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SERENIDAD Y FIRMEZA

diego carcedo

Martes, 3 de octubre 2017, 22:38

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“Serenidad y firmeza”, con estas palabras ha sintetizado el Rey el sentir de la inmensa mayor parte de los españoles ante la grave situación que se está viviendo estos días en Cataluña. En un mensaje extraordinario a la Nación – el primero de su reinado de estas características –, Felipe VI condenó sin ningún tipo de ambigüedades la actitud “desleal e inadmisible” de las autoridades autonómicas catalanas con el Estado de Derecho. Fue un mensaje breve, conciso, y claro. Sin entrar en el debate político ni en las actuaciones concretas que se imponen, el Rey no ha dejado ninguna duda sobre la actuación delictiva de quienes están violando la Constitución, el Estatuto de Autonomía que les rige y las leyes de la convivencia democrática.

Felipe VI, lejos de restarle importancia a los hechos que se están produciendo y en los que las autoridades autonómicas están propiciando, los calificó textualmente de “una gravedad extrema”; la actuación de las autoridades secesionistas responde a una conducta irresponsable, un intento de apropiación de las instituciones, traicionando propia autoridad que ejercen, y a la que el Estado debe responder con sus resortes para restaurar el orden constitucional. Fue una intervención oportuna y necesaria. En un tono sereno pero enérgico, el Rey ofreció una imagen de seguridad y confianza en las instituciones capaz de infundir tranquilidad a la sociedad ante una situación tan delicada.

Obviamente, una buena parte de su mensaje fue destinado a los catalanes, a todos pero especialmente a los que no participan de este intento de romper con la unidad de España de destruir la democracia y de avasallar los principios que regulan la convivencia. No mencionó nombres ni medidas a adoptar ni propuestas para recuperar el entendimiento; fue un mensaje de Estado pudo, pero sí dejó nítido en varias ocasiones que el Estado de Derecho hará lo que tenga que hacer para restablecer la normalidad democrática. Junto con su solidaridad con los que en toda España, pero especialmente en Cataluña, están sufriendo los desmanes independentistas y sus consecuencias sociales y económicas, recordó que en nuestra Constitución todos los ciudadanos tienen cauces legales para defender sus ideas.

Era el primer mensaje de estas características de Felipe VI y el tercero en que en circunstancias extremas el Rey consideró necesario intervenir desde que se implantó la Monarquía. Su padre, Juan Carlos I, lo hizo en dos ocasiones: la primera en la noche del 23 F, ante el intento de golpe de Estado del teniente coronel Tejero. Fue una intervención dramática y firme igual que la que esta noche hemos escuchado a su sucesor, y con un efecto inmediato en el restablecimiento del orden democrático que se estaba gestando. La segunda ocasión tuvo un tinte más doloroso si cabe ante la gran cantidad de muertes causada por los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 en Madrid. Igualmente sus palabras de solidaridad consiguieron infundir ánimos a heridos y familiares de las víctimas y confianza en la lucha contra el terrorismo.

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