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Sergio Morate, durante el juicio. Foto: Efe | Vídeo: Europa Press

Morate se niega a declarar en el juicio por los asesinatos de su exnovia y una amiga

La acusación particular eleva su petición de pena a 56 años de cárcel

J. V. MUÑOZ-LACUNA

Cuenca

Lunes, 23 de octubre 2017, 10:25

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Sergio Morate, el único acusado por los asesinatos de su exnovia, Marina Okarinska, y una amiga de ésta, Laura del Hoyo, en agosto de 2015, se ha acogido a su derecho a no declarar durante la primera sesión del juicio que contra él se ha iniciado en la Audiencia Provincial de Cuenca y que se prolongará durante toda esta semana.

Morate, de 34 años, incluso se ha negado a contestar a las preguntas de su abogado defensor, que pide su libre absolución bajo el argumento de que Sergio mantenía una relación estrecha y cordial con su exnovia tras romper su relación sentimental y que no hay pruebas que lo incriminen en el doble asesinato. Además, el abogado defensor, José Javier Gómez Cavero, ha alegado que Sergio no huyó a Rumanía tras la desaparición de las dos jóvenes sino que, en realidad, tuvo que adelantar un viaje previsto para acudir a un bautizo. Según su letrado, "primero se señaló a un culpable y después se fueron buscando las pruebas para seguir culpándolo pero sin mirar otras alternativas".

Argumentos que no comparten ni la Fiscalía ni la acusación particular, que representa a las familias de Marina y Laura. La fiscal, Cristina Moruno, ha avanzado que a lo largo del juicio tratará de demostrar que el acusado había "planificado" el asesinato de su exnovia porque días antes de su encuentro para que Marina recogiera unos enseres personales en casa de Sergio había comprado material para llevar a cabo el crimen -cal viva- e incluso había preparado el lugar donde enterró a las víctimas en un paraje cerca de Cuenca.

Amigos de las víctimas colocan una pancarta en la entrada de los juzgados.
Amigos de las víctimas colocan una pancarta en la entrada de los juzgados. Efe

En este sentido, la Fiscalía sostiene que Morate es autor de un doble delito de asesinato con las agravantes de alevosía "porque las atacó por sorpresa para asegurar su muerte", abuso de autoridad y violencia de género. Por su parte, la acusación particular, que se ha sumado a las tesis de la Fiscalía, ha anunciado que elevará su petición inicial de pena hasta los 56 años de cárcel –la Fiscalía solicita 48-.

En la primera sesión de este juicio, la defensa ha llegado a solicitar la incomunicación de los 9 miembros del jurado -7 hombres y 2 mujeres- o la celebración del juicio a puerta cerrada al entender que han podido verse influidos por las informaciones publicadas por los medios de comunicación. Una petición que el presidente del tribunal, José Eduardo Martínez Mediavilla, ha rechazado al entender que los miembros del jurado son personas adultas capaces de tomar decisiones basándose sólo en las pruebas que se expongan y que los medios de comunicación no tomarán imágenes del jurado o de los 39 testigos que declararán a lo largo de esta semana.

«Sergio vigilaba y controlaba a mi hermana»

Dos de los primeros en declarar han sido la madre y la hermana de Marina, Olga y Alina Okarinska. Esta última ha relatado que Marina "se sentía controlada y vigilada por Sergio Morate". Alina, de hecho, se ha dirigido directamente al presunto asesino nada más entrar a la sala de vistas para espetarle: "Levanta la cabeza, desgraciado, y mira a mi madre a la cara".

Posteriormente, ha explicado a preguntas de la Fiscalía que Morate "controlaba cada paso que Marina daba". "Mi hermana, por ejemplo, venía a mi casa, y cada dos por tres le llamaba para preguntar qué hacía. Siempre le vigilaba". Ha relatado además que Sergio Morate llegó a viajar hasta Ucrania cuando Marina ya estaba asentada en su país de origen toda vez que puso fin a su relación amorosa.

En su testimonio, ha dicho que la tarde en la que desaparecieron Laura y Marina acudieron a la casa de Morate, donde ya se encontraba la policía. Allí, coincidieron con la madre de Morate, quien "estaba destrozada".

Había contactado previamente con ella por teléfono para preguntar por Morate y por si conocía el paradero de Marina y Laura. "Me dijo que no sabía nada, y que Morate había pasado a cenar y se había ido muy rápido".

A preguntas de su abogada, ha reconocido que en dos ocasiones ha tenido que dejar sendos puestos de trabajo a instancias de Morate a quien "no lo gustaba" sus labores. En ambas ocasiones, ha dicho, dejó dos establecimientos hosteleros para pasar a trabajar con la familia de Morate, en su tienda de muebles primero y en el restaurante de un tío suyo después.

"Ella quería ponerle fin. Eran incompatibles. Al final, incluso dormían en camas separadas", ha dicho Alina, quien ha detallado que Marina regresó a Cuenca para trabajar en Semana Santa para "no fallarle" a la dueña del establecimiento hostelero, con quien se había comprometido.

Según Alina, el control de Morate hacia su hermana era tal que incluso accedía a su teléfono móvil. "Mi hermana tenía cuentas en redes sociales ucranianas, y él llegaba a utilizar un traductor para entender los mensajes", ha detallado. Además, ha dicho desconocer si Morate llegó a maltratarla físicamente, pero sí que ha reconocido que le insultaba.

El testimonio de los padres

De su lado, la madre de Marina, Olga Okarinska, ha dicho a preguntas del Ministerio Fiscal que su hija vivía desde hacía ocho años en España, y que conocía a Sergio Morate por su relación amorosa, que duró unos cuatro años. Ha reconocido que tenía conocimiento de que Morate ejercía control sobre Marina, si bien nunca tuvo constancia de que hubiera sufrido algún tipo de maltrato físico.

Según ha dicho, fue en el mes de marzo cuando Marina puso fin a su relación y regresó a Ucrania, tras lo que Morate le llamó por teléfono para preguntar por su hija. Marina, según el testimonio de su madre, regresó a Cuenca en el mes de abril, coincidiendo con la Semana Santa, para trabajar en un restaurante del Casco Histórico de Cuenca, periodo en el que no volvió a tener relación con Morate. Toda vez que regresó a Ucrania, ha asegurado que Sergio llamó a Marina para pedirle que regresara a la vivienda que habían compartido a recoger sus enseres, ante lo que ella se negó reiteradamente hasta el día de los hechos.

La llegada del acusado

El acusado ha llegado a la Audiencia Provincial de Cuenca en un furgón policial y ha tenido que escuchar gritos de “asesino” cuando se ha dirigido a pie y escoltado por varios agentes a la puerta del edificio judicial. Allí lo esperaban amigas y familiares de Laura del Hoyo como sus hermanas Sonia y Cristina, que han reconocido sentir "rabia, dolor y mucha impotencia por tener que ver su cara y no poder hacerle nada porque lo llevan muy protegido".

Las dos hermanas de Laura y varias amigas han colgado pancartas pidiendo que caiga el máximo peso de la ley sobre Sergio Morate mientras vestían camisetas negras con el rostro impreso de Laura junto a la leyenda: "Que se haga justicia con el asesino que arrebató mi vida". "También queremos que nos diga por qué mató a Laura", explicaba su hermana Cristina a las puertas de la Audiencia Provincial a la que acudirán en cada jornada de este juicio.

Los hechos que se juzgan ocurrieron el 6 de agosto de 2015. Ese día, Marina había quedado con su exnovio para recoger objetos personales en el piso de Sergio donde ambos habían convivido. Como Marina temía que su excompañero sentimental pudiera hacerle daño, pidió a su amiga Laura que la acompañara. Horas más tarde, ambas fueron asesinadas y sus cadáveres semienterrados en cal viva en el cercano pueblo de Palomera donde un viandante los encontró días después.

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