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Miércoles, 19 de abril 2017, 11:53
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Hubo lágrimas. Pero no de rabia. Lágrimas de emoción, de ilusión, de esperanza. Las altas temperaturas y un sol radiante han permitido este sábado lo que justo hace un año la lluvia ahogó. El Sábado de Pasión ha brillado en la capital leonesa donde cientos, miles de personas han arropado a la procesión de Jesús de la Esperanza.
El incienso ha vuelto a embriagar las calles de la ciudad donde los tambores truenan, las cornetas suena y las campanas repican en este segunda día de la Semana Santa.
Capillos y pies descalzos de los braceros que han pujado los cuatro pasos de la Sacramental y Penitencial Cofradía de Nuestro Padre Jesús Sacramentado y María Santísima de La Piedad, Amparo de los Leoneses.
A las 6.00 de la tarde, puntual, los braceros sacaban de la Real Basílica de San Isidro la talla de Jesús Cautivo ante Anás, era el inicio de este Sábado de Pasión en el que los leoneses se han reencontrado con el Cristo que viene a predicar un mensaje de Esperanza.
Con su túnica blanca y las manos atadas por la parte de adelante, ha discurrido por el itinerario ante la mirada de Anás, representando el momento en que ante sus preguntas, Jesús contesta: ¿Por qué me preguntas a mí? Interroga a los que escucharon lo que he dicho.
Paso solemne marcado al ritmo de las marchas de la banda de la Victoria y las agrupaciones del Gran Poder y de las Bienaventuranzas en el acto principal del Sábado de Pasión que, por segundo año consecutivo, contó con la presencia de la Legión y su afamada cabra.
Elegante caminar el de la talla de la Virgen de la Piedad y del Milagro, que data de finales del siglo XVI y principios del XVII y su autor es desconocido, aunque fue repintada en 1830 por Bernardo Fernández Neira, ha sido el objeto de innumerables fotografías por parte de los fieles que han salido al paso de la procesión.
Una imagen a la que le ha sucedido la talla de Jesús de la Esperanza que muestra a un cristo yacente y que, tras siete años, volvía a procesionar por las calles de la capital.
Imposible contener la emoción cuando un baño de pétalos de rosas ha acompañado el caminar de la hermosa talla de la Virgen de la Esperanza que ha cerrado una procesión que ha recorrido las principales calles del casco histórico de León ante la admiración de miles de fieles.
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