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a. cubillas
Domingo, 15 de enero 2017, 17:58
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El GRS de León activa al equipo de intervención. La central de la Comandancia de la Guardia Civil ha alertado de la presencia de un terrorista armado al que se le ha cercado en el patio de un inmueble. Hasta ocho tiradores de precisión se apostan en las azoteas. Detectan cada movimiento y trasmiten una descripción del lugar.
Mientras, cuatro equipos de detención esperan órdenes para acceder y proceder a la inmovilización del individuo y posterior registro del domicilio. Con la menor lesividad posible y cargando hasta 18 kilos de material, se aproximan escudados por sus compañeros.
Es una situación límite . A pesar de que se trata de un ejercicio, se buscar simular la realidad. Los efectivos no podrían efectuar un disparo si el terrorista no les apunta directamente. Siempre trabajando en función de la actuación del terrorista. En ese momento dispara a los agentes que desde el aire contratacan.
No somos pistoleros y en ocasiones resulta difícil distinguir cuándo un hombre está disparando al aire o nos apunta directamente. Son décimas de segundo. Templanza absoluta y un alto adiestramiento de tiro para efectuar el disparo, siempre intentado buscar parte no vitales.
Al intentar usar la fuerza el tirador dispara al terrorista que queda herido. En paralelo, los agentes se aproximan, siempre apoyados por los escudos antibalas para proceder a su detención y su posterior trasladado hasta los facultativos sanitarios.
Entrada en una vivienda
Pero la misión aún no ha terminado. Los compañeros alertan de la presencia de otros dos objetivos en un domicilio cercano lo que obliga a recomponer el equipo de intervención. El factor sorpresa, clave en actuaciones que apenas duran unos segundos. La rapidez es parte de nuestro adiestramiento. En tomar una casa tardamos menos de medio minuto.
En el interior, localizan a dos individuos. Lo único que hacemos es entrar, asegurar y proceder a la detención. Posteriormente entrarían en escena la unidad de información o la Policía Judicial para el posterior registro.
Para una actuación de estas características se trabaja de 18 en 18 y en función al servicio cada efectivo trabaja de tres en tres aunque el mínimo es en pareja. La seguridad siempre me la da mi compañero. Es una comunidad reunida enel trabajo; el hombro con hombro es fundamental, tengo que confiar más en mi compañero que en mí.
A ello se suman unas cualidades físicas específicas dado que cada agente lleva encima hasta 18 kilos encima, lo que exige una preparación física elevada. No se sabe la duración del servicio y a la hora uno no puede estar cansado. De ahí que muchos miembros del grupo tengan conocimiento en defensa personal, judo o boxeo.
Intervenciones que se repiten cada semana, con hasta 43 diferentes supuestos sólo en el interior del acuartelamiento, con el objetivo de entrenar cuerpo y mente. Actuaciones en las que no se piensa, sólo se actúa.
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