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La escritora suizo-estadounidense Donna Leon, que ha vendido 20 millones de libros de su serie negra. EFE
Donna Leon: «Los mafiosos son hoy empresarios respetados y muy poderosos»

Donna Leon: «Los mafiosos son hoy empresarios respetados y muy poderosos»

La escritora desentraña el tráfico de seres humanos en la trigésima entrega de la serie de Brunetti, su comisario veneciano | «No se ha hecho nada en 30 años para detener la trata de personas y la esclavitud sexual»

Viernes, 11 de junio 2021, 19:19

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«Soy una vieja cascarrabias a la que le sigue sublevando la injusticia, como a Brunetti». Así se presenta Donna Leon (Montclair, Nueva Jersey, 78 años) la escritora seducida por Venecia que lleva tres décadas y treinta libros batallando contra la injusticia a través de Guido Brunetti, su escéptico y cínico comisario de la ciudad de los canales. Una Venecia que Leon abandonó para instalarse en un pueblecito suizo. «Un paraíso con 350 almas y 350 vacas», dice la autora de 'Esclavos del deseo' (Seix Barral), la trigésima novela de la saga en la que desenmascara de nuevo a las mafias que trafican con personas y que conecta con Nápoles.

«Me sigue gustando Brunetti. No hay amenaza de divorcio. Me ha divertido tanto escribir este libro como el primero. Mientras disfrute así, seguiremos unidos. Es pura suerte que llevemos juntos treinta años y espero algunos más», dice del aún feliz 'matrimonio' con su comisario. Un policía descreído, culto y sentimental, casado con una aristócrata, que evolucionó hacia un ecologismo moderado, como la autora, sin perder su pasión por los clásicos, la familia y la buena mesa.

«Empecé cada uno de mis libros sin saber qué iba a ocurrir. Me he limitado a seguir mi instinto y parece que no ha ido mal», se ufana desde su casa suiza esta veterana dama del crimen, una melómana que inició su exitosa carrera en el 'noir' con 'Muerte en la Fenice' en 1992, y preocupada por los abusos de poder, la misoginia, la homofobia o el maltrato al planeta.

LAS FRASES:

  • Inoperancia. «No se ha hecho nada en 30 años para detener el tráfico de personas y la esclavitud sexual»

  • Continuidad. «Me sigue gustando Brunetti. No hay amenaza de divorcio. Mientras me divierta seguiremos unidos»

Como Brunetti, Donna Leon detesta a los acosadores. «No me gustan los que se aprovechan de los débiles mediante abusos físicos, económicos, laborales o políticos. El abuso de poder me saca de quicio, como a Brunetti y por eso él asume las investigaciones cuando alguien sufre una injusticia», explica su creadora.

Como hiciera en su cuarta novela hace 26 años, aborda el drama del tráfico de personas y la explotación sexual que se ceba con mujeres sin derechos ni papeles. «No se ha hecho nada por poner fin a este drama a lo largo de tres décadas. Ahora se importan muchas más mujeres como esclavas sexuales y este libro es una nueva alerta. Es como si la policía estuviera de vacaciones porque las víctimas son mujeres», dice advirtiendo que la misión del escritor «es contar, no denunciar». «Se trata de mostrar al lector lo que hay para que saque sus propias conclusiones».

Más sofisticados

Lamenta Donna Leon que en estos años los malos se hayan sofisticado, enriquecido y empoderado. «El mafioso ya no es el típico tío que entra en una pizzería y pide cien o doscientos euros. Hoy son empresarios con hijos que estudian en las mejores escuelas de negocios de Londres o Zúrich, o trabajan en un banco de Nueva York», describe. «La mafia ha pasado a ser clase respetada. Tienen más dinero, más poder y más beneficios económicos», asegura. Se han acabado, además, las guerras mafiosas, tan habituales hasta finales del siglo XX. «Ya no se matan entre ellos. Forman alianzas. Matemos a otros, entremos en sus negocios, querellémonos por difamación contra los periodistas que cuentan lo que hacemos. Podemos pagar a los abogados, porque somos ricos, y los pobres plumillas no pueden», describe su 'modus operandi'.

Aún así advierte que otros criminales «son muchas veces víctimas», como la mayoría de penados afroamericanos estadounidenses, «maltratados en el colegio, por la policía y el sistema, que responden de forma desagradable a sus vidas desagradables». «Si no vemos lo que hace que se conviertan en criminales, debemos demostrar compasión. La mayoría de nosotros hemos tenido más suerte».

Pesimista

En estos años Brunetti se ha hecho «más pesimista». «Como yo, cree que el mundo ha cambiado a peor. Su visión se ha ensombrecido un poco y eso ha perdido parte de su esperanza en la humanidad», explica. «Miro el panorama político en Italia y en otros países europeos y no tengo razones para el optimismo. Percibo un giro hacia la derecha y en todo el mundo veo como cada vez más los malos llegan al poder».

Leon ha vendido veinte millones de libros y tiene ya terminado el número 31 de la saga en la que se mantiene fiel a sus claves. «Necesitas una víctima que despierte empatía y es una torpeza matar al malo. Debes dar con el tono, y tratar el lector y como un igual», enumera. «En mis novelas hay muy poca sangre. Los crímenes son muy aristotélicos, tienen lugar fuera del escenario», precisa.

De ascendencia irlandesa y española, Donna Leon llegó a Italia en 1965 para estudiar en Siena y Perugia. Fue guía turística en Roma y profesora en escuelas de Irán, China y Arabia Saudí, hasta que Venecia la enamoró en 1981 y se quedó a dar clases en la cercana base de la OTAN, en Aviano. En 1992 comenzó a escribir sus novelas policiacas ambientadas en la capital del Véneto. Pero el embrujo se desvaneció y dejó Venecia ante la avalancha turística «que hace imposible el día a día». «El confinamiento fue positivo para los venecianos que han recuperado su ciudad. Hay 50.000 residentes pero antes de la pandemia Venecia recibía treinta millones de turistas cada año», lamenta la escritora, que no publica sus novelas en Italia para eludir la tortura de la fama. «Así mantengo mi anonimato. Me gusta ser una don nadie. El éxito y la fama son muy complicados de gestionar. Yo me hice famosa a los 60, pero si te ocurre a los 18, y cada vez pasa más, tu vida se trastocará».

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