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Los jugadores de la Cultural aplauden a su afición a la conclusión del encuentro.
¿Por qué fue mejor la Cultural?

¿Por qué fue mejor la Cultural?

De la Barrera le gana la partida a Manolo Herreto | El técnico culturalista sorprende con su once inicial y logra desactivar a la Ponferradina, que comienza a sentir la presión

rubén fariñas

Sábado, 27 de agosto 2016, 13:54

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La llegada de Rubén de la Barrera al banquillo de la Cultural y Deportiva Leonesa parece la mejor noticia del verano para el equipo de la capital.

El entrenador gallego dio en la tecla correcta con el once que saltó al terreno de juego del Toralín. La llegada a última hora del transfer de Gianni favorecía su inclusión en el equipo inicial y aquí se empezó a fraguar el éxito.

Con un esquema diferente, cinco defensas y cinco hombres de ataque, la Cultural maniató a la Ponferradina y controló el juego durante 80 minutos.

Tres centrales

Los tres centrales se mostraron seguros y contundentes durante la totalidad del encuentro y solo una pequeña brecha, en el tanto de la honra local, fue el lunar a una noche perfecta.

Por su parte, el equipo berciano no encontró el buen camino salvo en los últimos minutos, cuando tiró de casta para encerrar a la Cultural. No funcionaron las líneas, ninguna, y la superioridad fue manifiesta. Los centrales se mostraron lentos en todo momento, siendo superados una y otra vez por las balas leonesas.

Los cambios de Manolo Herrero en el descanso, uno de ellos por lesión, no cambiaron el decorado del partido.

El ataque

El ataque de los leoneses parecía de una categoría superior. Lo preparado por Rubén de la Barrera durante la semana funcionó a la perfección y Gallar, Benja, Julen y Mario Ortiz se deshacían con suma facilidad de la zaga local.

En la Ponferradina pocas cosas funcionaban. El técnico blanquiazul decidió mover fichas en el descanso, dejando a Menudo en la caseta y dando entrada al campo a Pastrana, pero el panorama no cambió. Los deportivistas se mostraron incapaces de parar las acometidas culturalistas.

Los jugadores locales parecieron descolocados en todo momento, fuera de lugar, y eso les llevó a cometer imprecisiones en el pase poco comunes en hombres de su nivel.

El paso de los minutos, y los goles blancos, presionaban aún más a un equipo que careció de personalidad en casi la totalidad del partido.

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