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El alcalde de Cacabelos junto a su letrado, a su llegada a la Audiencia Provincial. Campillo

La Fiscalía mantiene la inhabilitación de 13 años para el alcalde de Cacabelos por frenar una reincorporación

El regidor Sergio Álvarez niega que impidiese el acceso al interventor municipal tras una baja médica e insiste que actuó con el objetivo de proteger a los trabajadores | Miembros de la corporación apuntan a que el trabajador generaba miedo entre la plantilla

A. CUBILLAS

León

Jueves, 1 de enero 1970

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Contundente, entiendo que no hay lugar a dudas. El Ministerio Fiscal mantiene la petición de 13 años de inhabilitación del ejercicio público para el alcalde de Cacabelos Sergio Álvarez por un delito de prevaricación.

Según ha señalado durante la exposición de las calificaciones definitivas, ha quedado acreditado que impidió la incorporación a su puestos de trabajo al interventor municipal tras haber obtenido el alta médica.

Es más, el fiscal remarcó que en ningún caso estaba acreditado que el trabajador no estuviera apto para asumir sus funciones, advirtiendo que el alcalde no tenía esa competencia y que se movió «porque sí» tras el problema que habían vivido previamente con el interventor, al que el alcalde denunció por agresión meses atrás.

Una decisión que no entiende el alcalde de Cacabelos, que por activa y por pasiva, defendió la legalidad de su actuación e insistió en que nunca impidió a la incorporación del trabajador, al que únicamente instó que se sometiera a un reconocimiento médico para certificar que estaba recuperado dado que, según señaló, el alta había sido voluntaria.

«Estoy tranquilo y tengo la conciencia tranquila», señalaba Álvarez minutos antes de escuchar las calificaciones definitivas del Ministerio Fiscal. «No entiendo que mantenga la petición. A nadie se le inhabilita 13 años por algo que no tiene sentido, porque los derechos del trabajador están todos garantizados».

Visiblemente nervioso y durante casi una hora de declaración, el alcalde de Cacabelos reconoció que recibió varios requerimientos de la Junta de Castilla y León solicitando la reincorporación del trabajador pero volvió a remarcar en que en ningún momento impidió el acceso del interventor municipal a su puesto.

«Estuvo donde quiso y cómo quiso», señaló Álvarez, que apuntó que, hasta la solicitud de la baja, el interventor estuvo hasta en dos ocasiones por el Ayuntamiento, una para preguntar si seguía cobrando y otra para recoger objetivos personales de su despacho.

«Generaba miedo»

En este punto, Álvarez calificó al interventor de una persona «muy agresiva», lo que le hacía temer por su integridad, la de los trabajadores y la de los vecinos, a la par que señaló que desde el primer día puso trabas al nuevo equipo de gobierno. «No me quiso ni dar las llaves, me decía que no era el alcalde, que era un ladrón».

Precisamente, por la sala también pasaron varios testigos que también aseguraron que el interventor profesaba miedo entre los trabajadores del Ayuntamiento. «Existía una sensación de preocupación y miedo entre el personal», señaló un trabajador, que además apuntó a que el denunciante «de repente gritaban, cantaba ópera o golpeaba el escritorio cuando no le salía algo».

En esta misma línea se refirieron dos concejales del equipo de gobierno, que incluso llegaron a confesar que temían reunirse a solas con él. «Nos insultaba, no llegaba a la hora y no ofrecía colaboración. El error nuestro fue no abrirle los expedientes disciplinarios», declaró la teniente alcalde.

El denunciante

Por su parte, el interventor municipal, hoy trabajador en los Ayuntamiento de Fabero y Villablino, a pesar de que incurrió en varias contradicciones y apuntó no recordar con exactitud los hechos, sí que insistió en que el alcalde fue el que le impidió reincorporase a su empleo.

Es más, aseguró que en privado el alcalde le trataba con desprecio. «Sufría insultos y vejaciones por parte de la corporación municipal», señaló el exinterventor, que aseguró que tras la negativa del alcalde se presentó en varias ocasiones por el Ayuntamiento «para dejar constancia de que estaba intentado regresar a mi puesto».

El exalcalde Canedo, en el juicio

Un juicio al que asistió como público el exalcalde y concejal no adscrito, Adolfo Canedo, evidenciando la rencilla política que se vive en el Ayuntamiento de Cacabalelos. «La rencilla política se ve perfectamente, se lo podéis preguntar a la oposición que no sé qué hace aquí», señaló el alcalde minutos antes de finalizar el juicio.

Por su parte, Canedo motivó su asistencia al interés de conocer la línea de defensa del alcalde ante la celebración en las próximas semanas de una nueva vista oral. En cualquier caso, compartió el argumento del Ministerio Fiscal después de que «la defensa del alcalde, que negaba la existencia de los requerimientos de la Junta, se haya desmontado».

«Le deseo lo mismo que me deseó a mí. Qué tenga la misma suerte que tuve yo», señaló Canedo, que, aunque aseguró que nunca es agradable ver al alcalde de tu pueblo en los tribunales, se mostró confiado en que en caso de que hubiera una sentencia condenatoria el alcalde la cumpla y no se «agarre siempre al mismo argumento».

En las próximas semanas, el juez emitirá un veredicto que determinará el futuro político del ayuntamiento berciano.

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