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Begoña Gómez y Pedro Sánchez, en una playa de Ibiza durante sus vacaciones de 2016. Gtres
Primer verano en el Gobierno

Primer verano en el Gobierno

Pedro Sánchez estrena vacaciones como presidente y es probable que se quede sin ellas | El país no es el mismo que dejaron los líderes políticos el último agosto

Javier Guillenea

Domingo, 15 de julio 2018, 11:03

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Quién se lo iba a decir a Pedro Sánchez hace un año, cuando apuraba las últimas aceitunas del verano en el chiringuito Aku-Aku de Mojácar. Meses antes, en mayo, había sido reelegido secretario general del PSOE, pero su popularidad no acababa de cuajar, no terminaba de remontar en las encuestas. Pocos apostaban por ese socialista con aires de Kennedy y habla impostada que tan bien daba en televisión.

Nadie se imaginaba entonces que aquel sería el último verano de una etapa histórica en España y que las vacaciones no volverían a ser las mismas para sus principales protagonistas. Sin la pesada carga del poder a sus espaldas, Mariano Rajoy disfrutará este año de sus primeros días de reposo en libertad en mucho tiempo. Ya no tendrá que poner cara de estadista mientras come una tortilla para quedar bien en las fotos, eso se lo deja a Pedro Sánchez, que desde el primer minuto se ha puesto manos a la obra. El nuevo presidente lo va a tener muy difícil si quiere volver a tomar aceitunas con tranquilidad en un chiringuito.

Eso es al menos lo que opinan no solo sus colaboradores sino también su esposa, Begoña Gómez. «Lleva un mes en la presidencia, no ha tenido tiempo de plantearse las vacaciones de verano, eso no está sobre la mesa», aseguran desde La Moncloa. «Este año pasaremos el verano en La Moncloa, ya que todo ha sido muy rápido», ha declarado la primera dama.

Queda sin embargo una leve esperanza, si no de vacaciones, sí al menos de alguna escapada. «A lo mejor a finales de julio lo tiene más claro», señalan en La Moncloa. Será entonces cuando quede fijada la agenda de los consejos de ministros de agosto, que marcará el futuro veraniego de los miembros del gabinete. Todo depende del número de reuniones que se convoquen.

A finales de junio Pedro Sánchez acudió a la cumbre de la Unión Europea que discutió en Bruselas el problema de las migraciones. Esta semana ha vuelto a viajar a la misma ciudad para participar en su primer encuentro de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN. El presidente español ya forma parte del exclusivo círculo de los líderes mundiales, ha estrechado la mano al poder, es uno más de ellos. Y eso significa que lo de volver al chiringuito está en el aire.

«Es lo de siempre», dicen en La Moncloa. Cuando un nuevo presidente piensa en sus vacaciones lo primero que se le ocurre es veranear en el mismo lugar de toda la vida, que por algo controla los lugares donde sirven las mejores tapas, pero pronto se topa con la realidad. Mariano Rajoy tuvo que dejar Sanxenxo para pasar sus días de descanso en una casa rural de Ribadumia, mucho más fácil de vigilar para sus escoltas. «Aún no lo sabemos, pero cuando Pedro Sánchez se coja vacaciones igual quiere ir a Mojácar y es posible que no pueda por problemas de seguridad. No depende de él sino de su equipo, que le puede decir que vaya a otro sitio», afirman en La Moncloa.

Sánchez compró en 2001 un apartamento en la localidad almeriense de Mojácar, en la que había pasado varios veranos en compañía de su tío. El piso, que le costó 120.000 euros, está situado en un antiguo hotel reconvertido en viviendas enclavado en la ladera de una montaña. Es un inmueble modesto, sin grandes pretensiones estéticas pero con vistas al pueblo y a la playa, al que el matrimonio presidencial suele acudir a descansar con sus dos hijas, Ainhoa y Carlota.

Cuando se desplaza a Mojácar, la pareja frecuenta el Aku-Aku, donde suele dar cuenta de unas buenas paellas. En ese chiringuito fueron sorprendidos a principios de agosto de 2016, después de varios días en los que a Sánchez se le dio por desaparecido en combate tras su derrota en las elecciones generales del 26 de junio. Luego se supo que el entonces líder socialista había tratado de limpiar sus heridas con una larga gira vacacional por Mojácar, Ibiza y Benicasim.

Todo eso ha cambiado. Pedro Sánchez no es el mismo de aquel último agosto ni España tampoco. Ahora es el presidente y mientras lo sea, sus veranos no volverán a ser lo mismo. Es una de las pegas del poder, no se puede tomar aceitunas en un chiringuito sin que te miren.

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