lanzó al suelo. La pelota quedó muerta entre su cuerpo y el centro chut le llegó de modo perfecto a Okriashvili que la remachó a la red en posible fuera de juego. Más allá de que lo fuera o no, lo normal es que lo sucedido sirva para poner en vídeo la mala gestión de la jugada post pérdida de Sergio Ramos. Ese tanto hizo recordar la importancia de que Busquets tenga una ayuda en el medio, razón por la que Del Bosque medita el doble pivote, en especial cuando los laterales son antiguos extremos reconvertidos a zagueros.

Lucas, debutante 70

Antes de eso Lucas Vázquez había mostrado sus virtudes: llegando a la banda y poniéndola al área. Una de esas pelotas la cabeceó Aduriz junto al poste mientras la afición hacía la ola, que suele ser síntoma de que la gente se aburre con lo que pasa en el césped. Sólo un chut de Thiago al palo, hizo chillar más a la afición española (que llenó el campo una vez comenzó el partido cuando algunas de las puertas quedaron abiertas) que a un centenar de georgianos presentes en la grada. Tampoco acertó España a balón parado y eso que sorprendió con un córner en corto que Thiago puso al área y tras peinar Piqué no remachó Ramos sobre la línea. Se llegó al descanso con la sensación de que faltaba ritmo, que sobraba algo de desgana y la insistencia por los pases horizontales.

En el segundo acto tocaba ver si España está preparada para la Euro, donde posiblemente tenga que afrontar duelos a contracorriente. Optó el seleccionador por tirar de Iniesta y Koke por Cesc y Thiago, más efectistas que efectivos y que no lograron cambiar el anodino ritmo que impusieron en la medular. Además, concedió descanso a Juanfran y Ramos para apostar por Bellerín y San José. Mejoró el asunto, con más velocidad en la circulación y algún intento lejano sin mucho tino. En un córner Revishvili chocó con Busquets. El meta georgiano se tuvo que ir lesionado y el catalán se quedó con una brecha en la cabeza. España vivía en campo ajeno ante un rival atrincherado que, como Suiza hace casi seis años en Durban, la pegaba en largo sólo para tomar aire. Vestidos igual que los helvéticos, alguno tuvo sensación de 'deja-vù'.

Silva, al que una alergia había tenido tocado estos últimos días en Madrid, compareció por Lucas Vázquez, que fue de más a menos. En la media hora final el asunto se animó al ritmo de Iniesta y Silva. Alba marró en el área pequeña, Nolito rozó el palo y ni la conexión canaria cuando compareció el bullicioso Pedro evitaron una derrota en suelo nacional tras casi año y medio de la última. Para los más puristas este partido quedará en el recuerdo por un momento: cuando Cesc sacó del centro de campo hacia atrás, con Lucas y Aduriz pegados junto a la línea como si fuesen un doble interior derecho. Cosas de las nuevas normas FIFA.

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