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Constantini muestra cómo fabrican el jabón.
Lejos de Siria, el jabón de Alepo encuentra refugio en los suburbios parisinos

Lejos de Siria, el jabón de Alepo encuentra refugio en los suburbios parisinos

Los refugiados mantienen el método de tradición ancestral de más de 3.000 años en la fabricación

Diane FALCONER (AFP)

Martes, 20 de diciembre 2016, 03:48

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Víctima colateral de la guerra en Siria, el famoso jabón de Alepo, conocido por sus propiedades hidratantes y suavizantes, encontró refugio en los suburbios de París, donde una empresa preserva esta tradición con la ayuda de un fabricante sirio.

La zona industrial de Santeny, al sureste de la capital francesa, no se parece en nada al histórico zoco de Alepo, otrora lleno de bazares centenarios y hoy en gran parte destruido. Sin embargo, es ahí donde una empresa fabrica jabón de Alepo, herencia de una tradición ancestral siria. Los perfumes de aceites de oliva y laurel invaden desde la entrada los corredores de esta fábrica. Dentro, montañas de jabón vegetal terminan su proceso de secado.

Vestido con una bata blanca, Hassan Harastani remueve una mezcla color verde en un enorme recipiente en ebullición. Mientras, habla en árabe con Samir Constantini, un médico que se lanzó en la cosmetología. Fue este último quien creó en 2004 la empresa Alepia. Al principio, importaba el famoso jabón de Siria y luego decidió lanzarse en su producción. Su proyecto consistía en montar una fábrica de jabón en la periferia de Alepo junto a Hassan Harastani, maestro jabonero.

Pero, en 2011 estalló el conflicto sirio y casi todas las fábricas de jabón, que atraían a turistas de todo el mundo, fueron arrasadas. El maestro y su familia tuvieron que abandonar Alepo, presa de mortíferos combates. "Dejamos nuestro país, nuestras casas, nuestras empresas, nuestros amigos", cuenta.

Antes de la guerra, la región de Alepo contaba unas cincuenta fábricas de jabón. Ahora, solo quedan una o dos, asegura Harastani. "Tenía muchos clientes en Siria pero también en el extranjero, en Francia, Italia, Alemania, el Golfo, Corea del Sur, Japón, China...", enumera. "Era una persona normal, amaba mi trabajo y a mi familia, tenía buenas relaciones con mis clientes (...) Es la única profesión que he ejercido en los últimos 35 años".

Cuando Samir Constantini le propuso venir a Francia, Harastani no dudó un minuto. Después de largos trámites administrativos, llegó a París y retomó su actividad de maestro jabonero. ¿Pero el jabón de Alepo "made in France" puede llamarse jabón de Alepo? Para Constantini es posible. "La apelación jabón de Alepo es un método de fabricación, un secreto transmitido de padre a hijo", apunta. "Cuando un gran chef francés abre un restaurante francés en Nueva York, sigue siendo cocina francesa y no neoyorquina. Es lo mismo para un jabón, es fabricado por el gran maestro jabonero Harastani, por lo tanto es el verdadero jabón de Alepo".

Saponificación, cocción, liquidación, corte, secado... Se respeta el método de tradición ancestral de más de 3.000 años en la fabricación de este jabón. "Me siento muy orgulloso de preservar esta tradición y de hacerlo respetando la técnica original", añade Samir Constantini. "Es un método que no se pierde y que sigue presente pese a los eventos en Siria".

La guerra en Siria ha dejado más de 310.000 muertos. Las fuerzas del régimen de Bashar al Asad, que rodean a los rebeldes en el este de Alepo, están a punto de retomar el control total de la ciudad, mientras que la ONU denuncia numerosas atrocidades cometidas contra civiles.

El conflicto sirio "se ha convertido en una guerra mundial, no va a terminar pronto si las grandes potencias no se ponen de acuerdo. Lo más simple para nosotros es seguir fabricando este jabón mientras esperamos que la paz regrese", dice Samir Constantini. Hassan Harastani, por su parte, está seguro que un día volverá a Siria. "Mientras tanto, fabricamos este jabón en Francia".

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