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Los braceros levantan la imagen del Cristo de la Redención.
Silencio, Redención

Silencio, Redención

El golpe de las horquetas ha roto el estremecedor silencio que ha arropado a la tres tallas de la procesión de Nuestro señor Jesús de la Redención, marcada por la seriedad, la compostura y el silencio

a. cubillas

Lunes, 10 de abril 2017, 10:16

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Tres secos golpes en la puerta del convento de las Carbajalas han anunciado en la jornada dominical el inicio de la Procesión de Nuestro Señor Jesús de la Redención. Procesión solemne, austera y con una profundidad religiosa donde las haya en esta Pasión leonesa marcada por la seriedad, la compostura y el silencio.

Antes, en el interior, se le ha hecho entrega a la agrupación de Nuestra Señora de Angustias y Soledad de un corbatín por su acompañamiento durante los últimos años y se ha celebrado el tradicional rezo de las preces de rigor que impone el silencio que ha presidido este acto.

"A vosotros os llamo, Hermanos de la Cofradía de Nuestro Señor Jesús de la Redención", ha anunciado el secretario de la cofradía que ha iniciado a marcha por las calles angostas del Barrio Húmedo.

La imagen del Padre Jesús de la Misericordia abría el desfile, portado al unísono por los hermanos braceros ante la atenta mirada de los leoneses que abarrotaron cada esquina de las estrechas calles por las que discurría la procesión.

Le seguía el imponente paso del Santo Cristo de la Redención, cuya majestuosidad se ha visto incluso incrementada a su paso al caer la noche y envuelto en un silencio, sólo roto por el estrepitoso sonido de las horquetas sobre el suelo.

Con autoridad en su avance y dominado por la sobriedad y el silencio, ha discurrido el desfile que cerraba el paso de Nuestra Madre de la Divina Gracia que abandonaba el convento ya entrada la noche, iluminada por la luz de las velas y siguiendo el ritmo marcado por las agrupaciones del Dulce Nombre de Jesús del Nazareno y de Nuestra Señora de Angustias y Soledad y la banda de Minerva.

Un acto marcado por el espíritu de la peregrinación, la fe y la rendición, la cofradía ha vivido con especial recogimiento esta procesión que habla más con el silencio que con las palabras. Estremecedor el sonido de las horquetas que trasmite autoridad a cada paso. Imponente la imagen de sus tallas en medio de la noche leonesa.

La procesión de Nuestro Señor Jesús de la Redención ha recorrido el casco antiguo hasta la Iglesia de San Martín, en cuya puerta principal y en las escaleras de la misma la coral ha cantado al paso de las imágenes que se procesionan.

La procesión, siguiendo su tradición, se ha recogido en silencio y oración y tras acceder al convento y en absoluto silencio el abad ha dado orden de descubrirse y tras rezar las preces de rigor y emplazar a todos los Hermanos para años venideros, ha dado por concluida esta jornada del domingo donde, a pesar de las previsiones, la lluvia ha dado una tregua.

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