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Miriam Caballero, tras la agresión en la Audiencia.
La Audiencia retoma el 'Caso Larralde' con la testifical de la jefa del grupo de la Udev de León

La Audiencia retoma el 'Caso Larralde' con la testifical de la jefa del grupo de la Udev de León

Tras los interrogatorios de los acusados y una primera sesión marcada por la agresión a Miriam Caballero, esposa de Roberto Larralde, se reanudará este martes el juicio por el asesinato del exboxeador leonés

leonoticias

Martes, 31 de enero 2017, 10:36

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La Audiencia Provincial de León reabrirá sus puertas este martes para retomar el juicio por el asesinato del exboxeador Roberto Larralde el pasado 13 de septiembre de 2014.

La cuarta sesión de la vista oral acogerá la primera prueba testifical, a partir de las 09:15 horas, con la declaración de la policía nacional 81.600, jefa del Grupo de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violencia de León y que se encargó de llevar las instrucciones del caso desde el primer momento.

A esta fecha se llega tras una semana de interrogatorios a los acusados que ha estado cargada de actividad, con dobles sesiones en sala y con enfrentamientos e insultos de los familiares de la víctima a los detenidos y presuntos autores del crimen atroz.

El juicio ha estado marcado por los acontecimientos violentos del primer día. La entrada de la mujer de Roberto Larralde, acusada por el asesinato y que vive custodiada por la policía en Bilbao debido a posibles represalias de la familia, vivió una situación crítica por falta de seguridad. Decenas de personas esperaban la llegada de Miriam Caballero para increparla y consiguieron saltarse el cordón policial para llegar a agredir a la sospechosa.

Tras ese episodio, el magistrado dio inicio, ya en el interior de la Audiencia Provincial, a la vista oral con la lectura de los escritos de calificaciones de las partes y las alegaciones previas.

Supuesto autor material

El martes llegaba la hora de hablar a los presuntos asesinos de Roberto Larralde. El primero en ser sometido a interrogatorio fue el supuesto autor material del crimen. José Ramón Vega sólo respondió a su propio abogado para señalar que él «nunca» hubiera hecho una cosa así ya que la víctima «era amigo mío».

Durante su declaración afirmó haber acompañado al exboxeador hasta el lugar de los hechos pero que una vez allí le dijeron «que me fuera, que no estaba en condiciones y que se me daría mi parte igual», ante el presunto palo de chocolate que iban a realizar en Santa Olaja de la Ribera.

«Si le hubiera matado yo le hubiera metido en un plástico, le meto en la furgoneta y le tiro a un pantano. Yo sería capaz de hacer un agujero muy grande en cinco minutos y enterrarle y no se entera nadie, no hubiera hecho ese estropicio», fue una de las declaraciones más sorprendentes del presunto autor material de disparo mortal de necesidad que acabó con la vida del expúgil.

El cerebro de la trama

Tras la declaración de José Ramón Vega llegaba el turno de Julio López Díez, supuesto cerebro de la acción criminal y amante de la esposa de Roberto Larralde. Con un tono por momentos chulesco, confesó no tener «nada que ver» con el asesinato por el que se le juzga. Además, aseguró que durante el viaje a Madrid que realizó en compañía de la esposa de la víctima y dos amigas en la noche de autos «en ningún momento dije la frase tranquila, ya está todo hecho».

Por último y con un rotundo «no» rechazó haber encargado la muerte del exboxeador y ha exculpado a su amante de cualquier plan encaminado a eliminar a su marido.

El detective, Froilán Álvarez

La última de las partes en intervenir en la primera jornada de interrogatorios fue Froilán Álvarez Silvano, detective secreto que presuntamente asesoró a Julio López para fraguar el plan que acabó con la vida de Roberto. Éste se desmarcó en todo momento de su vinculación al caso y solicitó «investigar otras vías» para conocer la verdad de lo ocurrido aquella noche.

Carlos Heli desmonta la coartada de los móviles

El juicio pudo dar un giro al inicio de la segunda sesión de declaraciones de los acusados. Carlos Heli de la Red, trabajador de la fábrica maderera de Julio López, acusó a su jefe de «sólo decir mentiras» y reconocer que éste le había metido «en un lío gordo».

El acusado reconoció que Julio le entregó una hoja con cuatro teléfonos a los que debía de llamar, entre ellos el del presunto asesino de Roberto, y que luego José Ramón Vega vendría a por el móvil desde el que se realizarían las comunicaciones.

Crimen pasional

Es el epicentro sobre el que gira la trama pasional de esta historia y la que ha provocado la mayor inquina de la familia de la víctima. Miriam Caballero prestó declaración el miércoles para recordar, con la voz quebrada, que Roberto Larralde «era lo más importante para mí, era el padre de mis hijos».

La esposa de la víctima reconoció haber renegado de la presencia de Julio López en el viaje que ella misma había realizado a Madrid para encubrir la relación extramatrimonial que mantenía con el otro acusado. «Nunca me dij Julio que si la relación con Roberto no se solucionaba por las buenas lo haría por las malas. No se lo hubiera permitido ni a Julio ni a nadie», explicó con contundencia para finalizar reconociendo que «el duelo va por dentro», con respecto al estado en el que se encontraba ahora.

Los 700 euros del arma y el pago de 300.000 euros

Los últimos testimonios fueron los de Antonio Gabarri y Adrián Martínez, acusados de un delito de tenencia ilícita de armas y a quienes, en algún momento, perteneció la pistola que acabó con la vida de Roberto Larralde.

Ambos mantuvieron una declaración similar, acusando directamente a José Ramón Vega de ser capaz «de matar a quien sea por dinero» y tratando a esta persona de estar «desequilibrada».

Además, reconocieron la venta entre ellos del arma «por una deuda» que Adrián mantenía con Gabarri y que no podía pagar. Después, el segundo se la entregó a José Ramón Vega por 700 euros. Gabarri explicó que escuchó una conversación entre el presunto asesino y el supuesto cerebro de la trama en la que se hablaba de 200.000 ó 300.000 euros y en la que Vega decía «no, esto vale mucho más».

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