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Imagen de un viñedo listo para la recogida.
La vendimia ve «agua bendita» en las lluvias mientras el granizo arruina otros cultivos

La vendimia ve «agua bendita» en las lluvias mientras el granizo arruina otros cultivos

En la denominación de origen Tierra de León están tranquilos porque la media registrada de 13 litros ha sido «agua bendita», según el director técnico Alejandro González

ANDREA DÍEZ | RUBÉN FARIÑAS

León

Martes, 29 de agosto 2017, 10:01

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La tormenta y el agua en las últimas horas en Castilla y León ha caído de forma desigual en distintos lugares de la comunidad. Mientras que a unos les ha arreglado el inicio de la recogida, a otros, se la ha echado literalmente por tierra. Entre los primeros están las denominaciones de origen que están preparando o ya han iniciado la vendimia.

En la denominación de origen Tierra de León, por ejemplo, están tranquilos porque la media registrada de 13 litros ha sido «agua bendita», según el director técnico, Alejandro González, convencido de que el hecho de que «la lluvia que ha caído este fin de semana lo haya hecho de manera continua y fina, tiene un efecto positivo. Va calando y no genera daño en el viñedo».

En esa comarca vitivinícola, hoy comienzan ya a recoger la uva en la zona sur de la provincia, a la que se irán sumando el resto de bodegas de la D.O. Tierra de León a lo largo de la semana. Según los expertos, la ausencia de hidratación de la tierra en las últimas semanas ha generado una maduración más lenta que podría activarse con estas últimas lluvias y de continuar las precipitaciones no habría problema «si caen como hasta ahora de bien. El único problema es que después lleguen días de bajas temperaturas», advierte González.

«Un alivio»

En Rueda, se encuentran en pleno proceso de vendimia y según el director el técnico de la D.O Jesús Díez de Íscar, «ha sido un alivio a la sequía que estábamos sufriendo». De forma desigual se han distribuido los chubascos puntuales sobre todo en la zona de Pozoalbero, Pollos, Nava del Rey y las zonas de Segovia aunque en líneas generales, el agua ha sido bien recibida en las vides y no va a retrasar el calendario de recolección, con unas expectativas de buena calidad.

Lo mismo ocurre en Ribera del Duero donde también han recibido con entusiasmo las lluvias, aunque echan mano de los datos para vigilar las precipitaciones.

Alberto Tobes, responsable del Departamento Técnico de Experimentación y Ensayo de la Denominación de Origen asegura que les hubiera gustado «tener un poquito más de lluvia pero de forma repartida». En este sentido, recuerda la amplitud del territorio que ocupa esta denominación que supera las 22 hectáreas. Sobre cómo responderá la planta a las precipitaciones, se muestra cauto. «Es muy pronto, lo sabremos de aquí a una semana». En cualquier caso, optimismo de cara a la calidad de la uva, sobre todo si las lluvias suaves se alternan con temperaturas diurnas elevadas, sin superar los 25-28 grados y más bajas en la noche, en torno los diez grados.

El drama de los otros cultivos

Sin embargo, la bondad del agua de estas zonas choca con la agresividad con la que ha caído en otras provincias como León, donde el granizo y la tormenta ha puesto en serio riesgo la cosecha del lúpulo.

Pasaban las 18:30 de la tarde del domingo cuando una nube comenzó a descargar agua, granizo y un fuerte viento que comenzaba a amenazar el campo leonés. «Empezó a caer piedra y mucho viento; las hojas del lúpulo y la flor caía para el suelo y se iba pelando. Luego hubo alambradas que no aguantaron y se marcharon enteras, con la instalación y todo». Ése es el panorama que vive desde ayer la ribera del Órbigo.

El vendaval de viento y granizo que descargó sobre los campos de lúpulo el domingo ha destrozado la cosecha que estaba a punto de ser recogida. De hecho, la empresa que comercializa con este producto, Hopsteiner, cuantifica las pérdidas en «un 30% ó 40% de la superficie total». Su director general, José Antonio Magadán, calificaba de «situación devastadora» los destrozos ocasionados por la tormenta. «No esperábamos que a estas alturas tuviéramos una circunstancia aún más adversa», aseguran, y es que a los destrozos ocasionados por la sequía y la ola de calor ahora se ha unido esta nueva inclemencia meteorológica.

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