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Pantalones como este de cintura baja sientan bien a pocas mujeres, por mucho que estén de moda, y no por ello hay que deprimirse. El pilar de nuestra autoestima no puede sostenerse únicamente en un rasgo físico, en una tendencia o una talla.
Hay ropa que engorda

Hay ropa que engorda

Las tallas demasiado pequeñas agudizan un problema de índole social que puede dañar la autoestima y conducirnos hacia métodos de adelgazamiento poco ortodoxos y peligrosos, advierten los expertos del IMEO

redacción

Lunes, 20 de febrero 2017, 10:36

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Pantalones de pitillo, push up, cintura baja o tipo slim; vestidos cortos, ajustados, de tubo o sin mangas; tacones altos, blusas de cintura avispada o de tejido transparente... Es la moda no apta para 'gorditas' y la desesperación para entrar en un vestido en pocos días para asistir a una boda, cita o evento, impulsa a las representantes del sexo femenino a probar métodos raros y dietas 'milagrosas' a ciegas, sin pensar en las secuelas negativas que pueden dejar rastro en su salud, metabolismo o equilibrio emocional y vital.

Es un problema complejo que va más allá de la moda y las apariencias, sostienen los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) y con el fin de aclarar dudas sobre el tema, ofrecen algunas pautas como solución a nivel nutricional y psicológico.

Cada vez más consumidoras se preguntan ¿es la ropa la que se debe adaptar a las personas o a la inversa?. En EEUU han solucionado el asunto, aumentado con varios tamaños el patrón establecido en los años 50, porque se había quedado anticuado para el siglo XXI donde el 67% de la población femenina, unas cien millones de americanas, lleva una ropa de talla grande 'plus size'.

El tallaje que se usa actualmente en España se basa en estudios de los años 70 y no refleja las medidas reales del colectivo femenino, donde un 44, 7% de las mujeres de 18 y más años está por encima del peso considerado normal (datos de la Encuesta Europea de Salud en España del INE, octubre del 2015). No obstante, predomina la tendencia de hacer la ropa cada vez más pequeña y muchas consumidoras se quejan de que ya no entran en su talla habitual, manteniendo el mismo peso.

Si nos comparamos con los países vecinos, veremos que una talla 42 española equivale a una 40 alemana, una 42 francesa y una 46 italiana. En este contexto, no es de extrañar que muchas multinacionales y tiendas online que se dedican a la venta de ropa de mujer utilicen el tallaje alemán: hace que sus clientas se sientan más delgadas al saber que utilizan una talla menor.

«El hecho de que se lleva una talla superior a la habitual, de tamaño especial o grande, puede acarrear serios problemas de autoestima en la mujer y en adolescentes puede derivar en algún trastorno de la alimentación», anota María González, psicóloga experta en obesidad y conducta alimentaria del IMEO.

En el contexto de las rebajas se suman otras variables de igual importancia, como tener que enfrentarse a los probadores tras el periodo navideño, cuando se producen más sobreingestas y rupturas de la rutina de actividad física, que podrían estar en la base de mucha toma de decisiones en cuanto a iniciar una dieta o cambio físico.

«La experiencia en consulta nos revela que en época de rebajas las mujeres con sobrepeso u obesidad se muestran más susceptibles y descontentas con su físico, debido a la insatisfacción de cómo les queda determinado tipo de ropa», explica Rubén Bravo, experto en nutrición y portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

Talla y autoestima

«La autoestima es la valoración que hacemos de nosotros mismos sobre la base de las sensaciones y experiencias que hemos ido incorporando a lo largo de la vida», explica González. Esta autovaloración es muy importante, dado que de ella dependen en gran parte la realización de nuestro potencial y logros personales. Es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y carácter. Por lo tanto, puede afectar a nuestra manera de estar, de actuar en el mundo y de relacionarnos con los demás.

El problema, como explican desde el IMEO, estriba  cuando sostenemos el pilar de nuestra autoestima únicamente en un rasgo físico, en una cifra, en una talla, en este momentos entran en juego las distorsiones cognitivas de generalización o abstracción selectiva, ya que no hay datos objetivos que nos muestren una misma talla en cuerpos idénticos y depende de más variables como la constitución de cada persona, la distribución de la grasa corporal, la altura, etc. «Lo saludable para nuestra autoestima seria entender que las tallas no clasifican la belleza o salud del cuerpo femenino, sino un mero tallaje textil, que varía según el país y la marca comercial, con lo cual dirijamos la atención a la prenda y como se adapta a nuestra silueta y no a la cifra numérica», indican.

En el mundo de la moda también hay una tendencia de vuelta al corsé con el fin de estilizar aún más la línea. «Llevar una faja o moldeador de cuerpo no es malo desde un punto psicológico, siempre y cuando estas prendas se utilicen como un instrumento para complementar una prenda y se busca un resultado más estético», indica la psicóloga. Lo patológico sería identificarse con la imagen del cuerpo con la prenda en cuestión y rechazar la imagen real, pudiendo convertir dicho complemento en la base de la seguridad de la persona a la hora de enfrentarse al mundo social, distorsionando su autopercepción. «Es positivo querer estar más atractiva y cómoda, pero desde la aceptación del cuerpo real no desde el rechazo y la negación», subraya González.

La salud intestinal

A veces, la dificultad de cerrar la cremallera del pantalón, no se debe a un aumento de talla, sino a una inflamación en la zona abdominal. Producida por estreñimiento, intolerancias alimentarias o un estado de salud intestinal que deja mucho que desear, es una de las principales causas de retención de líquidos y de un consecuente aumento de peso que fácilmente puede rondar los dos kilos. Afecta principalmente a las mujeres durante los períodos de desajuste hormonal, como menstruación, embarazo o menopausia, pero también se puede deber a una alimentación inadecuada y al estrés.

Introduciendo pequeños cambios en nuestro estilo de vida puede ayudar a mejorar no sólo nuestro sistema linfático e intestinal, sino también nuestro estado general de salud y el aspecto físico.

A continuación, los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad enumeran algunas pautas que ayudan a reducir la retención de líquidos y la inflamación abdominal.

Para bajar la inflamación abdominal

Nunca debemos proponernos perder más de 1Kg o 1,5 kg por semana. Está más que demostrado que las dietas equilibradas ganan 'por goleada' a las dietas milagro a medio plazo en la pérdida de grasa final, en la mejoría de la masa muscular y en el estado general de salud. Es importante que nuestro menú sea rico en proteínas, pues están compuestas de aminoácidos que trabajan en diferentes funciones sobre la buena salud muscular y de los tejidos.

Realizar actividad física aeróbica combate el estreñimiento y favorece la eliminación de líquidos. Si queremos mejorar y armonizar nuestra silueta, tenemos que saber que la masa muscular de nuestro cuerpo es una gran 'máquina para quemar calorías'. Por lo tanto, si trabajamos con ejercicio aquellas aéreas donde más grasa tenemos, podremos equilibrar en cierta manera los 'quemadores de grasa' localizados. Además, no hay que olvidar que el sistema linfático, encargado de eliminar el líquido retenido, está unido con el sistema cardiovascular, de modo que con el aumento de la frecuencia cardíaca, aceleramos el proceso de eliminación de líquidos. Practicar actividad física aeróbica moderada 3 a 4 veces por semana durante 45 a 60 minutos tabién nos ayudaría a combatir el estreñimiento y estimular el movimiento peristáltico que realizan las diferentes partes del aparato digestivo para 'transportar' y desmenuzar la comida.

Cenar o desayunar alimentos ricos en pre y probióticos favorece el tránsito intestinal y las defensas. Estas bacterias, presentes en los yogures, la cuajada o el kéfir, son de gran beneficio para nuestra salud intestinal, ya que favorecen la fortaleza del sistema inmunitario, la absorción de nutrientes y el tránsito intestinal. «Para los que se proponen perder peso, recomendamos tomar 2 raciones de lácteos desnatados al día, uno como tentempié a lo largo de la mañana y el segundo, en la merienda o cena», sugiere Bravo.

Tomar té verde en el desayuno para estimular la función renal. Sustituir la taza habitual de café en el desayuno y a media mañana por una de té verde, puede ser una elección sabia en esta ocasión, ya que su teína estimulará la función renal mientras nos aporta antioxidantes.

Beber 2 litros de agua al día para renovar nuestra reserva de líquido corporal. Se estima que el contenido en agua de los distintos órganos, dependiendo de su composición, varía desde un 83% en la sangre hasta sólo un 10% en los tejidos adiposos. El agua ingerida aparece en el plasma y las células de la sangre tan sólo cinco minutos después de ser ingerida. Para una persona que beba 2 litros de agua al día, una molécula de agua permanece en el cuerpo 10 días de media, y el 99% de la reserva de agua corporal se renueva en 50 días. Por esta razón, es muy importante tomar 2 litros de agua (2,5 litros, si se hace deporte) para hacer que el líquido intersticial retenido entre nuestras células se renueve más rápido.

Obtener hidratos de carbono a partir de frutas, verduras y cereales integrales.Los hidratos de carbono son muy importantes en una dieta equilibrada, porque nos aportan vitaminas, minerales y antioxidantes, al mismo tiempo que grandes cantidades de fibra. Eso sí, hay que obtenerlos de frutas, verduras y cereales integrales, evitando en la medida de lo posible las harinas refinadas y los alimentos industrializados.

Reducir el consumo de grasas saturadas y aumentar el de grasas mono y poliinsaturadas. Las grasas saturadas en exceso favorecen la inflamación, en cambio las ricas en omega3 son antiinflamatorias, igualmente estarás mejorando tu salud cardiovascular. Por esta razón es recomendable priorizar el consumo de pescado azul, aceite de oliva, frutos secos y aguacate, por encima del consumo de bollería industrial, carnes grasas animales y mantecas.

Recurrir a las proteínas de origen animal como fuente de energía y saciedad.«En consulta normalmente recomendamos tomar carne roja 2 veces a la semana, preferiblemente de ternera por su alto contenido en hierro y vitaminas del grupo B, y completar con pescado o marisco, 4 veces por semana, optando por pescados de pequeñas dimensiones en la mayoría de las ocasiones, y consumir pescado de  grandes no más de 2 veces por semana, debido a su mayor concentración de metales pesados», aconseja el experto en nutrición del IMEO.

Para orientarnos sobre la ingesta diaria recomendada de proteínas, habría que multiplicar 0,9 g de proteínas magras por kilo de peso para las personas sedentarias y 1,5 g de proteínas magras por kilo de peso para los que realizan un deporte intenso. Hay que tener en cuenta que por cada 100 g de carne ingerida, obtendríamos entre 20 y 30 g de proteína. Una mujer, por ejemplo, que pesa 60 kg y entrena activamente durante el día, cubriría sus necesidades nutricionales de proteína con una pechuga de pollo de 200 g y un filete de ternera de 180 g. 

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