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«Sin las movilizaciones, estaríamos mucho peor»

«Sin las movilizaciones, estaríamos mucho peor»

Los cuatro mineros encerrados hablan con Gonzo y exigen que se cumpla lo pactado en el Plan del Carbón 2013-18 | Manuel Moure, padre de uno de los fallecidos en el accidente de Tabliza en 2013, radiografía el declive económico y demográfico de la comarca

dani gonzález

Miércoles, 12 de octubre 2016, 12:32

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El reportaje sobre la situación de la minera de 'A lo Gonzo', sección de El Intermedio, también dio cabida a los cuatro mineros encerrados en el pozo Antonio del Valle durante el mes de junio. Reconocen que llegaron a una «situación límite» que les obligó a ir «más allá».

Recuerdan que hubo momentos de «bajón», especialmente cuando se acordaban de su familia. «Gracias a los compañeros, en los que nos apoyábamos, pudimos con ello. Cuando salimos, recordamos la emoción de las cientos de personas que había allí», explican.

Elías Ortega, el 'veterano' de estos cuatro encerrados asegura que había en torno a «mil personas» trabajando en ese pozo cuando él entró en la empresa, mientras que ahora son unos 120. Reconocen que sin todas las movilizaciones previas, como huelgas o la Marcha Negra hasta Madrid, el sector estaría «mucho peor». «Solo pedimos que cumplan lo firmado, el Plan del Carbón 2013-18 que contempla la continuidad del sector hasta el 31 de diciembre de 2018 y que se reconozca como reserva estratégica», explica uno de estos mineros, Sócartes Fernández.

«Fue una negligencia»

Manuel Moure, padre de uno de los fallecidos en el accidente del pozo Emilio del Valle en octubre de 2013, recuerda cómo era el pueblo de Ciñera hace años, «con 1.000 niños y comuniones que se tenían que hacer en dos turnos».

Recuerda que se hicieron barracones para acoger a toda la gente que llegaba para trabajar en la mina y que en algunos, incluso, vivían dos familias. «Iban con camiones por Galicia, Asturias, Extremadura... recogiendo gente, como que fueran esclavos», señala.

Su hijo, minero, tenía en la cabeza seguir los pasos de su padre y así lo hizo. «Sentí rabia y a la misma vez satisfacción por ver que podía hablar con mi hijo sobre el trabajo», explica, aunque lamenta no haber hablado por la peligrosidad de la mina, «quizá para no preocuparme».

«Me entró mucha mala hostia. No he recibido ninguna llamada de la empresa. Si es un accidente en el que mi hijo hace algo mal me duele, porque es mi hijo, pero de esta manera... fue una negligencia absoluta, les dejaron vendidos», afirma.

Moure reconoce que la mina era «muy peligrosa» y que, cuando él era pequeño, había «un muerto casi cada mes». «Solo hay que ir al cementerio, fijarse en las lápidas, y ver las edades. Y a eso hay que sumar las enfermedades contraídas por trabajar aquí», asegura. Por todo ello considera que las casas de Ciñera, que han sido puestas a la venta por la concursal, «están bien pagadas».

Por último, Manuel Moure lanza un mensaje al Gobierno. «No sé si es que los mineros no tenemos categoría o somos basura, pero le recuerdo a Rajoy que esta nación se movió durante 200 años con el carbón y cuando él estudiaba en León se calentaba los huevos con el carbón de aquí», sentencia.

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