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Antiguo edificio de Correos y Telégrafos, en la Plaza de la Regla. Noelia Brandón

Cien velas por un desafío

El reto no era menor, el concurso de ideas fue controvertido y los requistitos totalmente contradictorios, pero el arquitecto Cárdenas pudo finalmente levantar hace un siglo el antiguo edificio de Correos y Telégrafos en la Plaza de la Regla

nacho barrio

León

Domingo, 22 de abril 2018, 20:28

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Es un lunes más en la vida. En la Plaza de la Regla, un grupo de niños no para. Corren, gritan, juegan con el balón y provocan la llamada de atención continua de sus padres, que evitan que el lío que están montando los críos interrumpa la tertulia.

La charla surge a la sombra de un edificio hacia el que suele ir la mirada una vez se ha contemplado la Catedral de León. Es un secundario de lujo que guarda una historia, cuanto menos, controvertida. Y este año cumple cien.

Las primeras del Siglo XX eran décadas de cambio en el mundo moderno. La no intervención de España en la I Guerra Mundial ayudó al país a hacer negocio con el episodio bélico y a no sufrir los desastres que conlleva participar en un conflicto armado.

En ese negocio entró de lleno la producción masiva de carbón y, los ingresos generados llegaron a la capital de la mano de un fervor constructivo que animaba a componer el paisaje urbano.

En ese momento, España fija el servicio de Correos y Telégrafos, levantando los edificios que albergarían las oficinas. «En León, el situado en la Plaza de la Regla es un edificio nuevo porque antes no existían, hay que crearlos para el servicio y no existen precedentes», comenta a los pies de la Catedral el arquitecto Eloy Elgorri.

En la conversación, explica que «se trata de un edificio dubitativo perteneciente a una época en la que los arquitectos no sabían muy bien qué hacer». Paradójicamente, cuando se convoca el concurso para diseñar y construir el de León «las bases dicen que hay que hacer un edificio historicista, lo que es en cierto modo un contrasentido, porque es para un fin novedoso».

Un concurso controvertido

Y con el concurso comenzaría la curiosa historia de esta casa de Correos. «Fue convocado con muchas condiciones y hubo dificultades para convocar al jurado, ya que tenía que contar con nueve miembros de los cuales cuatro tenían que ser arquitectos y no había tantos en León», comenta Eloy Elgorri.

La solución pasó por convocar al arquitecto Amós Salvador, que estaba emparentado con una mujer de raiz leonesa. Después de todo el proceso, que fue largo, sólo se presentó un proyecto, que fue el de Manuel de Cárdenas, ganador por no haber competidores. Cárdenas vívía, como León, un momento profesional es de cambio. «Los proyectos que le catapultan como arquitecto son posteriores, como la Casa Ciriaco, por lo que su obra en esa época está balbuceando». Salvado el concurso en 1912, tocaba construir, en una obra que duró seis años.

Las características

El visitante y el leonés se habrán fijado en el detalle. «Este edificio tiene mucho que ver con Botines en sus acabados, se utiliza una sillería almohadillada con aspecto rugoso, que era algo bastante novedoso», explica el arquitecto. Bebiendo de varios estilos, el edificio «tiene algo del modernismo de Gaudí centrándose en el historicismo, como si fuera una elaboración a posteriori de los edificios antiguos, con motivos como el torreón que remiten al pasado».

El reto, el gran reto, estaba presente. «Está condicionado por el lugar, tiene que enfrentarse a la Catedral, es un desafío considerable para un arquitecto», comenta Eloy. Condenado eternamente a estar a la sombra de la Catedral de León, luce como una muestra de que diferentes estilos pueden convivir en una misma plaza y soplar cien velas sin insultar a la estética.

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