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El guía de la cueva de Llamazares no se siente culpable «porque nunca quise matar a mi prima»

El guía de la cueva de Llamazares no se siente culpable «porque nunca quise matar a mi prima»

El acusado desconoce porqué disparó o se escondió en una cueva pero remarca que de haber querido huir hubiera ido al monte «porque sería dificilísimo encontrarme» y que para garantizar la muerte de un animal «dispararía en la cabeza o el tronco nunca en el abdomen»

a. cubillas

Martes, 24 de mayo 2016, 10:08

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Muestra arrepentimiento por lo sucedido aunque recuerda que ni fue su intención ni tuvo conocimiento de sus actos. Es el testimonio de Leandro Avelino durante la primera sesión del juicio en el que se enfrenta a una pena de entre 22 y 24 años por matar a su prima con una escopeta de postas el pasado 1 de junio de 2013.

Pasadas las 12:00 horas de este lunes, el acusado llegaba a la Audiencia Provincial de León donde hasta el próximo viernes se celebra el juicio contra el que durante años fuera guía de las Cuevas de Llamazares de Redipuertas que ya fue condenado por la muerte a cuchilladas de otro vecino por diferencias sobre la Guerra Civil.

En aquel entonces, el juez estableció una pena de cinco años que cumplió en el Centro Penitenciario Psiquiátrico de AIicante por enajenación mental. Patología psiquiátrica en la que se ha basado su defensa para remarcar que la muerte de la víctima no fue voluntaria.

Durante su declaración, la primera que ha prestado a lo largo del procedimiento al entender que era más interesante hacerlo ante los miembros del jurado, Leandro se describió como un amante de la naturaleza que prácticamente no mantenía relación con su familia porque ya no consultaban nada conmigo. Me habían dejado de lado.

De ahí que no mantuviese relación alguna con su prima Mari Carmen, la que recuerda con un carácter fuerte como todas las mujeres de esa zona, y con la que solo mantuvo una discusión: la que desencadenó el crimen.

Fue una discusión muy pequeña que empezó al ver que estaba tirando unas ramas donde no debía. Sin embargo, ella estalló y comenzó a decirme que me iba a arruinar la vida y que a mí me perro le iba a matar porque no les dejaba dormir.

Posteriormente, el acusado entró en casa y cogió una escopeta de postas para disparar en el abdomen a su prima. Sin embargo, Leandro no se acuerda lo que hizo después de la discusión. Me sacó de quicio con sus gestos. Bailoteaba y se reía. Pero no me acuerdo lo que hice después. A duras penas recuerdo haberla matado. No recuerdo ni haber disparado.

En cualquier caso, Leandro aseguró dolerle muchísimo lo ocurrido aunque eso no significa que yo quisiera matar a mi prima. Nunca tuve la intención de hacerlo, remarcó el acusado, que además recordó que ya había mostrado su perdón a través de una carta. Fue lo que sentía. Por su parte, el letrado, recordó que no se siente culpable porque no es culpable.

En el monte no me hubieran encontrado

En este sentido, Leandro recordó que el día del crimen estuvo en el bar y comiendo en casa de su tío aunque no pudo señalar con exactitud la cantidad de alcohol que bebió. En cualquier caso, recordó que a diario solía ingerir un litro de vino y dos o tres copas de orujo. Lo habitual.

Asimismo, Leandro tampoco pudo precisar por qué después de matar a su primera se escondió en una cueva aunque, a preguntas de su letrado, recordó que era un lugar pequeño y sin salida y que en caso de querer huir hubiera ido al monte. Sería dificilísimo que alguien me pillase. Conozco la zona perfectamente.

Por último y sobre el disparo, el acusado, experto cazador, recordó que en caso de querer matar a un animal siempre apuntaría a la cabeza o al pecho y no en el abdomen como hizo con su mira. Un primer testimonio que centró la primera jornada de este juicio que se prolongará hasta el próximo viernes y al que segurirán los testimonios, entre otros, de la pareja o la hija de la víctima.

Previo a la declaración, la fiscal insistió en que el acusado tenía ganas a la víctima porque arrastraban problemas familiares desde hacía tiempo. Además, recordó que el acusado ya había matado a otra persona en el año 1979, unos hechos por los que alegó trastorno mental transitorio. Han pasado tantos años que se cancela el delito, declaró la fiscal, que lamentó que le saliera barato acabar con la vida de otra persona, algo por lo que figura que L.A.L carece de antecedentes penales.

La acusación particular, por su parte, recordó que la muerte de la víctima se produjo como consecuencia de un único disparo y no se podía fallar, además de que puntualizó que las pruebas realizadas posteriormente, y de las que se hablará en los próximos días en este juicio, pusieron de manifiesto la presencia de restos de disparos en la ropa del acusado.

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