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El intenso humo se deja ver en toda la zona de La Cabrera. Peio García

La UME redobla esfuerzos en el incendio de Encinedo y 500 efectivos ya tratan de controlar el fuego

La superficie afectada se encuentra cerca de las 8.000 hectáreas y obliga a desalojar los pueblos de Forna, Losadilla y Trabazos ante el descontrol de las llamas y el intenso humo

RUBÉN FARIÑAS

Jueves, 24 de agosto 2017, 10:43

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El humo sigue empañando el idílico paisaje que no hace mucho mezclaba el verde del campo con el marrón de las escarpadas montañas. La Cabrera ahora es un intenso manto gris, con una capacidad de visión realmente corta y la tristeza parece haberse instalados entre sus antiguos vecinos.

Las llamas siguen avanzando de forma incontrolada por este espacio natural de la provincia de León. Según los últimos datos, cerca de 8.000 hectáreas ya han sido pasto del fuego y los pueblos de Forna, Losadilla y Trabazos han tenido que ser desalojados.

El intencionado incendio, que se declaró el pasado lunes en Losadilla (Encinedo), continúa devorando la vegetación y su humo se cuela entre las dispersas poblaciones cabreiresas.

Ya son 500 los efectivos que trabajan en la zona para tratar de estabilizar las llamas. La Unidad Militar de Emergencias ha redoblado su presencia con 100 miembros más, hasta los 300. El fuego prosigue su imparable camino en los flancos oeste y, especialmente, este. Mientras, los técnicos aseguran que los focos del norte y del sur están ‘bajo control’ de los agentes forestales.

El incesante trabajo

Por tierra y aire, los brigadistas se afanan en que el incendio forestal de Losadilla no continúe avanzando y deje de devorar hectáreas de terreno. 18 medios aéreos trabajan a lo largo del día en la zona. Los embalses de Ricobayo y Bárcena están abasteciendo a las aeronaves, igual que lo hace el Lago de Sanabria, donde los bañistas se ven sorprendidos cuando éstos bajan a recargar a sus aguas.

Los municipios de Encinedo y Truchas miran ahora al cielo. También lo hace La Baña, donde el fuego comienza a acercarse de forma peligrosa. El descenso de las temperaturas y la posibilidad de precipitaciones de cara al fin de semana abren un frente de esperanza a La Cabrera.

El suroeste de la provincia se quema, lo hace sin control, y las autoridades reiteran la necesidad de ofrecer «tolerancia cero» a los «delincuentes» que acaban con el patrimonio natural y ponen en riesgo la vida de las personas en el peor incendio del año en Castilla y León.

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