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El capudo, una de las plantas con usos cotidianos en la Reserva de la Biosfera de Omaña y Luna.

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El capudo, una de las plantas con usos cotidianos en la Reserva de la Biosfera de Omaña y Luna. M. Ángel Blanco

El 'viaje' hacia los usos tradicionales de las plantas en los valles de Omaña y Luna

Miguel Ángel Blanco, estudiante de Ingeniería Forestal, abandera el proyecto 'Etnobotánica de la Reserva de la Biosfera de Omaña y Luna', junto con la propia reserva, para descubrir los usos que tienen las plantas en estas comarcas leonesas

Viernes, 28 de agosto 2020, 09:16

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Décadas atrás, las plantas eran un elemento fundamental en la vida de los pueblos, encontrando en ellas remedios, utensilios, ingredientes de cocina y todo tipo de recursos para hacer más sencilla la vida cotidiana.

Con el paso de los años, en el que se han unido la llegada de las tecnologías y el éxodo rural, muchos de estos usos tradicionales se han ido perdiendo o van pereciendo, lentamente, prácticamente al mismo ritmo que estos pueblos van siendo despoblados.

Con la curiosidad de conocer más acerca de este mundo y con el objetivo de que estos usos tradicionales de las plantas no se pierdan, el estudiante leonés de Ingeniería Forestal de la Universidad de Valladolid (UVA), Miguel Ángel Blanco, lidera un proyecto llamado 'Etnobotánica de la Reserva de la Biosfera de Omaña y Luna' para arrojar luz sobre estos usos tradicionales.

Miguel Ángel, gran amante de la naturaleza lleva cuatro años trabajando en un puesto de vigilancia de fuegos forestales en la comarca de Omaña, donde, en sus largos turnos, tuvo la oportunidad de observar la enorme diversidad botánica de esta zona de la provincia de León. Esto, unido a sus estudios de Ingeniería Forestal, despertaron en él el «gusanillo» de encontrar el uso que se hacía de estas plantas en una comarca con tanta tradición y tan rico etnológicamente como Las Omañas.

Colaboración con la Reserva de Omaña y Luna

«Lo estaba haciendo por mi cuenta, pero me percaté de que era inabarcable», señala Miguel Ángel, que lleva dos años con este proyecto. Decidió hablar con la Reserva de Omaña y Luna, que cuenta con un departamento que estudia este ámbito, y que además le apoyaron económicamente para ello. También cuenta con la colaboración estrecha de Estrella Alfaro, como miembro del consejo cientifico y responsable del herbario de la ULE.

Su 'modus operandi' es sencillo: se trata de entrevistas abiertas y estructuras con gente de estos pueblos, habitualmente mayor, en el que Miguel Ángel Blanco les pregunta acerca de que plantas usa para su vida cotidiana, con qué uso y cómo las llama.

Esta es una de las curiosidades que está logrando sacar de este proyecto: el cambio de denominación de una misma planta en pueblos próximos, dentro de la misma comarca. O incluso cómo determinadas zonas tienen un nombre u otro a causa de las plantas que allí crecen: «Hay un monte en esta comarca que se llama popularmente 'El Montesinal' porque existen muchos montesinas, que son los manzanos silvestres», señala.

Las curiosidades de algunos usos

Los usos de las mismas van desde la medicina, lo más habitual, a la cocina o la construcción, pero hay otros más curiosos. «Hay un caso peculiar. Se trata del gordolobo, que en esta zona se llama 'morga', que se utiliza para pescar. Es una planta ictiotóxica, que deja aturdida a las truchas y, con su utilización, los vecinos de la Omaña pescaban estos peces sacándolos de forma sencilla con la mano del río», explica.

En estos primeros meses de proyecto, Miguel Ángel se ha percatado de que estos usos se van perdiendo porque «son pocos quienes las que los utilizan y suelen ser personas mayores». Espera que pueda reunir hasta 500 plantas diferentes con usos en la vida humana cuando acabe con su proyecto, que espera que esté listo a finales del próximo año.

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