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Lunes, 23 de enero 2017, 11:57
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Todos los episodios propios de una novela negra se concentrarán, a partir de este lunes y durante más de un mes, en la Audiencia Provincial de León.
De nuevo esta sala acoge un juicio mediático que tiene como hilo conductor al clan Larralde y la muerte de uno de sus miembros, Roberto, boxeador leonés que fue asesinado el pasado 13 de septiembre de 2014.
Siete acusados, 92 declaraciones y 23 hechos justiciables se dirimirán en 19 sesiones para esclarecer quiénes y por qué cometieron este crimen atroz que terminó con la vida del púgil en una emboscada.
La Audiencia abre sus puertas este lunes para proceder a la constitución y selección del jurado popular que será el encargado de dictar el veredicto sobre los presuntos autores del hecho delictivo. Una vez formado, a partir de las 16:30 horas dará comienzo el juicio en audiencia pública con la lectura de los escritos de calificaciones de las partes, así como las alegaciones previas de las partes del jurado.
A partir de aquí, desde el martes 24 de enero hasta el viernes 27, tendrá lugar la declaración de los acusados. José Ramón V. M., Julio L. D., Miriam C. J., Froilán Á. S., Carlos Heli de la R. C., Antonio G. R. y Adrián M. se sentarán en el banquillo para prestar su testimonio en sala judicial. La acusación solicita 25 años de prisión para los siete por el delito de asesinato a Roberto Larralde el pasado 13 de septiembre de 2014.
Las vistas se prolongarán hasta el 28 de febrero y por la sala leonesa pasarán un total de 92 testigos que completarán los objetos a tener en cuenta por el magistrado y el jurado popular, encargados de dejar visto para sentencia y ofrecer el veredicto final.
El juicio contará con medidas de control extraordinarias para garantizar la seguridad de la familia y de los acusados en libertad. Además, 50 periodistas han sido acreditados de 18 medios de comunicación locales, regionales y nacionales.
La noche de autos
Los hechos justiciables tratarán de determinar si el día 13 de septiembre de 2014 José Ramón V.M. efectuó varias llamadas al móvil de Roberto Larralde, quedando con él para ir juntos a las proximidades de Santa Olaja de la Ribera (León), efectuando la última llamada a las 22:36 horas.
Tras verse en el aparcamiento del establecimiento ALDI de Puente Castro, Roberto subió a la furgoneta de José Ramón, quien la condujo hasta un paraje sito en las afueras de dicha localidad, próximo a una gravera en la margen izquierda del río Bernesga.
Una vez allí, y cuando Roberto iba andando delante de él, José Ramón, por la espalda y con intención de matarlo, le efectuó presuntamente un disparo que impactó en la cabeza de Roberto, produciéndole la muerte casi inmediata por destrucción de centros cerebrales, ocurriendo ello sobre las 23:00 horas del citado día.
A partir de ese momento, entrarán en juego diferentes hipótesis y coartadas que el jurado popular deberá descartar o confirmar en su veredicto para tratar de resolver la novela negra que envuelve un crimen atroz y que comenzaba con una supuesta llamada a la víctima, Roberto Larralde, que llevó a éste a un camino de ida que nunca tuvo vuelta.
El Caso Larralde
Roberto Larralde era un conocido boxeador leonés perteneciente a un clan del que, como se describe en el sumario, algunos miembros mantienen vinculación con el tráfico de drogas, también con robos y otros delitos, y se investiga si el púgil pudo ser objeto de un secuestro por esos negocios sucios.
Su mujer, Miriam C.J., la madre de sus hijos y con quien llevaba 16 años de relación, le denunció por malos tratos en 2010 y Larralde pasó siete meses en la prisión de Villahierro (León). Al salir de la cárcel volvió con su esposa y la pareja, pese a tener una orden de alejamiento, la incumplía sistemáticamente. Ella lo hacía, supuestamente, amenazada por su marido y solían vivir juntos en casa de la familia de Roberto, al menos algunas temporadas.
La policía acudió el día del crimen a interrogar a la mujer, por si sabía algo del paradero de su marido, y Miriam les contó que el día anterior acudió con su él a Valladolid para llevar a una amiga que tenía que coger un tren.
Miriam -elemento clave en el crimen- llevaba desde mayo viéndose en secreto con un empresario del sector de la madera llamado Julio L.D., presunto cerebro del asesinato de Roberto. Éste pudo contar con los servicios de José Ramón V.M., a cambio de 200 euros supuestamente gastados en cocaína, para que llevara a cabo el crimen del boxeador, aparte de involucrar al resto de acusados para lograr una coartada.
El supuesto asesino y el cerebro del plan están en prisión. Mientras, Miriam, a la espera de juicio, se encuentra en libertad con protección de día y noche por miedo a represalias. El resto de acusados viven en situación de libertad con cargos.
Siete personas están acusadas del crimen y acumulan más de un centenar de años de cárcel solicitados por las acusaciones, por asesinato y tenencia ilícita de armas. La muerte, por un disparo, del boxeador leonés tuvo lugar en una gravera, donde recibió un tiro por la espalda.
El jurado deberá pronunciarse sobre si el presunto autor material de la muerte, J.R.V.M. efectuó varias llamadas al fallecido, quedando con él para ir juntos a un lugar, le condujo en una furgoneta hasta un paraje y allí le mató, produciéndole el fallecimiento casi de forma inmediata por destrucción de centros cerebrales.
Las acusaciones consideran que el crimen se produjo por encargo de la actual pareja de la mujer del fallecido, sobre la que la víctima tenía una orden de alejamiento y respecto a la que mantenía una separación de hecho. En la ejecución del plan habrían estado implicadas otras personas, entre ellas, la viuda de Larralde, que habría abandonado su residencia en León por supuestas amenazas de la familia del fallecido. El fiscal considera que los hechos constituyen un delito de asesinato, con alevosía, además de otro de tenencia ilícita de armas.
El tribunal popular tendrá que pronunciarse sobre un total de 23 cuestiones planteadas como hechos justiciables, entre ellas, si la mujer de Roberto planificó el crimen junto a su pareja, quien consideraba al fallecido un estorbo para su relación.
También determinarán si en la planificación y ejecución del asesinato el presunto autor del mismo contó con el asesoramiento y colaboración necesaria de un detective privado y de uno de sus empleados. Varias de las preguntas que deberá responder el jurado tienen como protagonista a la mujer de Larralde, para determinar su posible grado de implicación en los hechos.
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