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Bacary Sagna vivió una terrible experiencia con el fuego siendo niño, y cuando conoció la tecnología a través de su amigo Theo Pasa, se volcó en tratar de que se conozca por todo el mundo. «Recuerdo perfectamente cuando yo era niño que hubo un incendio en nuestro barrio, en la casa de unos amigos. Nos desalojaron por el humo y allí, fuera de nuestras casas, vimos a las tres de la mañana cómo se quemaba la casa. Murieron varias personas», dice el lateral francés, que explica con la bola en sus manos lo sencilla y efectiva que es la tecnología. «Siempre que hay incendios pienso que se podrían evitar con esto», dice enseñando la bola, que le entra en una mano.
En 1997 lo mismo pensó el inventor de la Bola Elide, Phanawatnan Kaimart, que fue testigo de un devastador incendio en el tailandés hotel Royal Jomtien (de 16 pisos y 400 habitaciones), donde murieron más de cien personas. «En España y Portugal hay muchos en verano, pero también cuando no hace calor. Mira este verano que llevamos», nos dice por lo sucedido estas últimas semanas en Doñana o Pedrogão. «El problema cuando hay un incendio es que cuando se produce hay que actuar rápido. Hay que saber dónde está el extintor, confiar que esté en buen estado y luego saber usarlo (pulverizar durante más de 16 segundos). Pasados unos minutos la temperatura sube tanto (más de 750 grados entre los cuatro y ocho minutos, más de 1.000 después), que ya no te puedes acercar. Los aspersores sólo están en edificios nuevos, en algunas empresas», explica Sagna.
La masacre hizo pensar a Kaimart en la necesidad de inventar un dispositivo que pudiera ser activado de forma automática o desde una distancia segura por cualquier persona, Y creó la Bola Elide. «Es como una de balonmano, la puede usar cualquiera, sólo hay que lanzarla donde está el fuego desde una distancia considerable sin que te afecte la temperatura. Al entrar en contacto con el fuego se detona y lo apaga». Sagna, que habla castellano gracias a haber compartido vestuario en el Arsenal y el Manchester City con futbolistas españoles y otros sudamericanos, explica que la citada bola, cuando se produce un incendio, emite un ruido para alertar que se va a detonar y se activa sola.
«En un hotel con una bola por habitación es suficiente. Yo las tengo en casa sobre todo donde puede producirse algún problema, como la cocina, la habitación y también en el coche. No hace falta un mantenimiento y además, si se activa junto a un humano, incluso aunque fueran mis hijos (tiene uno de ocho años y otro de seis), no supone un riesgo para la salud», asegura. Sagna es conocido en el fútbol por ser muy constante, tener mucha determinación y estar preocupado por defender.
Y por ser un buen jugador de equipo. «Siempre me he llevado bien con mis compañeros y sí, les he contado la historia a varios de ellos. A Silva y Nolito ya les he convencido para salir en algún vídeo explicando cómo funciona», dice con una sonrisa.
La bola Elide Fire Extinguishing Ball se vende ya por todo el mundo y España Pasa Investments es el distribuidor exclusivo para la península (Portugal y España).
No parará ahí, ya que tiene previsto dar conferencias a lo largo de 2017 para que en un año, y con ayuda de algún compañero de selección «como Griezmann y Umtiti, que también lo ven importante, lo conozca mucha gente». «Esta tecnología (el precio por bola sería de 65 euros, impuestos incluídos) pueda estar instalada en colegios, hospitales, autobuses, barcos o aviones de España y Portugal», dice el futbolista. «Viajar con ello es legal, por lo que te lo puedes llevar en el coche por si tienes un accidente o para dormir sin problemas cuando no estés en casa», asegura el francés.
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