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The Doomsday Vault.
El cambio climático pone en peligro la reserva mundial de semillas del Ártico

El cambio climático pone en peligro la reserva mundial de semillas del Ártico

Preservadas en una caverna de la isla noruega de Spitsbergen a una temperatura constante de -18 grados podrían echarse a perder si aumentan más las temperaturas

A. Burgos

Miércoles, 24 de mayo 2017, 19:12

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La Bóveda Global de Semillas (The Doomsday Vault), construida en una caverna en la isla noruega de Spitsbergen, está en peligro. Diseñada como un búnker capaz de resistir un ataque nuclear o fuertes terremotos, este espacio fue concebido para preservar un millón de semillas de otras tantas especies. Lo que nadie esperaba es que el futuro del proyecto haya sido amenazado por el incremento de las temperaturas registrado a lo largo del pasado invierno y de esta primera.

Inaugurada en 2008, la Bóveda Global tiene la finalidad de proteger todas las especies vegetales conocidas y garantizar el suministro de alimentos de la humanidad. Y es que la capa permanente de hielo y nieve -permafrost- del exterior proporcionaba a los científicos las condiciones perfectas para la conservación bajo la montaña a una temperatura constante de -18 grados, sin la intervención de máquinas y elementos de refrigeración. Sin embargo, con el invierno más cálido registrado jamás en el Ártico y las copiosas lluvias de la primavera, la nieve ha comenzado a fundirse y en el interior de la caverna ha comenzado a producirse goteras que se traducen en ríos de agua que discurren hacia el túnel de entrada al recinto.

"No estaba en nuestros planes pensar que el permafrost iba a desaparecer y que tendríamos un clima extremo como el actual", según explica Hege Njaa Aschim, representante del Gobierno noruego, propietario de la Bóveda. El agua que entró en el tunel se congeló, por lo que aquello parecía un glaciar, afirma el funcionario en declaraciones al rotativo británico 'The Guardian'. Afortunadamente, el agua no llegó al lugar de almacenamiento, por lo que, de momento, las semillas siguen estando seguras a la temperatura de almacenamiento requerida.

El incidente ha hecho que los responsables de la Bóveda se cuestionen su fragilidad si continúan aumentando las temperaturas. "Se suponía que funcionaría sin la ayuda de los humanos, pero ahora estamos obligados a vigilar el recinto durante las veinticuatro horas, apunta Aschim. "Debemos ver qué podemos hacer para minimizar todos los riesgos y asegurarnos de que el banco de semillas pueda cuidarse por sí mismo".

La vigilancia también se han llevado hacia los exteriores de la Bóveda. Los científicos realizan un exhaustivo seguimiento meteorológico de la zona. A finales del año pasado, las temperaturas medias fueron 7 grados superiores a lo normal en Spitsbergen, lo que produjo que el permafrost comenzara a derretirse.

Para evitar las filtraciones los expertos han comenzado a impermeabilizar los cien metros del tunel de entrada y a cavar trincheras en la ladera de la montaña para canalizar el deshielo y la lluvia.

Aschim advierte que, por el momento, que no hay más opciones que encontrar soluciones a los problemas que plantea el cambio climático para garantizar la seguridad de la Bóveda. "Es una gran responsabilidad y lo tomamos muy en serio. Estamos haciendo esto por el mundo ", añade.

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