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Un ternero junto a una vaca. Noelia Brandón

Un ganado sin refugio

Con la llegada del frío y la nieve son varios los animales domésticos que viven en la montaña leonesa y que no cuentan con un lugar donde resguardarse de las inclemencias del tiempo

RUBÉN FARIÑAS

Barrios de Luna

Miércoles, 7 de febrero 2018, 10:14

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La vida en la montaña es bonita y dura al mismo tiempo. Con el frío invierno la cosa se complica y, aún más, si se tiene que cuidar al ganado.

«Tener ganado en invierno es muy complicado, en estas condiciones sobretodo», analizan unos propietarios de la zona norte de la provincia de León.

En Barrios de Luna reclaman más facilidades. Así es el caso de Irene Morán, una ganadera que cuenta con 90 cabezas de vacuno.

Entre sus peticiones está la posibilidad de levantar unas naves cerradas donde las vacas «comerían la mitad y estarían mejor cuidadas». El problema es que, al ser zona protegida y suelo agrario «la administración nos lo pone muy difícil, con unas características imposibles de costear».

Estas trabas administrativas, aseguran, puede afectar a la vida del animal. «Les afecta el frío, la humedad y todo eso. Si están bien comidos, un poco menos; pero si el ganadero no tiene para darles de comer, mucho peor».

Los costes se han disparado este año con la sequía. Aunque en esta zona del Parque Natural de Babia y Luna cuentan con puertos cercanos y evitan pagar los desplazamientos, no han contado con el suficiente heno para alimentar al ganado.

«Este año ha sido mucho más costoso por la falta de agua. Nuestros costes se han disparado hasta los 18.000 euros porque hemos tenido que comprar comida ya que no teníamos suficiente por la sequía».

Estas vacas, cada año, realizan el mismo ritual. Con la llegada de los primeros días de junio, ponen rumbo a los puertos, en las zonas más frescas, huyendo del calor. Lo mismo ocurre en la época mala, pero en sentido inverso. En noviembre o diciembre son ellas las que quieren bajar porque hace mucho frío. «Si las dejas ellas arrancan solas para la zona más baja».

De momento, su vida seguirá igual. El ganado vivirá la intemperie y sufriendo las inclemencias del frío invierno de la montaña leonesa.

Los ganaderos tratarán de mantenerlos, abastecerlos y garantizar la mejor calidad de vida para su futura producción.

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