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Sin defensa no hay éxito. Una y otra vez, Rafa Guijosa se ha encargado de transmitir este mensaje, tanto de puertas para adentro como hacia el exterior. Y este sábado, el balonmano le ha dado la razón en un partido nefasto a nivel defensivo del cuadro marista, en el que han caído 36-30 ante Logroño.
Ciudad de Logroño
Hernández (p); Muñoz (5), Garciandia (10), Cadarso (1), Sánchez-Migallón (2), Kusan (5), Ilic (6) – siete inicial – Romeo (ps), Balenciaga, Scott, Fekete (1), Moreira, Kukic (4), Del Arco (2), David Cadarso, Ramos
36
-
30
Abanca Ademar
Biosca (p); Mario López (3), Vieyra (4), Simonet (3), Mosic (4), Pesic (1), Jaime Fernández (1) – siete inicial – Slavic (ps), Juanín, Rodrigo, Ligetvári (6), David Fernández (2), Acacio (4), Gonzalo (2), Robles
parciales 2-3, 5-6, 8-8, 11-10, 14-12, 18-15 (descanso), 21-18, 23-22, 27-26, 30-28, 34-29, 36-30 (final)
ÁRBITROS Peñaranda Ortega y Yagüe Moros. Excluyeron a Kusan, Cadarso y a Ilic por parte de Logroño y a Acacio, Jaime Fernández y a Ligetvári por parte del Abanca Ademar.
El rendimiento de la defensa era una de las incógnitas para Rafa Guijosa, con la baja de dos de sus principales activos en esta tarea, Carou y Juanjo Fernández. Y el Abanca Ademar les echó de menos, pero planteó un partido de intercambio de golpes a Logroño.
Pese a todo, la zaga marista comenzó a buen nivel. Un 0-2 de inicio dieron esperanzas a un cuadro marista que rápidamente vio como los locales igualaron el marcador. En este momento, el choque pasó a estar increíblemente equilibrado, con rentas exiguas para ambos conjuntos.
Durante los primeros diez minutos mandaba Ademar, con la defensa rindiendo a un nivel aceptable. La primera línea, en ataque, estaba atrevida, decidida y acertada, y sólo los errores en algunos contraataques privaron a los de Guijosa de romper el partido.
En el ecuador del primer tiempo, Logroño logró colocarse por delante. El ritmo estaba siendo altísimo, con una circulación de balón fugaz y ataques, en muchas ocasiones, velocísimos. Esto propició unos marcadores abultados, con muchos goles en ambas porterías.
Logroño afianzó su renta de dos goles en el tramo final de la primera mitad para romper ese clima de igualdad. Lo cierto es que Sergey Hernández y la defensa local lograban parar, por momentos, al ataque leonés, pero Guijosa no encontraba la fórmula para frenar la sangría de goles en contra, ni siquiera con un cambio en portería.
El partido se fue al descanso con la máxima ventaja para Logroño, de tres goles, lo que obligaría al Abanca Ademar a hacer un gran esfuerzo en la segunda parte.
Saltó bien a la cancha el Abanca Ademar en la reanudación. Los maristas lograron responder al buen final de primera mitad de los riojanos con mayor solidez en defensa y un gran acierto en ataque. Las rentas se iban estrechando cada vez más y los leoneses creían en la remontada.
La línea ascendente marista alcanzó su culmen con el empate. En torno al minuto 10 de la segunda mitad, los de Guijosa pusieron la igualdad en el marcador. En este momento, el buen nivel defensivo se rompió y se vivió un episodio que ya se había visto en la primera mitad: un intercambio de goles en el que los ataques estaban muy acertados y las defensas no lograban detener ninguna ofensiva.
Esto tenía un gran peligro para el Abanca Ademar ya que, en el momento que fallara, el partido podría irse. Y así sucedió. Logroño fue capaz de romper esta tendencia y anotó un parcial de 3-0 que les puso con cuatro goles de ventaja.
Este fue el final del partido para un voluntarioso Ademar que echó mucho en falta sus dos pilares defensivos, Carou y Juanjo Fernández, sin los que no pudo frenar al torrente ofensivo franjivino.
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