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Aceite de palma.
¿Aceite de palma? Que no cunda el pánico

¿Aceite de palma? Que no cunda el pánico

Cada día más productos alimentarios contienen altas dosis de grasas saturadas que pueden derivar en enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, los expertos recomiendan no exagerar y leer bien las etiquetas

linda ontiveros

Sábado, 18 de marzo 2017, 03:20

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El aceite de palma aumenta el colesterol y, por tanto, las patologías cardiacas, su fabricación genera unos contaminantes potencialmente carcinogénicos, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA); un estudio del IRB Barcelona asegura que alimenta a las células cancerígenas induciendo la metástasis; lo que se cocina con aceite de palma contribuye más a la obesidad. ¿Cuáles de estas advertencias están comprobadas y cuáles no?

La primera de ellas se basa en hechos comprobados: «El aceite de palma es un aceite vegetal que tiene grasas saturadas que elevan el colesterol malo (LDL) que se deposita en las arterias de nuestro cuerpo», afirma la doctora Petra Sanz, miembro de la Fundación Española del Corazón y cardióloga del Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles de Madrid. «Un consumo frecuente puede elevar los niveles del colesterol y, unido a la existencia de otros factores de riesgo como diabetes, hipertensión o tabaquismo, hace que el colesterol en exceso, circulante por la sangre, se vaya depositando en nuestras arterias y las obstruya».

Ahora bien, evitar la ingesta de este tipo de grasas requiere de un esfuerzo adicional por parte del consumidor, pues se utiliza cada vez con más frecuencia en la industria alimentaria para elaboración de galletas, bollería industrial y otros alimentos. «A veces es muy difícil encontrar una galleta o bollería que no tenga ese tipo de grasa», advierte la doctora Sanz. El segundo punto también se ha podido comprobar. En el proceso de elaboración de alimentos con aceite de palma, cuando se alcanzan temperaturas superiores a los 200 grados centígrados, los esteres glicidílicos (GE) son un peligro para la salud en todos los grupos de edad en altos niveles de exposición.

Qué comer

  • - Elija carnes blancas, como pollo, pavo, conejo y productos lácteos.

  • - La bollería y alimentos que no estén bien etiquetados o contengan demasiadas grasas saturadas.

  • - La ley no obliga a especificar qué tipo de aceite se ha utilizado en la elaboración de los productos alimentarios manufacturados. Basta con que pongan si el aceite es de origen vegetal o animal. El consumidor debe, entonces, leer el contenido de grasas y, si los valores de las saturadas es alto, mejor no consumirlo. «Si la grasa saturada es superior a las monoinsaturadas o poliinstauradas hay que evitar este producto», recomienda Petra Sanz, miembro de la Fundación Española del Corazón y cardióloga del Hospital Rey Juan Carlos.

  • - Compre productos naturales y prepare su propia comida con aceite de oliva, que se sabe que es bueno para disminuir los niveles de colesterol.

  • - Con moderación, se puede comer carne roja, pero hay que eliminar la grasa visible antes de cocinarlas.

  • El aceite de palma se utiliza en la elaboración de

  • Bollería industrial.

  • Galletas.

  • Tortillas de maíz, patatas fritas.

  • Cremas de cacao.

  • Caramelos como Sugus o regaliz.

  • Masas de hojaldre.

Sin embargo, la EFSA no recomendó dejar de consumir estos productos, a la espera de más estudios para evaluar el nivel de riesgo. Mientras tanto, ante la clasificación de «probable cancinogénico», la OCU reclamó «una especial vigilancia independientemente del tipo de aceite», pues «este tipo de contaminantes no están exclusivamente en el aceite de palma, ya que también aparecen en otro tipo de aceites vegetales refinados, como el aceite de soja o maíz, aunque bien es cierto que en estos últimos en cantidades inferiores».

El tercer punto en cuestión, sobre la incidencia de los aceites, y sobre todo el de palma, en la extensión del cáncer, carece aún de suficientes pruebas en laboratorios y con humanos. «Recientemente se habla mucho del efecto negativo del aceite de palma debido a los comentarios surgidos por un artículo científico realizado por IRB Barcelona, basado en un ensayo experimental, en el que parece que las células cancerosas se nutren con ácido palmítico, la principal grasa del aceite de palma, que hace crezcan más, se extiendan más y haya más metástasis», comenta el doctor Emilio Ros, investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (Ciberobn). «Pero de ahí a traducir esto a los humanos y a lo que pueda ocurrir en la clínica hay un abismo. De modo que es una exageración que la gente se preocupe y piense que si compra productos que tienen aceite de palma va a tener cáncer. En Tailandia, Indonesia, Malasia la gente consume el aceite de palma como en España el aceite de oliva, y no hay ninguna evidencia que ahí tengan más cáncer, por ejemplo».

Por último, también resulta falsa la creencia de que el consumo de aceite de palma causa sobrepeso: «La grasa en sí no es un compuesto de la alimentación que promueva la obesidad», desmiente el doctor el doctor Ros. «Hoy en día se sabe que los azúcares inciden más que las grasas. Nuestro hígado, cuando se consume mucho azúcar, lo transforma en grasa y una parte de ella es ácido palmítico porque forma parte de todas las membranas celulares».

Descartadas unas, aceptadas otras, se comprueba que el aceite de palma causa más daño a la salud que otros aceites vegetales, ¿por qué, entonces, la mayoría de productos elaborados por la industria alimentaria lo contiene? Hay tres razones: primero, porque el aceite de palma es más barato que otros, como el de oliva, maíz o soja; segundo su consistencia, más sólida, ayuda a la elaboración de la bollería industrial; y tercero, por el sabor que da a los alimentos.

«Si utilizaran grasas más insaturadas, como la del aceite de oliva, esos productos no tendrían tanta consistencia; se romperían, serían muy blandas», explica el doctor Ros. «El aceite de palma es un alimento rico en ácido palmítico que aumenta el colesterol. Aunque el aceite de palma es el alimento que tiene más de este ácido graso saturado, también está presente en otros alimentos, como la leche, la carne o el aceite de coco. Si bien se recomienda no consumir grandes cantidades de ácido palmítico o alimentos que contengan de aceite de palma, no hay por qué exagerar en su restricción».

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