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Viernes, 17 de marzo 2017, 10:12
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Lleva por nombre la Virgen Guapa y es que por ella, sin duda, no pasan los años. Cien primeras lunas de primavera la contemplan y de sus ornamentos emana su bellaza.
La Soledad ya es centenaria y su cofradía, la Real de Minerva y la Vera Cruz, le ha querido rendir un merecido homenaje a tal simbólica efeméride.
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Sus 90 braceros, que han ido donando su puja generación a generación, son el soporte de una Madre que cada Viernes Santo de año impar llora desconsolada tras la urna de su hijo yacente.
La responsabilidad de portar esta imagen, que rechaza folklorismos, es la que surge del luto, la austeridad y el negro que refleja su valioso tejido. Son los papones de San Martín, sus braceros, los que soportan el peso y la devoción que suscita esta talla para León.
«Lo importante son los braceros, que pujan y llevan adelante una procesión de seis horas que se hace muy sufrida y muy costosa; pero hay mucha voluntad, mucho interés y mucho arraigo en cuanto a la imagen», mantiene su seise, José María Domínguez, quien se considera «la cabeza visible a modo organizativo» y cuya responsabilidad es la coordinar, pero insiste, «la valía la tienen los braceros que soportan el peso y devoción de una procesión muy importante para León».
Un donativo de 1917
El origen de la Soledad es discutido. Como talla anónima, llegó por donativo en 1917 de la Real Cofradía del Santísimo Sacramento de Minerva y la Santa Vera Cruz.
Más tarde incorporó faroles, dosel y el corazón con siete lanzas de plata que preside su pecho. Y desde 2011 ostenta rango militar. Es generala del Ejército, gracias al nombramiento del general Santos Senra, de Aviación, que tenía un gran vínculo con José Antonio González, antiguo abad de la penitencial. Por ello, porta un fajín rojo como símbolo de ese importante nombramiento.
Una exposición austera y sobria se puede contemplar en la sala de exposiciones del Ayuntamiento de San Marcelo. Sólo falta ella, la Guapa, que espera en sede canónica a ser venerada y devocionada por sus fieles.
Esos que suspiran los impares para sacarla a la calle. Esos que cada primavera impar ven en la Soledad el respeto que imprime su dolor y que genera absoluta admiración en la Oficial del Viernes Santo en León.
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