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Una pancarta este viernes en la iglesia de Ciñera recuerda a los seis de la Vasco.
«La mina llevaba avisando 15 días y nadie hizo nada. No siempre es la mina la que mata»

«La mina llevaba avisando 15 días y nadie hizo nada. No siempre es la mina la que mata»

Familiares de las víctimas y heridos del accidente del pozo Emilio se sienten ciudadanos de tercera, recuerdan que la tragedia se pudo evitar y que pudo haber sido mayor y denuncian sentirse completamente solos: «¿Dónde está la familia minera?»

a. cubillas

Viernes, 28 de octubre 2016, 20:29

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¿Dónde está la familia minería?. Es la pregunta que cada día desde hace tres años se hace uno de los mineros que resultó herido en el grave accidente del 28 de octubre de 2013 en el pozo Emilio de la Hullera Vasco Leonesa, que se saldó con seis hombres fallecidos.

Tres años después, se siente solo, completamente solo ante una lucha a la que le han dado la espalda sus propios compañeros, más pendientes del conflicto minero, de intentar pactar prejubilaciones que de las familias de los seis hombres que perdieron la vida en el lugar de trabajo.

Un accidente que el día 30 se enterró junto a mis compañeros. No es justo que miren hacia otro lado, convirtiéndose en cómplices de los culpables. Estamos totalmente abandonados cuando nuestra única intención es que salga a la luz toda la verdad, lamenta este minero, que reconoce el apoyo que si ha encontrado en las mujeres del carbón.

No es de extrañar que con el paso de los días el miedo y el dolor se haya mitigado, no así la rabia y la impotencia que día a día se acrecienta. Parecemos ciudadanos de tercera. Se ha olvidado este accidente, lamenta el minero, que recuerda que el juzgado que instruye el caso es el mismo que el del crimen de Isabel Carrasco, cuyo juicio se celebró el pasado mes de enero.

«La mina siempre avisa»

Pero lo peor de todo, asegura, es la sensación de sentirse culpables de un accidente en el que son víctimas. Se da por hecho de que si trabajas en una mina te puedes morir pero la realidad es que esa mina llevaba avisando desde hacía 15 días y nadie hizo nada. Nadie decidió detener la actividad. Y así en todos los accidentes mineros. La mina siempre avisa.

Pero la desgracia podría haber sido mucho mayor. Este minero recuerda que las víctimas podrían contarse por decenas si no hubiera sido por una avería que evitó el acceso del retén completo al macizo séptimo del pozo Emilio. Una realidad que, remarca, debería tenerse en cuenta a la hora de que se juzgue este accidente. No siempre la mina mata; en ocasiones son las personas.

Pese a todos los obstáculos, asegura que seguirá luchando para conseguir que salga a la luz la verdad y poder zanjar un lastre para intentar rehacer su vida. La vida continúa pero hasta que no se cierre con una resolución judicial no puedes empezar de nuevo, asegura este minero, que mantiene intacto ese trágico día. No te acuerdas sólo los días 28, es algo con lo que aprendes a vivir porque desde ese día mi vida cambió por completo.

«Busco justicia por mi hijo»

Una lucha que comparten con Manuel Moure, que lucha con uñas y dientes para lograr que se haga justicia. Hace tres años perdió a su hijo, una herida imborrable, incurable pero que se hace más dolorosa a medida que se acerca cada 28 de octubre. Su muerte nos marcará de por vida pero estos días estamos completamente destrozados.

Hoy más que nunca alza la voz para intentar que no caiga en el olvido el accidente de la Vasco. Ya lo ha hecho en más de una ocasión a las puertas de los Juzgados de León y asegura que seguirá luchando como un guerrillero para que paguen los culpables de esta tragedia. Dicen que la unión hace la fuerza pero aunque sea solo seguiré adelante.

Es la fuerza de un padre coraje que ya no espera la llamada de los responsables de la Hullera para trasladarle su pésame. Ahora sólo espera que el proceso judicial se acelere para que de una vez por todas se conozca la verdad, sin tapujos.

A veces flaquean las fuerzas porque ves que no consigues nada y que no tienes nada por lo que seguir luchando. Sin embargo, mirando a mi nieta recobro la fuerza para tirar hacia adelante. No van a conseguir que nos callemos.

Una lucha sin descanso para las familias de fallecidos y heridos que tres años después aún no han recibido indemnización alguna pero que hoy más que nunca sólo buscan la verdad.

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