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Organizar un 'spa' en casa para los niños
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Organizar un 'spa' en casa para los niños

Mimos, mimos y más mimos con un plan que convierte la rutina del baño, la crema y la manicura en algo mucho más especial

Ainhoa Iglesias

Domingo, 12 de marzo 2017, 14:54

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¿Deber o placer? ¿Obligación o deseo? Las carreras de entre semana para bañar, hidratar, cortar las uñas, dar de cenar, leer el cuento y dormir a los niños a una hora prudente, pueden convertir actividades placenteras en una tediosa maratón. A veces, sobre todo cuando hay más de un hijo, los padres y madres simplemente no pueden prolongarse en atenciones y juegos, obligados por una rutina escrupulosamente establecida. El fin de semana o las vacaciones, no obstante, pueden convertir la experiencia en algo totalmente distinto. Sin reloj y con la única intención de colmar a los críos de cuidados y mimos, convertir el hogar en un spa de lujo es bastante sencillo. ¿Cómo?

Dividir el espacio

Para convertir la casa en un auténtico 'spa' para 'peques', lo primero es destinar un espacio para cada cosa. El dormitorio infantil puede ser la zona de masaje, el salón, la de belleza, el baño albergar el balneario, y la cocina, el espacio de manicura y pedicura.

De lujo y a punto

Anímate a decorar cada espacio de una manera especial. Si el dormitorio va a ser la zona de masaje, puedes utilizar la cama a modo de 'camilla'. Quita la almohada y cúbrela con una sábana de matrimonio sobre la que irá colocada la toalla. Puedes usar además un biombo o plantas para dar privacidad al espacio, incluso un dosel o sábana que puedes pegar con cinta en el techo a modo de cortina. Pon música relajante y coloca sobre la mesilla los aceites infantiles que vas a utilizar.

Si en el baño tienes ducha, hazte con una bañera que quepa o una pequeña piscina hinchable.

En la cocina puedes colocar la mesa o escritorio infantil y disponer sobre ella todos los utensilios que necesites para la manicura y pedicura. Agradecerán que esté a su altura.

En el salón, ¿qué te parece poner la tumbona de la playa y unas plantas en un rincón? Coloca también una lámpara para darle mucha luz al espacio y prepara un zumo con una sombrilla para ofrecérselo cuando esté con la mascarilla puesta, por ejemplo.

Tira de imaginación e intenta crear pequeños espacios que sean especiales. Lo más importante, no obstante, es que en cada puesto esté todo preparado y a mano, de modo que los críos no tengan que esperar y se descentren del juego.

Mimos y más mimos

¿Qué hacer cuando está todo preparado? Pues empieza el juego. Hay que recibir al cliente, llevarlo a un dormitorio aparte y ofrecerle un albornoz, un gorro o cinta para el pelo, y pantuflas o zapatillas de casa.

El circuito puede comenzar a continuación en el salón de belleza. Derrite chocolate o miel y aplícale una mascarilla en la cara, teniendo siempre mucho cuidado de que no queme. Mientras hace efecto, la criatura se podrá recostar en la tumbona y degustar el zumo que le hemos preparado. Es un buen momento para darle conversación, preguntarle su nombre, si está de vacaciones o ha tenido una dura jornada de estudios o trabajo. El objetivo es que se meta en el papel para que pueda relajarse. Pasados unos minutos se puede retirar la mascarilla con una toalla mojada.

Tras ese ratito de relax toca un buen baño. Como el peque o la peque ya han estado un rato sin moverse, es mejor que sea estimulante. Para ello puedes haber comprado unas pastillas de colores que tiñen el agua, y jugar a mezclarlas para ver qué tono sale. «Azul con amarillo da como resultado...». Otra opción es comprar pajitas de las grandes y que el adulto sople para hacer burbujas, como si fuera un jacuzzi, o jugar simplemente a hacer pomas de jabón.

Cuando se aburra de estar a remojo, es el momento del masaje. Hidrata su piel, mueve las articulaciones, estira cada dedito, acaricia su espalda, o simplemente presiona cada centímetro de su cuerpo suavemente como si la piel se le hubiera despegado y quisieras volver a ponerla en su sitio. Recuerda que en los niños pequeños no es recomendable hacer masajes vigorosos o demasiado estimulantes.

En cuanto notes que se está cansando y empieza a moverse sin parar, es hora de pasar a la cocina, con el albornoz de nuevo, a disfrutar de la manicura y pedicura. Ofrécele un espejo de mano para que aprecie lo bonita que tiene la piel mientras le cortas las uñas de los pies. Después las manos y, si quiere, el pintauñas apto para 'peques'. ¿Qué tal si le dejas que se lo aplique? Hay 'esmaltes' infantiles que se eliminan con agua y jabón. Si se sale no pasa nada y, ¡un día es un día!

¿Y si son dos o más niños?

Si hay más de una criatura deseando probar el 'spa', lo ideal sería que hubiera un adulto por cada niño o niña. Si no es posible y hay un adulto con dos niños, uno hará de ayudante antes de ser el cliente, y después se cambiarán los papeles. Si el adulto está con más de dos niños o niñas, entonces deberán hacer equipos. Primero la mitad reciben los cuidados y la otra mitad los aplica y, después, cambio.

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