Borrar
Rodrigo Sorogoyen. Efe

Rodrigo Sorogoyen: «Estoy bastante cabreado con los críticos»

Después de 'El reino', el cineasta regresa con 'Madre', una película más pequeña e intimista, continuación de su exitoso cortometraje

Iker Cortés

Madrid

Viernes, 15 de noviembre 2019, 16:05

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Impresionó, y de qué manera, con 'El reino', un thriller que abordaba el candente tema de la corrupción política, merecedor de siete goyas, entre ellos el de mejor dirección. Rodrigo Sorogoyen (Madrid, 1981) regresa ahora a la cartelera con 'Madre', una película más pequeña e intimista, que da continuación el intenso cortometraje homónimo, con el que también ganó un cabezudo en 2018. Diez años después de haber perdido a su hijo, Elena (Marta Nieto) sigue caminando por la playa de la costa francesa en la que éste desapareció. Hasta que un día se topa con Jean, un adolescente francés que le recuerda a Iván.

-¿Es fácil reponerse de un éxito como 'El reino'?

-¿De qué me tengo que reponer? Todo fue precioso (ríe). A ver es imposible que te diga que sí, también es que no he parado. Cuando estaba promocionando 'El reino', estaba rodando 'Madre' y en los Goya estaba ya en postproducción, así que la máquina seguía. Hay una luz al final del túnel de pillarme un año sabático, que es lo que más me apetece, pero claro estoy metido en la serie 'Antidisturbios' ahora. Creo que después te podré responder a eso, pero ahora estoy a tope. Me encanta haber hecho esta película tan rápido. Creo que había una necesidad, una pulsión. Yo me puse muy pesado, empujé muchísimo y hemos tenido suerte porque mis productores me han apoyado, pero me he puesto muy pesado. Casi no la rodamos porque la financiación llegó tarde, pero el haberla hecho tan rápido, hace que no haya mirado mucho el éxito de 'El reino'. Además, como no ganamos el Goya a mejor película...

-En lugar de irse hacia otro gran proyecto, decide hacer una película más pequeña e intimista. ¿Por qué?

-Por muchas razones y alguna que todavía ni sé. Pero una muy clara es que estaba cansado de lo grande. 'Que Dios nos perdone' y 'El reino' han sido dos aventuras muy bonitas, he aprendido muchísimo. Yo no tenía ni puta idea de hacer thrillers y me he divertido un montón. Ahora quería hacer una película con mi productora y tenía que tener un tamaño más específico. Luego hay algo de probarse a uno mismo, de no hacer la misma película. Ya 'El reino' es distinta a 'Que Dios nos perdone', pero en ciertos términos es la misma y una tercera película así… El cineasta que hace siempre lo mismo me aburre y me decepciona y el que hace todo el rato cosas distintas, con sus irregularidades, me encanta y le digo: «Ole tus huevos». Como intento ser honesto con eso, pues intento seguir ese camino.

Vídeo. Marta Nieto, en la piel de Elena, junto a Jules Porier, que encarna a Jean.

-También es un largometraje más emocional, ¿ha sido más fácil o más difícil llevar a cabo un proyecto así?

-Es más difícil, porque pretender saber qué va a sentir o qué va a opinar el espectador resulta complicado. En un thriller, solo buscas que el espectador se entere y que haya tensión. No es que sea fácil, pero ya sabes a dónde vas. Pero aquí se trata de que el espectador sienta y eso es dificilísimo. Y creo que los grandes maestros del cine son esos: Bergman pocos thrillers hizo (ríe). En otras palabras, me parece más fácil la película de Hitchcock que la película de Bergman.

«Me parece más fácil la película que hace Hitchcock que la película que hace Bergman»

-Cuando concluyó 'Madre' en 2017, ¿tenía ya esta idea en la cabeza?

-Sí, unos pocos retazos, pero ya había una idea de continuar el cortometraje con una mujer que ha perdido a su hijo años después, con esa playa... Una película oscura, que hablase sobre la locura también. Luego el largometraje ha cambiado muchísimo, pero esos retazos ya estaban ahí.

-Y, sin embargo, quien viera el corto y se acerque a la película podría quedar decepcionado porque es un cambio de género absoluto hacia el drama.

-Es una decisión muy arriesgada, pero es que me ponen los retos. Me darán de hostias y me daré de hostias, pero si hay un momento en el que me lo puedo permitir es éste. A lo mejor, cuando tenga tres fracasos seguidos, esto no lo hago. Creo que era un buen momento para intentarlo, me parece que eran la película y la historia idóneas y hemos sido honestos también. Es decir, si la cinta hubiera ido por un thriller, lo habríamos hecho, pero creo que hemos querido hablar del amor, de la culpa, de la locura. Por otro lado, en todas mis películas hay algo de perversión del género. 'El reino' es un largometraje muy de género y tiene un final que es anticlimático porque es un thriller que está yendo hacia la locura y el final son dos tipos hablando diez minutos, cara a cara, mientras que en 'Que Dios nos perdone' hay algo de romper las reglas, de irnos a casa de los personajes a contar cómo desayuna este señor… Eso me encanta porque los géneros encorsetados me aburren porque ya hay millones de películas buenísimas así.

-Argumentalmente, lo fácil hubiese sido dar una explicación a lo que sucedió en el cortometraje.

-Totalmente.

-¿Se lo llegó a plantear en algún momento?

-Sí, porque te lo tienes que plantear todo, pero es que nos aburría hacia dónde iba algo así. Y dijimos, ¿y si no lo contamos? Qué más da lo que haya pasado. Muchas veces cuando pierdes a alguien, no sabes lo que ha pasado. Esta gente vive en esa ignorancia horrible y nos gustaba también esa idea de que el espectador viviese lo que vive ella: me ha pasado lo peor que me puede pasar y no sé por qué. Es muy frustrante.

Sorogoyen, planificando una escena.
Sorogoyen, planificando una escena.

-Hay quien describe las sensaciones de ser madre de forma similar a las del enamoramiento y la película parece moverse por ahí. ¿Qué temas diría que toca la cinta?

-Es que seguro que es así. A ver, toca el duelo y la culpa y, en menor medida, la estigmatización de la locura y cómo rápidamente llamamos a alguien loco solo porque no se comporta de la manera en que creemos que se tiene que comportar. Pero otro de los grandes temas y que estaba en la pizarra, que teníamos Isabel Piña, la coautora del guion, y yo, es ese amor maternal, no ese amor al que estamos acostumbrados, bonito y maravilloso, sino uno psicosexual. Hay teorías psicológicas que lo dicen y estoy totalmente de acuerdo con ellas. Yo tengo una relación muy especial con mi madre. Es madre soltera, me he criado con ella y soy hijo único. Ha sido mi pareja durante 20 años (ríe). Y mi padre, con quien me llevo muy bien, también me habla mucho de su madre. Creo que es algo muy judeocristiano. Y está claro que durante el proceso hablamos de sexo. Con la primera persona que quiere hacer el amor un hijo es con su madre, aunque ni siquiera lo sepa. Y una madre sería capaz de hacerlo.

«Con la primera persona que quiere hacer el amor un hijo es con su madre, aunque ni siquiera lo sepa»

-Precisamente, ese aspecto puede ser incómodo para algunos espectadores. ¿Uno es consciente cuando está escribiendo sobre ello? ¿Se han frenado en algún aspecto?

-Seguro, porque tampoco somos tan radicales y kamikazes. Se sabe que algo va a incomodar, pero nunca sabes cuánto realmente. De hecho, tu estrenas la película un año después de rodarla y dos años después de escribirla y, para entonces, la sociedad puede haber cambiado muchísimo. De todas maneras no queremos incomodar por incomodar, es un sentimiento que me gusta como espectador y como cineasta, me gusta poner sobre la mesa tabúes de la sociedad con los que no estoy de acuerdo. Me parece interesante que las películas hablen sobre ellos y los pongan de manifiesto, pero no hay un afán provocador, lo que prima es la historia.

-Es posible que esas escenas se perciban de forma distinta entre los espectadores masculinos y los femeninos.

-Eso me encanta. Es que es un experimento, es hablar de nosotros, de lo que nos pasa como sociedad y como género. Eso habla mucho acerca de quiénes somos y de cómo somos, que un hombre opine radicalmente opuesto a una mujer. De todas maneras, no somos unos alquimistas, sé que va a ocurrir y no sé qué quiere decir, pero me gusta que ocurra.

-Viene de dos thrillers muy bien recibidos, pero también más comerciales, ¿le pone nervioso la recepción de esta película?

-No especialmente. Quiero que guste, obviamente, y cuanto mejores sean las críticas y cuanto más público vaya a verla, mejor. Pero soy consciente de que no va a ocurrir, de que no va a ser un pleno y me he preparado para ello. Me joderá, pero estoy preparado.

Sorogoyen, durante el rodaje.
Sorogoyen, durante el rodaje.

-¿Suele leer las críticas?

-Sí. No todas, pero sí, claro. De todas formas estoy bastante cabreado con la crítica de este país.

-¿Por qué?

-Porque como en todas las profesiones, hay algo de que lo que manda es el producto y veo cosas de una pereza... Cada vez somos menos exigentes y, seguramente, nosotros como cineastas también caemos en lo mismo. Veo una falta de exigencia brutal en lo que antes se era muy exigente: en el rigor del cineasta, en la política, en la sociedad, en todo... Siempre hay excepciones y hay que juntarse con esta gente y aprender de ella pero en general veo cada vez menos rigor. Ahora todo parece buenísimo, de repente. Todo son 'peliculones'. Y las ves y no son para tanto.

«Veo una falta de exigencia brutal en todo: en la crítica, en los cineastas, en la política, en la sociedad»

-¿A qué cree que se debe eso?

-No lo sé. Y no solo es el crítico o el periodista. Cualquier espectador sale y todo es maravilloso porque lo que quieres agradar. Estamos en una sociedad en la que todos queremos agradar. Yo te lanzo un piropo para que tu me lo lances después, como el episodio de 'Black Mirror'. Hoy en día un actor va a un estreno para poner en Instagram: «Peliculón», para que luego tu vayas a su película y hagas lo mismo (ríe). Esa es la sociedad en la que vivimos.

-¿Y usted participa de eso?

-No y por eso tengo muchos enemigos (ríe). Participaré de otras cosas horribles, ¿eh? pero de eso no porque no tengo ni redes sociales.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios