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Lars Heikensten.
La Fundación Nobel resta importancia a la ausencia de Dylan en la ceremonia

La Fundación Nobel resta importancia a la ausencia de Dylan en la ceremonia

"No va a ser el primero que no acuda", asegura el director ejecutivo de la entidad, Lars Heikensten, que insiste en Madrid en que la elección del cantautor ha sido acertada

Álvaro Soto

Viernes, 18 de noviembre 2016, 14:22

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Quizá le hemos complicado la vida al señor Dylan concediéndole el galardón. El director ejecutivo de la Fundación Nobel, Lars Heikensten, ha ironizado este viernes sobre el premio de la Academia Sueca que más repercusión ha tenido en los últimos años. Durante un encuentro con los medios en la Fundación Areces, en Madrid, Heikensten ha restado importancia a la anunciada ausencia del cantante norteamericano en la ceremonia del 10 de diciembre en Estocolmo, pero ha admitido que tendrán que cambiar de planes.

No va a ser el primero que no acuda a recoger el galardón, tampoco asistió la escritora Alice Munro. Es cierto que una de las peticiones que hacemos a los premiados es que realicen algún tipo de presentación. Con Munro fue una entrevista, pero no sabemos qué haremos con Dylan. Somos bastante flexibles y es posible que llevemos a cabo algo a posteriori. Según las normas, la fecha tope para recoger el premio es el 10 de diciembre de 2017, así que tenemos tiempo, ha reiterado el director ejecutivo de la Fundación Nobel, que, eso sí, ha admitido que se preocupó cuando el artista no dio señales de haberse enterado de la distinción durante días, después de hacerse pública.

En lo que no ha mostrado ninguna duda Heikenstein es en la pertinencia de premiar a un compositor musical. Aunque la Fundación no entra en las elecciones de los comités, sí creemos que es una buena idea que los jurados se salgan de las normas a la hora de elegir a los galardonados, ha apuntado. Galardonados a los que nunca se les pregunta si van a acudir a la gala de entrega. Si no lo hacen, tenemos que aceptarlo, ha insistido.

La Fundación Nobel se encuentra en plena campaña para hacerse global. Con encuestas en la mano saben, lo ha dicho Heikenstein, que su marca es reconocida en todo el mundo, empezando por su propio país y acabando en la emergente Asia. Pero aun así, no quieren quedarse parados y están expandiéndose en internet y las redes sociales, han levantado museos en Estocolmo y Oslo y están desarrollando acciones en países como Japón con donantes y patrocinadores. Además, planean crear una red de premiados que funcionen en común y puedan publicar artículos y dar charlas en todo el mundo.

Dentro de esta política de puertas abierta, la Fundación Nobel admite que algunos de los premios concedidos a lo largo de su Historia han sido controvertidos, y no solamente el de la Paz o el de Literatura, sino también algunos científicos, como el que se concedió en 1949 a quienes desarrollaron las primeras lobotomías. Ahora existe un consenso contrario sobre las lobotomías, apunta Heikenstein. Otros premiados como Kissinger, Al Gore o la Unión Europea también estuvieron en el ojo del huracán. Sin embargo, a toro pasado, vemos que las mejores opciones suelen ser las más polémicas, argumenta el presidente de la Fundación.

El peso de los continentes en cuanto al número de premiados está cambiando. Antes de la Segunda Guerra Mundial, prevalecían los galardonados europeos, después fueron los norteamericanos y ahora le llega el turno a los asiáticos. En este punto, Heikenstein esboza planes como los de Japón, que hace una década se propuso conseguir más premios Nobel y lo está consiguiendo, o Corea del Sur, en el mismo sentido. En el lado contrario se encuentran muchos países europeos, que están perdiendo la batalla de la ciencia. Y no solo se trata de invertir más dinero, sino de cómo se invierte y de crear las condiciones adecuadas para que los investigadores quieran instalarse en nuestros países. Por ejemplo, en Estocolmo, los precios de la vivienda y el de la vida en general son tan altos que muchos científicos creen que no les compensa venir, subraya.

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