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Pinza de demolición en San Marcos. Inés Santos

San Marcos afronta tres meses de demoliciones para dar a luz el Parador «que León se merece»

El derribo de la zona moderna ha comenzado en la mañana del martes para avanzar en la creación de un complejo de nueva planta que contará con zona de congresos, salones y spa

n. barrio

León

Martes, 22 de mayo 2018

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No serán pocos los que vean en esta pinza de demolición la caída de muchos recuerdos. De muchas noches inolvidables, de muchos comienzos y quizás de algún final. Es el inicio de un derrumbe, el de la parte nueva del Parador de San Marcos, que cae para resurgir como buque insignia del alojamiento de calidad.

Las obras, que se extenderán durante 16 meses, se centrarán en la zona nueva y en la histórica a la vez. Habiendo comenzado hace aproximadamente mes y medio, tras las tareas previas de acondicionamiento la mañana del martes ha sido el momento elegido para la demolición del edificio moderno, en una intervención que durará tres meses.

«Este tipo de proyectos tienen una fase previa muy importante de documentación, de estudiar cómo se encuentra el edificio y poner en valor las partes emblemáticas», explicaba la arquitecta Mina Bringa, que señalaba que «hemos hecho un programa adecuado para su uso, potenciándolo como un hotel del futuro con todas las comodidades».

Las dos demoliciones, tanto la que se realizará en la parte histórico como la que comenzaba este martes en la moderna, se realizarán en paralelo. «Se están realizando tareas de desmontaje de falsos techos y derribo en la zona antigua, que durarán dos meses», señalaba la arquitecta.

Todo para dar a luz un edificio de nueva planta implantado en el histórico, que contará con uso habitacional, zona de congresos, reuniones y spa, con salones de eventos de mayor capacidad que los anteriores.

Con entre cuarenta y cincuenta trabajadores afanándose en cumplir los plazos, Javier Courel, gerente de la UTE, matizó que «el camino crítico será por el edificio histórico, donde se realizarán cimentaciones y arrancaremos con la estructura, que será metálica». Una obra que pretenderá dar un lustre mayor al patio, del que se pretende hacer la joya de la corona.

«El edificio nos lo encontramos con las cuestiones típicas de un edificio de 30 años, necesitaba reforma integral. Qué les voy a decir, yo me casé aquí», comentaba jocoso Courel.

Todo para generar nuevos recuerdos como mínimo iguales que los creados entre las paredes del viejo Parador.

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