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No bastó con una imagen brillante en defensa, con un coraje tremendo en ataque y con una intensidad altísima. Un gran Abanca Ademar cayó 25-23 en Polonia ante el Wisla Plock en un partido que cambió en el minuto 47 con la exclusión de Fede Vieyra y los leoneses esperarán una carambola en la última jornada para avanzar de ronda en Europa.
Una 'final'. En noviembre. Pero una 'final'. Por ello, el Abanca Ademar salió con el 'cuchillo entre los dientes', dando más del 100%, dejándose la vida en cada balón. Y, sobre todo, en defensa. Proteger bien su meta era el pasaporte al éxito, a la esperanza, a la 'machada'.
Orlen Wisla Plock
Morawski (p), Mihic (2), Sulic (1), Obradovic, Zabic (2), De Toledo (7), Mlakar – sieite inicial – Daszek (5), Krajewski (1), Racotea (4), Moya (3), Zdrahala, Wichary, Piechowski, Borbely (ps), Tarabochia
25
-
23
Abanca Ademar
Slavic (p), Mario López (6), Vieyra (5), Pesic, Simonet (1), Mosic (2), Jaime Fernández (1) – sieite inicial- Biosca (ps), Juanín, Carou, Rodrigo, Ligetvári (4), David Fernández, Juanjo Fernández (2), Acacio (2), Gonzalo
PARCIALES 2-2, 3-3, 5-4, 6-7, 8-9, 9-10 (descanso), 10-11, 12-14, 15-17, 18-19, 21-19, 25-23 (final)
ÁRBITROS Boris Mandak y Mario Rudinsky (SVK). Excluyeron a Zabic, Racotea y a Sulic (2) por parte del Orlen Wisla Plock y a Mosic (2) y a Carou por parte del Abanca Ademar. Expulsaron con tarjeta roja a Vieyra, del Abanca Ademar.
Con ataques largos y pacientes, los maristas querían desesperar a Wisla Plock, encontrar rendijas hacia el gol, fatigar a los jugadores polacos. En defensa, la intensidad y el contacto eran el arma de un Abanca Ademar que optó por los reflejos de Slavic en vez de por la seguridad de Biosca. Esa era la apuesta de Guijosa.
El partido fue igualadísimo. Comenzó mandando el Abanca Ademar con una exigua renta de un gol. No era capaz de alargar más su ventaja, que acabó dando la vuelta Wisla Plock en unos minutos de inspiración de su portero, Morawski, adivinando los lanzamientos de la primera línea leonesa.
Los locales no aprovecharon las dos exclusiones de Mosic que, pese a ser de lo más destacado en ataque en el cuadro leonés, estaba ciertamente sobrerrevolucionado. El Abanca Ademar supo agarrarse al partido, ponerse todavía más el 'mono de trabajo' en defensa cuando se producía esta situación de inferioridad, y no dejar que su rival se escapara.
Con igualdad, el Abanca Ademar volvió a dar la vuelta al marcador. El juego paciente de los de Guijosa, ese estático largo y elaborado, sacaba de sus casillas a los de Xavi Sabaté, que en varias jugadas mostraron signos de precipitación y desesperación: el plan leonés no estaba yendo mal.
Lo cierto es que los maristas tuvieron hasta tres ocasiones en el tramo final de la primera mitad para irse con dos goles de renta. Pero no fueron capaces de aprovecharlas, ni siquiera jugando en superioridad numérica. La igualdad no se quería perder este partido, vital y capital para el futuro en la Liga de Campeones de ambos conjuntos.
La sequía marista de más de cinco minutos en ataque coincidió con unos grandes minutos en defensa o, más bien, una prolongación del excepcional trabajo sin posesión. Los polacos solo pudieron empatar y, en la última jugada de la primera parte, Mario López, con una definición estelar, dejó el marcador inclinado de lado leonés al descanso.
En el inicio de la segunda mitad, Guijosa sacó al 40x20 su 'as bajo la manga'. Ligetvári entró en juego y todos lo notaron. El Abanca Ademar, con cuatro goles del húngaro en los primeros minutos de la reanudación, lograron estirar el marcador, que se fue hasta los tres tantos de renta.
Mientras tanto, Slavic y la defensa estaban consiguiendo detener al ataque polaco, facilitando que el Abanca Ademar avanzara hacia la victoria. Lo cierto es que la defensa estaba funcionando como un reloj de precisión, como una muralla infranqueable, pero la fatiga se hizo notable con el paso de los minutos y Wisla Plock comenzó a anotar con cierta facilidad.
Haciendo la 'goma', pero mandando en el marcador, el Abanca Ademar aguantó este envite. Los maristas consiguieron mantener la renta entre el gol y los tres de distancia, completando un partido coral. Todo se vio interrumpido cuando se superaba el ecuador de la segunda mitad y Fede Vieyra, en una acción sobre Racotea, vio la tarjeta roja.
Esto cambió el partido. Los ataques maristas no fueron tan seguros y la defensa sufrió. Los polaos igualaron el partido y lograron darle la vuelta, con la primera renta superior a dos goles para el Wisla Plock a falta de cinco minutos para el final.
Lo intentó el conjunto marista que, fiel a su ADN, no se rindió. Llegó a colocarse a uno a falta de dos minutos para el final, pero un gol de Toledo y una pérdida en ataque fueron la condena definitiva. La dignísima imagen del Abanca Ademar, especialmente en defensa, no fue suficiente para ganar aire y vida en la Liga de Campeones. Los maristas cayeron, con honor y orgullo, en Plock, y ahora deben ganar a Elverum y esperan una sorpresa para seguir adelante en Europa.
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