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Coalición por El Bierzo pide un reconocimiento público y popular de la figura de Lope García de Castro

Licenciado en leyes y militar, llegó a ser gobernador provisional del Virreinato del Perú y presidente de la Real Audiencia de Lima

leonoticias

Sábado, 22 de octubre 2016, 19:47

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Coalición por El Bierzo ha presentado un ruego de cara al próximo Pleno del Ayuntamiento de Ponferrada para instar a este órgano a llevar a cabo un acto de reconocimiento público y popular de la figura de Lope García de Castro, dedicándole una calle, una plaza o un emplazamiento de relevancia, a quien fuera gobernador del Perú y presidente de la Real Audiencia de Lima, que nació en Villanueva de Valdueza y está enterrado en la iglesia parroquial de esta localidad, sin que exista reseña ni placa ni mención alguna a este hijo insigne de Ponferrada y el Bierzo.

Se trata de dotar del reconocimiento que, a su juicio, merece a una figura un tanto desconocida que Coalición por El Bierzo pretende rescatar de su olvido histórico, por entender que es uno de los personajes señeros de la historia de la comarca y un referente intelectual y cultural para los bercianos.

Lope García de Castro nació en 1516 en Villanueva de Valdueza, actualmente perteneciente al Ayuntamiento de Ponferrada y está enterrado en la iglesia parroquial de ese pueblo. Antes de sus nombramientos en Perú, García de Castro fue un prestigioso jurista y profesor, licenciado en leyes por la Universidad de Salamanca, donde desempeñó la cátedra de Instituta, y posteriormente fue designado como oidor de la Real Chancillería de Valladolid. Ya en la Corte (en 1558) fue nombrado ministro del Supremo Consejo de Indias.

El rey Felipe II envió a García de Castro a Perú en 1563 con los títulos de Gobernador y Capitán General del Virreinato del Perú, así como el de Presidente de la Real Audiencia de Lima. Durante el ejercicio de dichos cargos, la labor del ilustre jurista de Villanueva de Valdueza se destacó por su acierto y prudencia, cualidades ambas a las que hay que añadir la de la humildad, pues, aunque murió en Madrid el 8 de enero de 1576 cargado de honores, pidió ser enterrado en la iglesia parroquial de su pequeño y amado pueblo berciano, sin que hasta la fecha de hoy exista mención alguna en dicho templo sobre la sepultura de su ilustre hijo.

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