La blasfemia que dejó sin moler al molino de La Griega
La sección de Leyendas de León regresa a leonoticias con el otoño reproduciendo una historia mitológica escuchada en distintos pueblos de León con una estructura muy similar en todos ellos
Ya sea en los valles de Omaña o del Luna, en la ribera baja del Bernesga o en la vega del Porma y del Esla, su figura se ha ido haciendo un hueco. Es la conocida como 'La griega', un ser de carácter mitológico cuyas historias y leyendas son muy similares en todos estos valles, con pequeños detalles que los diferencian en cada zona de la provincia de León.
Pero en todos ellos el relato tiene unas bases similares, siendo todos estos emplazamientos lugares donde existió, siglos atrás, minería aurífera por parte de los romanos. Y ahí está el origen de la leyenda del Molino de la Griega que, en función de si se escuche en el entorno de Riello y Murias de Paredes, en Cuadros o en Villasabariego, tienen elementos distintos.
Uno de los 'Molinos de la Griega' más conocidos está en la localidad de Villarroquel, ubicada entre Llamas de la Ribera y Rioseco de Tapia. Allí aún se puede apreciar un canal, un 'acueducto' que transportaba el agua desde Santiago de las Villas hasta el Molino de la Griega de esta población.
La leyenda cuenta que la Griega, que construyó este molino en un alto – como sucede en Cuadros, Vegas del Condado, Cifuentes de Rueda, Murias de Ponjos o Villasabariego -, levantó toda una infraestructura para llevar el agua hasta este molino, pudiendo así funcionar. Este ser legendario fue capaz de construir ese canal y una presa, taponada con el tarugo de una madreña.
Una blasfemia y una respuesta divina
Una vez acabada la obra, La Griega aseguró: «Mañana muele el molino». Pero un vecino le replicó: «Si Dios quiere». La mitológica mujer respondió con una copla que gestó la leyenda: «Esta noche ha de moler / el molino de la Griega / esta noche ha de moler / que quiera Dios que no quiera».
Esta blasfemia fue respondida por Dios, haciendo reventar la presa y destrozando todo el canal y el molino, haciendo avanzar el agua sin oposición alguna e impidiendo, por tanto, que el molino de La Griega funcionara.
Y este hecho fue recordado con una coplilla que se escucha aún en diversos pueblos de la provincia: «Quiera Dios o no quiera / Ha de moler el Molino de la Griega / Que no molió / Que vino el agua y se lo llevó».