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Taller 'Cabaña Roja para círculo de mujeres'.
Diez años de creatividad al servicio de la terapia

Diez años de creatividad al servicio de la terapia

La galería Dosmilvacas de Ponferrada culmina su primera década de existencia preparando el estreno del documental que recoge las experiencias del proyecto artístico de la Cabaña Roja

david álvarez

Domingo, 15 de enero 2017, 12:35

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La singular galería de arte Dosmilvacas de Ponferrada cumple sus primeros diez años de existencia en la capital berciana, convertida en un punto de encuentro para las personas que buscan reconducir su situación personal a través de la creatividad y la colaboración, en un espacio en el que psicología y arte se dan la mano. La directora del espacio, la artista plástica Reme Remedios, explica que la idea no es convertir el arte en una terapia, sino tomar las herramientas que se utilizan en el arte para ponerlas al servicio de un trabajo terapéutico. En los primeros meses del año, la galería estrenará el documental que repasa la estancia en Santiago de Compostela de la Cabaña Roja, uno de los proyectos artísticos puestos en marcha por Dosmilvacas y que consiste en un círculo de mujeres que se reúnen en un espacio íntimo para crear de manera colaborativa una obra de arte.

Dentro del espacio de Dosmilvacas conviven el estudio de la artista, una zona para la realización de talleres, una sala de exposiciones y diversas salas reservadas para el trabajo terapéutico, individual y en grupo, en el campo de la psicología que llevan a cabo tanto la propia Reme, formada en terapia Gestalt, como su pareja, el psicólogo Alberto Bidarra. En la galería se han llevado a cabo talleres de meditación, de manejo de stress o de autoconocimiento, además de otras actividades relacionadas con la creación, como un taller de técnicas de pintura o diversos talleres de plástica.

Mi obra y el proyecto Dosmilvacas tienen que ver con la necesidad de mi evolución personal. Necesitaba acompañamiento, porque me sentía muy sola en mi estudio y tenía la necesidad de que mis relaciones me llevaran a sitios nuevos, explica. De esta manera, la artista se volcó, a partir del año 2009, en las obras de arte colaborativas, como un campo de acción en el que pueda explorar las relaciones humanas establecidas desde lugares diferentes. He podido construir más allá de las obras colaborativas, lo he trasladado a lo cotidiano, a mi pareja, a mi familia, a mis amigos, resume Reme.

En cuanto a las exposiciones, Dosmilvacas acoge trabajos de artistas del Bierzo, del resto de la provincia de León y de Galicia. Somos una puerta de un lugar a otro, recuerda Reme, que remarca que la galería abre sus puertas a proyectos que tengan coherencia. Que lo que el artista propone tenga que ver con su vida, que no venda la moto, explica la directora del espacio.

Tras la reforma puesta en marcha el año pasado, la galería reabrió sus puertas en mayo con unas estancias más definidas. Necesitábamos clarificar bien lo que ofrecíamos, porque antes de la reforma, la sala de exposiciones se utilizaba para todo lo demás. Esa separación física entre los espacios permite que campos tan teóricamente alejados como la psicología y el arte se den la mano en un mismo espacio. La gente se pregunta cómo pueden cohabitar tantas cosas diferentes y que no se vean extrañas desde fuera, pero es que todas ellas están muy relacionadas por los procesos de desarrollo humano, cada cosa te aporta algo diferente, aunque vaya a parar al mismo lugar, relata la directora de la galería.

Cambiar de camino

Rememorando sus primeros pasos en el mundo de la creación artística, Reme echa la vista atrás para recordar su infancia en la hoy deshabitada aldea orensana de Romiña, cuando se dedicaba a elaborar collares con los cristales de las botellas rotas que encontraba por el suelo. La artista, afincada en la actualidad en el municipio berciano de Corullón, ha centrado su obra en la pintura, que le aporta una comprensión profunda de los cambios de la vida, aunque también se ha sumergido en lenguajes como el dibujo, la escultura textil o el arte de acción, sin renunciar a su vocación de escritora.

En ese sentido, la artista reconoce que no se considera galerista es un trabajo con el que no me identifico mucho- y subraya que, en esta primera década al frente de Dosmilvacas, ha aprendido a cambiar de camino las veces que sea necesario. Lo que más me han dado estos diez años en este espacio es no aferrarme a nada, no querer que algo que yo quiero hacer tenga que salir adelante y tener fe en la vida, porque pueden pasar cosas buenas, explica.

La Cabaña Roja

En febrero del 2014, coincidiendo con la celebración en Ponferrada del festival Miradas de Mujeres, la galería puso en marcha el proyecto de la Cabaña Roja, que está próximo a cumplir los tres años de existencia. El proyecto artístico está basado en los círculos de mujeres, unos encuentros horizontales en los que las participantes se reúnen con una finalidad común; en este caso crear una obra colaborativa, explica Reme. La iniciativa está inspirada por las tiendas lunares en las que las mujeres se reunían en luna nueva o durante su menstruación para reconectar con su sabiduría interior y tener visiones e intuiciones que, en algunos casos, guiaban el gobierno del pueblo.

En su inicio, el proyecto reunió de manera periódica durante un mes a 33 mujeres en las instalaciones de Dosmilvacas. Era un espacio en el que estábamos muy a gusto, a nivel de proceso interno sirvió de mucho a casi todas las mujeres, recuerda la directora de la galería, que explica que el proyecto se mostró de forma amplia con la instalación de una tienda de seda roja en el centro de la iglesia de la Universidad de Santiago de Compostela, en la que se expusieron durante un mes las creaciones surgidas del círculo de mujeres. Las vivencias surgidas en este templo a la feminidad centrarán el documental que la galería estrenará en los próximos meses y que recogerá las performances de apertura y de cierre de la iniciativa.

En el interior de la cabaña, el desarrollo de las sesiones consiste en la repetición de un ritual creado por las propias asistentes, explica Reme, que recuerda que cada circulo es diferente. Existen unas pautas básicas: cuando una habla, las demás escuchamos, nunca se aconseja ni se juzga y lo que ocurre en el círculo, se queda en el círculo, explica. Una vez iniciada la sesión, cada participante comparte lo que quiera y propone alguna actividad colectiva para elaborar entre todas, sin que el resultado final condicione el desarrollo de la sesión. La creación está en el proceso, trabajamos con la metáfora y con el arte de acción, resume Reme, que recuerda el ritual de muerte simbólica y renacimiento que las participantes celebraron durante el Día de Difuntos.

En ese sentido, la directora de la galería considera que los círculos de mujeres son un continuo de acciones poéticas cuyo objetivo es terminar con el patriarcado desde la reivindicación. Reme, que se refiere al proyecto como una revolución silenciosa, aspira a que el espacio sirva para que las participantes puedan sentir que son inquebrantables. La aportación al feminismo que hacen los círculos de mujeres consiste en el trazado de nuevas líneas de unión entre mujeres, para que puedan llevar fuera ese espacio y sentir sagrado el cuerpo y la propia persona, explica. En ese sentido, Reme recuerda las palabras de Jean Shinoda Bolen en su libro El millonésimo círculo, en el que define los círculos de mujeres como una obra de arte en construcción. Habitar una cabaña roja es entrar en el espacio más íntimo de las mujeres, resume la directora de Dosmilvacas.

La también artista Bea Romarty, una de las participantes en la Cabaña Roja desde el inicio del proyecto, lo define como sugerente y creativo y subraya que su presencia en el círculo de mujeres le ha servido para respetar más la parte femenina tanto de hombres como de mujeres. Ha influido en mi relación con los demás, en mi vida cotidiana, explica Bea, que reconoce que la Cabaña también se refleja en lo que hago artísticamente. Su participación dio como resultado la creación de la serie '21 diosas del siglo XXI', unas figuras de arcilla moldeadas dentro del círculo.

Por su parte, Isa García, otra de las mujeres presentes desde el inicio, coincide en señalar al proyecto como un movimiento revolucionario. Considero el círculo como algo sagrado, te reflejas tú misma en cada mujer, siempre desde el acompañamiento y el respeto, sin juzgar. Cristina Montero, que también forma parte de las sesiones, coincide en apuntar que el círculo constituye una semilla que sirve para ti y para los demás. Te nutres de las cosas que cuentas, coges fuerza para solucionar tus problemas, señala Cristina, que valora el espacio de respeto y silencio en el que se convierte cada sesión.

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