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Un agente medioambiental durante su jornada laboral. Sandra Santos | Inés Santos

'Guardabosques' de carne y hueso

Leonoticias pasa un día con los agentes forestales de Astorga para descubrir de primera mano la labor de este cuerpo encargado de velar por la naturaleza de León

nacho barrio

Astorga

Domingo, 4 de noviembre 2018, 10:17

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El recuerdo infantil conserva a la perfección el aspecto de aquel guardabosques que chafaba los planes gastronómicos del Oso Yogui siempre que podía. Forzando la memoria, el lector dará con que su territorio era el Parque de Yellowstone, pero tocará buscar en Google o preguntar a algún amigo para recordar que aquel aguafiestas se apellidaba Smith.

Muy lejos de los escenarios creados por Hanna Barbera, ocho profesionales con mejor humor que el que gastaba el dibujo animado controlan todo lo que ocurre en el área de Astorga. Son los ojos que velan para que el bosque, el monte y el campo sigan siendo lugares que no avergüencen al ser humano. No siempre es fácil.

A estos ocho agentes medioambientales nada se les escapa y su labor es tan extensa que abarcarla en este reportaje parece complicado. Sea como fuere, aceptan que dos periodistas de leonoticias pasen un día con ellos para descubrir en primera persona a qué se dedica este cuerpo, que depende directamente de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León. En marcha.

Son las diez de la mañana en Astorga cuando toca subir al todoterreno. El objetivo no es otro que controlar la correcta ejecución de un aprovechamiento forestal. El jefe del grupo, Julián García, hace de guía. «Vigilamos este tipo de intervenciones, que suponen un ingreso muy importante para las arcas de las juntas vecinales», comenta mientras una imponente máquina se encarga de cortar los árboles, serrándolos en piezas casi iguales.

Cada año se hacen normalmente dos subastas, en las que los rematantes compran los lotes de madera. «Nosotros controlamos la corta buscando que sea una gestión sostenible», puntualiza el jefe.

El grupo se compone por un jefe de comarca, un jefe de zona, y seis agentes medioambientales. «La labor que venimos haciendo va desde la gestión forestal de los montes, hasta otros asuntos como el control de la recogida de setas, la caza o la pesca...». Pero sin duda, su trabajo más mediático es el que hacen cuando el fuego trata de acabar con todo.

Los agentes medioambientales ante el fuego

Concienciación relativa

Julián García no esconde que lo de querer al medio ambiente no va con todo el mundo. «Hay dos tipos de usuarios del medio ambiente: Las propias personas que viven aquí, que llevan toda la vida y siguen tratándolo igual, y los que más lo demandan como un uso social, bien sea para la madera, las setas, la caza o la pesca. Determinadas personas englobadas en ese sector no tienen muy asimilado que hay que conservarlo»., confiesa.

El papel del agente medioambiental también incluye funciones sancionadoras. Y es que tienen la doble misión de ser policía administrativa, multando por infracciones de este tipo; y de ser policía judicial, en la que hacen informes periciales y atestados que van al juzgado.

Varios detalles del trabajo de los agentes medioambientales. NB
Imagen principal - Varios detalles del trabajo de los agentes medioambientales.
Imagen secundaria 1 - Varios detalles del trabajo de los agentes medioambientales.
Imagen secundaria 2 - Varios detalles del trabajo de los agentes medioambientales.

El mundo animal, fundamental

El cariño hacia los animales también entra en juego. Los agentes cuentan en su centro de trabajo con un depósito de ejemplares sin vida que han sido víctimas de diversos estragos, como un lobo que fue atropellado en la A6 recientemente. Eso sí, el seguimiento de los que están vivos, es fundamental.

«Hacemos un trabajo muy importante en cuanto a censos de poblaciones, periódicamente se hacen censos de caza menor, de milano real, de rapaces rupícolas… Además, a través de una aplicación vamos grabando todos los avistamientos y datos que tenemos sobre el lobo para que esté fresco cada año y se puedan estimar las poblaciones», explica Julián García.

Protección

La polémica está servida desde hace varios meses. El episodio vivido por un compañero en Boñar ha puesto en alerta a los agentes medioambientales, que ya no cuentan con armamento. «Era un tema voluntario y ahora no se llevan armas, vas al campo con un bolígrafo y una libreta», lamenta el jefe, que apostilla que «al final lo que tienes que tener es un poco de mano izquierda, hay hechos más graves, como el de Boñar, pero por regla general la gente rehúye los enfrentamientos. Eso sí, medios no hay».

En los últimos años diversos aprovechamientos forestales como el de la resina también ocupan su agenda diaria, controlando que esta práctica tradicional pero novedosa en la provincia se haga de manera correcta.

Es tiempo de volver a León tras un día intenso con estos guardianes de la naturaleza, que seguirán velando porque el medioambiente esté igual o mejor de cómo se lo encontraron.

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