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En la plaza Torres de Omaña, entre antigüedades, radios viejas y una cocina de leña a la vista, late el alma de La Trébede, una Taberna-Anticuario que cumple veinte años conquistando paladares con su tapa estrella: el picadillo.
Pero no es cualquier picadillo. Es el que Jesús González Marcos comía de niño en casa de su abuela, en Puebla de Lillo, donde empezó a forjarse una receta que hoy es patrimonio emocional y culinario.
«Sabía que tenía algo especial», recuerda Jesús. Después de años en Madrid, decidió volver a León, cansado del ritmo de la capital. La vuelta supuso también una recuperación de sus raíces: su familia, su tierra y el sabor de la infancia. «Me explotó la cabeza en Madrid y decidimos volver todos. Entonces apareció este local y supe que era aquí».
El bar ocupa parte del antiguo Palacio del Cardenal Lorenzana, un edificio del siglo XVIII lleno de historia, ahora transformado en un lugar lleno de personalidad y objetos con alma. Pero lo que de verdad atrapa es el picadillo.
La receta, reconstruida a través de la memoria familiar y con la ayuda de una carnicería local, mantiene el toque exacto gracias a un tipo especial de pimentón y una elaboración pausada. «Yo lo guiso, pero ellos lo preparan. No tengo instalaciones para manipular carne cruda», explica Jesús.
En La Trébede, si pides una caña, la primera tapa siempre será picadillo con patatas. Y aunque hay más opciones: queso, cecina, bravas e incluso una ensalada de col para quienes no comen carne, el picadillo sigue siendo la joya del menú. Solo un sábado, pueden llegar a servir más de 30 kilos de carne y 20 de patatas.
«La clave es el cariño. Nada más. Eso es lo que tengo metido en la cabeza», afirma Jesús. Ese cariño ha sido suficiente para mantener fieles a sus clientes de diario y atraer cada fin de semana a visitantes de Madrid, Galicia, Asturias o el País Vasco.
Veinte años después de abrir sus puertas, La Trébede sigue siendo un refugio de autenticidad en pleno centro de León. Un sitio donde los sabores del pasado siguen vivos, como una buena historia que no se olvida.
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Abel Verano
Fernando Morales y Álex Sánchez
Sara I. Belled y Jorge Marzo
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