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El campanario de la Catedral acoge un recital de repique a cargo de Jorge de Juan.
Y un repique de campanas

Y un repique de campanas

El campanario de la Catedral acoge un recital de repique a cargo de Jorge de Juan

r. fariñas

Viernes, 28 de abril 2017, 15:59

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León se ha despertado este viernes como lo hacía hace medio siglo. Las campanas de la Pulchra Leonina han repicado como entonces, cuando marcaban el ritmo de vida de los moradores de la capital del viejo reino y de sus pueblos.

El templo acoge un recital especial de repiques tradicionales de campana a cargo de campanero Jorge de Juan, quien ha ofrecido repiques 'a rogativa' o 'a fuego'.

«Los toques empezaban por la mañana, con el toque 'de alborada'; al mediodía volvían a sonar para hacer un paro en el trabajo y rezar el Ángelus; y por la noche de nuevo, con el 'toque de oración', para que se recogieran a sus hogares dando gracias a Dios».

A veces lo hacían como truenos, para avisar del acercamiento de tormenta o para tocar a muerto. Otras, parecían auténtico cristal, con el toque 'de concejo', para acudir a la hacendera, o el de fiesta.

El toque 'de nube', traía consigo un soniquete que decía: «Tente nube, tente tú; Dios puede más que tú». El toque 'de vecera', que se realizaba por la mañana y por tarde para llevar las reses a campos comunales. El toque 'de fuego', estridente y causa de alarma en vecino. El toque 'de rogativa', en primavera, para bendecir los campos.

El sinfín de variedad en los estilos de repiques tenía su punto más lúgubre en el toque 'de difunto'. El de hombre, con tres esposas doble al mismo tiempo- y con la grande primero por ser más grave, como la voz masculina; la de mujer, con dos esposas y empezando por la campana pequeña; y el de niños o párvulos, que llevaba una melodía asociada: «Dan, din; din, dan; al cielo vas».

La tradición, como en la mayoría de las cosas, se ha perdido. Una costumbre que Jorge de Juan ha tratado de recuperar en la Catedral de León este viernes. «Todos van ligados a la vida litúrgica: las llamadas a coro, la defunción de un canónigo u obispo; pero han desaparecido por falta de transmisión y han quedado en desuso e incluso en el olvido».

Es natural de Villavante, donde se enseña a tocar las campanas desde 1986 y, cada primer domingo de agosto, se realiza una convocatoria nacional de campaneros.

En total son trece las campanas que tañen bajo los pináculos de la Seo leonesa. Sus dimensiones son mayores a las de otras iglesias y cada una está dedicada a un santo.

En el campanario de la Catedral de León destaca la del patrón, San Froilán, conocida popularmente como la Froilana y que es la que marca las horas del reloj.

Una mañana atípica donde la acústica de la ciudad a repicado a antaño y que ha servido a los leoneses y visitantes para recordar el sonido del alma de la capital que tañe, aunque ahora con menos fuerza, en su imponente catedral.

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