¡Gracias hemos de dar siempre a los artistas que tienen el don de hacer sentir a la gente!
¡Gracias por su esfuerzo en pro de que haya belleza en nuestra vida!
Es una muestra plástica uniforme e imaginativa, surrealista, colorista, casi naif por momentos, otras veces onírica y siempre estimulante con grabados, dibujos, monotipos y pequeños lienzos, y pequeñas emociones difíciles de entender y de olvidar: un conjunto genéricamente titulado VOLVER A LOS DIECISIETE.
En efecto es eso: imágenes de belleza abstracta colgadas por las paredes de nuestra alma para hacernos regresar.
Yo las miro como entonces a ti así, sentado sobre una piedra y con mi ropón de pueblo manchado por la sangre de un atardecer hemofílico de primavera ardiente, y tu amor se me enrosca de nuevo al cuello como un recuerdo bello o como un cuadro o el cuerpo de nuestra gata amada, gata rusa como traída por algún combatiente de las Brigadas Internacionales y que por eso, bien lo sabes, tiene algo de zarina verde. La camada de la belleza son los artistas. La revolución que sí puede ser. Regresar.
Volver a los diecisiete contigo, sí, que no envejeces, que pareces un cuadro de Alexandra Domínguez, que de hecho a veces creo que el tiempo se ha enamorado de ti y por eso pareces un retrato inmortal de ti misma mientras tomamos una copa en la Plaza del Grano (al pasar por la plaza, por el cuadro, y tocar el suelo con las suelas de los zapatos las piedras nos parecen un cuerpo y la noche se enciende; la ginebra en tus ojos abre surcos de niebla; así me dices sin decirlo que esa es la mirada que precisan los cuadros de Alexandra Domínguez; la mirada embebida; viva la belleza; y el amor).
En efecto a entrar en una tienda de juguetes antiguos se ha parecido visitar la exposición de Alexandra Domínguez VOLVER A LOS DIECISIETE: entre una muñeca rusa y un soldadito de plomo me he encontrado, delicado y latiente, inolvidable, tu corazón.
Luis Artigue
www.luisartigue.es