El gasto de los turistas extranjeros se dispara un 44% en 2017 hasta los 86,8 millones y anota la mejor cifra en una década

El aumento del desembolso de los foráneos está relacionado con la subida del número de visitantes extranjeros en la región, que alcanzaron los 1,42 millones, lo que supuso un incremento del 18,6 por ciento y situarse como el tercero más importante de España. Precisamente, el país recibió en 2017 la cifra récord de 81,7 millones de turistas, un 8,5 por ciento más que el año anterior.

La Encuesta de Gasto Turístico de los extranjeros (Egatur), desglosada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y recogida por la Agencia Ical, demuestra la buena marcha del sector en Castilla y León. No en vano, el turismo de interior en la Comunidad se consolida porque el gasto total de los turistas extranjeros que eligen la región como destino principal influye en otros indicadores que también registraron incrementos en comparación con el año pasado.

El desembolso medio por visitante foráneo durante su estancia en la Comunidad aumentó un 19,2 por ciento hasta los 568 euros. Además, el gasto medio diario se situó en 101 euros, con una tasa de variación interanual del 12,3 por ciento. El año pasado, ese desembolso fue de 90 euros.

Pese al importante incremento del gasto total de los turistas extranjeros en la Comunidad, Castilla y León solo supone el 0,88 por ciento de todo el dinero que se dejan los viajeros internacionales en España. El turismo de sol y playa como Canarias (19,3 por ciento) y Baleares (16,8 por ciento) siguen a la cabeza, además de la pujanza de otros destinos con mucho tirón como Cataluña (22 por ciento) y Andalucía (14,5 por ciento).

El año 2017 cerró con la mejor cifra de gasto de los turistas extranjeros desde el inicio de la crisis en 2008, además de marcar un punto de inflexión ya que 2016 marcó el registro más bajo de los últimos ejercicios, cuando el desembolso cayó hasta los 533,7 millones de euros, con un descenso del 17,5 por ciento con respecto a 2015.

El INE recoge en la Estadística de Movimientos Turísticos en Fronteras (Frontur) que la cifra de foráneos que pasaron por Castilla y León en 2017 fue de 1,45 millones frente a los 1,22 millones de 2016. Es decir, 228.163 más. A diferencia del gasto, la llegada de visitantes foráneos acumula dos años continuos de considerables crecimientos, un 18,3 por ciento en 2016 y un 18,6 por ciento en 2017.

Según los datos consultados por la Agencia Ical, cuatro de cada diez extranjeros que visitó Castilla y León en 2017 procedió de Francia, con 570.046 personas. Les siguen, muy de lejos, los portugueses (15,7 por ciento); británicos (4,9 por ciento) y alemanes (2,7 por ciento).

El motivo del viaje fue en más de la mitad de los casos (57,4 por ciento) por ocio, recreo y vacaciones, con 834.622 turistas extranjeros que visitaron la Comunidad el año pasado. El Boletín de Coyuntura Turística de Castilla y León constata que la gastronomía es el principal reclamo para la mitad de los turistas que se acercan a la Comunidad. También recoge que Burgos, Salamanca y León son las provincias más visitadas por los extranjeros. Además, otros 78.698 (5,4 por ciento) lo hicieron por negocios y temas laborales.

Frontur recoge que la carretera fue la vía de acceso de llegada de los turistas extranjeros en el 75,7 por ciento de los casos, seguido muy de lejos del avión (18,6 por ciento). Pese al fuerte incremento de los viajeros foráneos a la Comunidad hay un dato que no mejora como es que el 42 por ciento de los turistas foráneos solo pasa una noche en la región, preferiblemente en un hotel (61 por ciento). Por contra, los que pernoctan entre 4 y 7 días solo suponen el 19 por ciento del total.

En ese sentido, las acciones de promoción y comercialización del producto Turismo de Castilla y León que la Junta realiza a nivel internacional tienen el triple objetivo de atraer más turismo extranjero a la región, aumentar la estancia media de los turistas y tratar de desestacionalizar el turismo. De esta manera, se logrará una mayor ocupación y de más días en los meses en los que normalmente hay una afluencia menor.