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Un instante de la pasada recreación romana.

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Un instante de la pasada recreación romana. César Sánchez / ICAL

Ludus Bergidum Flavium: los 'idus' del Bierzo cumplen diez años

Un miliario de dos metros y una teatralización con guión de Fernando Cerezales serán las principales novedades de la fiesta de recreación romana de Cacabelos en su décima edición

David Álvarez/ ICAL

Cacabelos

Domingo, 17 de marzo 2019, 12:12

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El municipio berciano de Cacabelos sufre cada primer fin de semana de agosto la invasión del Imperio Romano, que durante tres días recupera su soberanía sobre las tierras que hace dos milenios abrieron sus entrañas para alimentar de oro las arcas de la capital imperial. La fiesta de recreación histórica, bautizada como Ludus Bergidum Flavium, llega este verano a su décima edición con varias novedades en su programa, entre las que destacan la acuñación de una moneda conmemorativa del décimo aniversario, la fabricación de un miliario de dos metros de altura que señale la distancia a Roma y la teatralización de unos hechos históricos, en base a un guión del escritor Fernando Cerezales, que darán mayor relieve a las distintas actividades.

El objetivo es «convertir todo el conjunto en una obra de teatro para que el espectador se encuentre con unas escenas que están ocurriendo, como si fuera una película», explica Gonzalo González. Él da vida cada verano al Cónsul Dunviro Tellus Vinicius, el máximo representante del Imperio en Bergidum, encargado de ofrecer una recepción con honores, durante el segundo día de la fiesta, al gran Caesar Theodosius Petrus Augustus, personificado por Pedro Pérez. Ambos son dos de los principales impulsores de un evento que nació en agosto de 2010, de la mano de 18 personas y que actualmente cuenta con 510 socios que ayudan a llevarlo a cabo cada año.

Según recuerda Gonzalo, aquella primera edición pretendía recuperar la festividad de San Roque y aprovechar el impulso de la reciente participación del municipio en el programa 'Megaplayback' de Antena 3. «Nos quedamos con la sensación de poder hacer algo más y quisimos montar una actividad de verano divertida», recuerda. El importante legado romano de Cacabelos fue la temática escogida para ambientar esas particulares olimpiadas que se organizaron entorno a la antigua ermita de San Roque. «Somos muy carnavaleros aquí y el pasado romano da mucho juego, porque con una sábana ya tienes un vestido sencillo», explica.

Rescatar la herencia romana

Gonzalo destaca la «labor didáctica» de una fiesta que reivindica un pasado y una herencia cultural que la asociación intenta rescatar con el máximo rigor histórico. Al respecto, cabe destacar la contribución del historiador José Antonio Balboa de Paz para aportar los nombres de tribus astures de la zona y de ciudadanos romanos reales de la época, que vivieron en ese antiguo centro administrativo que se asentó en el entorno de La Edrada, donde actualmente se alza el cementerio municipal.

«Para mucha gente, Bergidum sólo es el teatro de Ponferrada. Queremos que la gente recuerde que Bergidum estaba aquí, en Castro Ventosa, con unas murallas construidas a la vez que las de Lugo, Astorga o León, en el siglo III, que luego se desmontaron para construir el monasterio de Santa María de Carracedo. Esa población bajó a Bergidum Flavium, que estaba en La Edrada y que fue una de las ciudades importantes del Imperio en la Península Ibérica, desde donde se acuñó moneda y se daba la ciudadanía romana, la 'ius latii', que conllevaba sus derechos y obligaciones», explica Gonzalo, poseído por un momento por el orgullo del Cónsul Dunviro.

También se rinde homenaje a ese pasado glorioso con uno de los actos más característicos de la fiesta, la ofrenda del primer mosto a la diosa Degantia, cuyo nombre aparece en un altar del siglo I hallado en el yacimiento de La Edrada. «No podemos desaprovechar que tenemos una diosa propia, que es algo que no todo el mundo puede decir», subraya Gonzalo, que considera que «es bueno que en el Bierzo conozcamos ese pasado y lo potenciemos, porque Las Médulas no tienen sentido sin Cacabelos». Además, una exposición con paneles explicativos sobre aspectos como los deportes, las familias o la alimentación en la época complementan la experiencia didáctica que se ofrece al visitante.

Tras el éxito de esa primera edición, los organizadores entraron en contacto con la asociación Caetra Lucentium de Lugo, que ofreció su ayuda para hacer grande la fiesta y participó en la segunda edición, desarrollada ya en la playa fluvial del río Cúa. «Fue un acierto total», apostilla Pedro, que recuerda que ese traslado permitió que la recreación conquistara el medio acuático hace dos años, con las batallas navales bautizadas como Naumaquias.

Desde entonces, Ludus Bergidum Flavium ha participado en diferentes actividades con otras asociaciones recreacionistas de Lugo, Astorga (León), Cartagena (Murcia) o Carabanzo (Asturias). Aunque el hito más destacado de esta trayectoria posiblemente lo represente la presencia de la asociación en la Semana Cultural de Gijón dedicada a Grecia y Roma, con motivo de la entrega del Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2016 a la historiadora británica Mary Beard. «Yo la censé como ciudadana romana de Bergidum», presume Pedro, orgulloso de mantener un pergamino escrito con caligrafía latina en el que recoge los nombres de todos aquellos que a lo largo de esta década han querido pertenecer a esta resucitada urbe romana en pleno Bierzo.

Balance de una década

Al echar la vista atrás, Gonzalo apunta que las mayores dificultades tienen que ver con «temas burocráticos que la gente no vé a simple vista, como la ley de protección de datos, los seguros de responsabilidad civil o los seguros de voluntariado». En ese sentido, la colaboración prestada por bares, restaurantes y comercios del municipio es uno de los combustibles que han permitido al evento «mantener el tipo durante diez años». «Es una fiesta de la gente, que hace familia», afirma Gonzalo, que valora que la celebración de actividades dedicadas a los niños en el último día de las celebraciones consiga su objetivo de «pasar el testigo a las siguientes generaciones». «No nos hemos puesto grandes metas, hemos ido poco a poco consiguiendo todo lo que nos hemos propuesto e introduciendo novedades cada año», resume Pedro.

César Sánchez / ICAL

En las últimas ediciones, cerca de 300 personas participaron en la fiesta dando vida a temibles legionarios ataviados con escudos, cascos, cáligas y cíngulos, fieros gladiadores en formación de combate, venerables y ancianos senadores, sugerentes bailarinas de los territorios conquistados o autoridades del Imperio, encabezadas por el César y a bordo de cuádrigas. Una 'guardia pretoriana' de unas 80 personas se encarga de organizar las actividades del fin de semana para dar vida a un espectáculo cuya fama ha traspasado los límites de la comarca y de la provincia. «Cuando nos ofrecieron ir a los Princesa de Asturias, me pregunté: ¿y por qué nosotros? Pues porque somos el 'pack' completo, somos la Champions League, aunque yo en ese momento no lo sabía o no me lo creía», recuerda Gonzalo.

Tras celebrar su asamblea anual, Ludus Bergidum Flavium ha puesto ya en marcha la cuenta atrás para la décima edición del evento, que presentará como principal novedad una teatralización a cargo del escritor berciano Fernando Cerezales, autor de la novel histórica 'Águilas sobre Bergidum'. «Ya tenemos un grupo de actores y estamos escenificando unos hechos que seguramente ocurrieron en la época», explica Pedro, que también se encargará de fabricar el miliario conmemorativo en el que quedará inscrita la distancia que separaba Bergidum de la capital del Imperio, 1.666 millas romanas. «Hay que recordar que por aquí pasaba el oro de las más de 200 minas que existieron alrededor del Bierzo y que llegaba a Roma a través de la Vía del Norte y de la Vía Augusta», recalca.

Otro de los puntos de atención de las celebraciones será comprobar si se cumplen las amenazas que cada año se profieren contra la vida del César en estos particulares 'idus' del Bierzo, en una referencia irónica al fatal desenlace que acompañaba con frecuencia al cargo y que lo convertía en una profesión de alto riesgo. Confiado en sobrevivir un año más al magnicidio, Pedro explica que el nacimiento del personaje y su 'coronación' como máxima autoridad del Imperio se produjeron casi por casualidad, tras aparecer en la primera edición de la fiesta engalanado con una corona metálica de laurel y un cuidado vestuario elaborado por su mujer. Al respecto, recuerda divertido una anécdota de hace casi medio siglo, cuando contaba con sólo 13 años y un amigo de su padre llegado de Alemania le dijo que tenía cara de romano y lo bautizó en tono de broma como Julio César. «Aquello me quedó grabado para toda la vida y fíjate ahora qué personaje estoy haciendo», señala.

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