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Representación en el castillo de los Templarios de la compañía 'Conde Gatón' de Ponferrada, que cumple su cincuenta aniversario .
Un telón que se alzó hace medio siglo

Un telón que se alzó hace medio siglo

La compañía teatral Conde Gatón de Ponferrada celebra su 50 aniversario preparando un nuevo espectáculo que se estrenará a finales de la primavera

d. álvarez

Domingo, 26 de marzo 2017, 21:24

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La compañía teatral Conde Gatón de Ponferrada celebra en este 2017 sus bodas de oro buscando financiación para la nueva producción que preparan de cara a finales de la primavera y ultimando las celebraciones previstas para conmemorar este medio siglo de historia. Los diez integrantes que actualmente forman parte de la compañía destacan las representaciones de El señor de Bembibre llevadas a cabo en el interior del Castillo de los Templarios de la capital berciana como uno de los montajes que más intensamente han marcado el devenir de la agrupación.

Son más de cincuenta los montajes los que avalan la trayectoria de la compañía Conde Gatón como buque insignia del teatro hecho en la comarca. En la actualidad, el grupo, capitaneado por Ovidio Lucio Blanco, cuenta entre sus filas con Diego Madero, Javier Vecino, José Manuel Neira, Javier Louzao, José Luis Gutiérrez, Santiago Antelo, José Manuel Valcarce, María Encina Varela y Sonia Cuadrado. Diez personas que, durante varias décadas, han compaginado sus respectivas profesiones con el arte escénico.

La compañía se fundó en mayo del 67 aunque la formación original sólo estuvo activa durante cuatro años, hasta que sus integrantes la abandonaron. En el 71 y en los años posteriores, gran parte de los actuales integrantes de la compañía fueron engrosando la lista de actores. Llevamos 45 años de suplentes, bromea el director, que recuerda que la agrupación optó por seguir con el mismo nombre porque era muy difícil inscribir una asociación nueva en Gobernación.

Fue en ese periodo cuando Conde Gatón, nacida bajo el auspicio de la Iglesia como grupo de cámara, se abrió al teatro independiente y a otra forma de actuar, más acorde con los montajes llegados de la mano de grupos como Els Joglars o Los Goliardos. En sus inicios, el propósito era más bien comedido y conservador, pero al llegar las tropas de refresco y tomar posesión del campo de batalla, reorientamos las baterías y empezamos a disparar, explica José Manuel Neira.

A partir de ese momento, la compañía llevó a cabo una apuesta por intentar hacer un teatro más innovador, experimental, vanguardista y crítico, tanto en la forma de encarar los textos como en la puesta en escena. Así, la nueva formación de Conde Gatón se estrenó con la obra ¡Oh papá, pobre papá!, de Arthur Kopit, que alzó el telón en el salón de actos del IES Gil y Carrasco de Ponferrada.

Cursos y talleres

Tras dar sus primeros pasos, Conde Gatón estableció su sede en la iglesia de San Antonio, que actualmente alberga el Museo de las Cofradías de Ponferrada. Allí, en un espacio con capacidad para 160 espectadores, el grupo empezó a ofrecer cursos y talleres que abarcaban todo el abanico de las artes escénicas, explica Blanco, que recuerda que los talleres se centraban en aspectos como la expresión corporal, la danza, la dramaturgia o la dicción. Se trataba de crear educadores que lo llevaran a las escuelas, asegura el director, que recuerda que la compañía organizó la Escuela de animación sociocultural de Villafranca del Bierzo, en la que personas de toda la provincia convivieron durante un mes en régimen de internado para profundizar sus conocimientos teatrales.

Además, en aquella sala, el grupo teatral actuó a modo de promotores independientes para llevar a escena espectáculos propios y otros llegados de fuera. Por allí pasó el mejor teatro independiente del país, con compañías itinerantes de Galicia y Asturias que pasaban de camino a Madrid y hacían en Ponferrada su primer ensayo en castellano, explica Vecino.

Más de medio centenar de montajes

Desde entonces, la agrupación ha llevado a escena más de medio centenar de montajes de autores de la talla de Shakespeare, Beckett, Lorca, Chejov o Valle Inclán. Entre las obras que para bien o para mal marcaron el devenir de la compañía, sus integrantes destacan Las moscas, de Sartre, El Principito, de Saint-Exúpery, o Alicia en el país de las maravillas, de Carroll. Teníamos una querencia por dos o tres textos a los que cambiábamos el planteamiento y la fórmula escénica, explica Blanco, que recuerda otros títulos clásicos llevados a escena como La Orestea, El sueño de una noche de verano o Noche de Reyes. El grupo también ha colaborado con otras compañías como la gallega Teatro da Lua, la vallisoletana La Quimera de Plastico o la catalana Danat Danza. Y actuamos en Riaño, en un lugar que hoy está sumergido, apunta Neira.

Pese a esta prolífica trayectoria, Blanco reconoce que por lo que más se nos recordará será por las representaciones de El señor de Bembibre en el Castillo de los Templarios, que arrancaron en el año 77 y celebraron hasta ocho ediciones diferentes por las que pasaron más de 60.000 espectadores. Gutiérrez coincide en señalar el espectáculo como el sello del grupo y lo sitúa como un precursor de la actual Noche Templaria en la fortaleza de la capital berciana. El montaje, convertido en un acontecimiento para toda la provincia, supuso un esfuerzo por recuperar la fortaleza, en la que por aquel entonces no entraba nadie. La representación itinerante era capaz de mover a 2.000 personas por el interior del Castillo, con un planteamiento distinto en cada edición. Es una de las cosas más valiosas que ha hecho el grupo y uno de los espectáculos por el que más gente ha pasado, explica.

Actualmente, el montaje se ha reconvertido en un espectáculo de menor formato para ofrecer al turista veraniego una visita nocturna al Castillo. Estos espectáculos nocturnos en la fortaleza, con más de 60 actores en escena, son la contrapartida exigida por el Ayuntamiento de Ponferrada para que el grupo de teatro pueda seguir ensayando en su local de la calle Campo de la Cruz.

Producción propia

Otra de las particularidades que distingue al Conde Gatón es que la música que utiliza la compañía en sus espectáculos es casi siempre original y concebida ex profeso para las distintas obras, según recuerda José Manuel Neira. El encargado de esas composiciones, el músico y actor Javier Vecino, recuerda el lujo que supuso para la agrupación colaborar con el compositor clásico y director de orquesta Cristóbal Halffter.

En lo que tiene que ver con los textos, la compañía ha llevado a escena varios guiones propios, elaborados por Blanco. Cuando no hay material, hay que inventarlo o adaptarlo, reconoce el director de la compañía. Tampoco puedes representar lo que quieres. Nos preguntan por qué siempre vamos a Shakespeare. Pues porque murió hace 500 años y no nos cobran, añade Gutiérrez. El resultado de la apuesta por la creatividad son obras en las que todos los medios, desde la escenografía, el texto, la dirección, la música o el vestuario, son propios de la compañía.

El difícil mundo del teatro amateur

Los integrantes de Conde Gatón lamentan que la puesta en marcha de la red de circuitos escénicos de la Junta supuso el fin de las hasta entonces habituales giras de la compañía. Las prductoras han profesionalizado la organización de los eventos, antes programaban los ayuntamientos y las asociaciones, explica Blanco, que critica que las actuales giras sólo incluyen a compañías que cuentan en su elenco con un actor conocido por sus papeles en televisión. Se han empeñado en crear un mundo paralelo al que llaman amateur, con un montón de compañías de teatro independiente que pretenden vivir de eso y no pueden, lamenta Vecino, que recuerda que la humilde aspiración de la compañía es poder pagar el local y proponer nuevos espectáculos.

Además, la compañía se enfrenta al problema de la disponibilidad, tal y como lo define Gutiérrez, que recuerda que los jóvenes integrantes deben abandonar la compañía cuando se marchan de Ponferrada para estudiar en una universidad de otra ciudad. Diego Madero, el integrante más joven de la compañía, llegado desde Madrid, presume de su condición de neorural como contrapunto de una dinámica asociada a los entornos rurales en los que la gente joven se va a vivir fuera. Implicar a la gente joven es muy difícil, reconoce el director de Conde Gatón, que ilustra las dificultades en el hecho de que en Ponferrada ya no ha vuelto a surgir ningún grupo que se haya mantenido a lo largo de los años.

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